Ante el ritual a ejecutar esta madrugada es indispensable tener a mano unos guantes de látex. La operación requiere de precisión quirúrgica y de toda la asepsia posible.
Es necesario precalentar las manos. Para ello se frotarán la yema de los dedos con suma parsimonia lo que garantizará máxima sensibilidad para proceder al cambio horario.
Es recomendable almorzar de manera apropiada, beber mucha agua y mantenerse físicamente activo hasta el momento de la ejecución.
Adviértase, entonces, cómo entre las dos y las tres de la madrugada, la velocidad del tiempo es tal que una hora pasa en un momento sin que se trate de una alucinación temporal.
No hay que dejarse atrapar por el pánico al saber perdida una hora de reloj. En caso contrario podría derivar en una crisis de ansiedad no deseable a nadie.
Siempre, en positivo, se puede pensar lo insalubre que podría haber resultado ese tiempo de haber existido.
Tras el ejercicio, guardar un reloj con la hora antigua para imaginar que anticipamos nuestras acciones.