Cuentan que los grandes escritores, con el paso del tiempo, pierden la capacidad de sorprenderse a ellos mismos al trabajar sus narraciones, tal es el grado de profesionalidad que alcanzan. Han escrito tanto que su mente les crea, en ocasiones, espejismos entre los seres reales y sus criaturas.
Así me contaron que para García Márquez es frecuente soñar con Aureliano Buendía. A Vargas Llosa en cierta ocasión le paró un señor en la calle con quien mantuvo una breve conversación y que se despidió como el capitán Pantaleón Pantoja.
En otros casos terminan por confundirse con su realidad literaria como Juan Rulfo de quien dicen que se le escuchó decir, mientras se le escapaba la vida, que lo enterraran en Comala. Beckett llegó a asegurar que recibió una carta firmada por Vladimir y Estragon donde le reprochaban que ellos fueran existencialistas. Incluso Cortázar refiere que un día se le presentó, en su domicilio de París, Johnny Carter para que le prestara algo de dinero. James Joyce mencionó haber compartido un almuerzo con el mismísimo Leopold Bloom. Borges dijo que tenía un negro para escribir que era el propio Borges. Y de Faulkner se dice que tuvo trato con los Compson y se encargó de buscar un centro especializado para el propio Benjy.
Soy bastante escéptico y me cuesta creer en estas cosas pero las fábulas urbanas están ahí para quien quiera creerlas.
8 apostillas:
Jajajaja que bueno, a mi no me cuesta tanto creerlo.
QUe horror seria para mi cruzame en alguna calle de Buenos Aires con algunos de mis personajes, creo que antes de saludarme me golpearian por hacer tan dificil su existencia xD
Nos Leemos!
Sea como sea, lo lindo es que podría escribirse un libro nomás de eso. La pregunta, claro, es: al escritor de dicho libro, ¿quién se le aparecería?
Y con el paso del tiempo, los lectores dudan acerca de quién fue real y quién imaginario. Si fue Cervantes quien escribió El Quijote o si fue el hidalgo quien utilizó a Cervantes para que trajera su historia a la luz; o si fue Hamlet quien se apropió de un escritor misterioso para que le alumbrara. Del diálogo entre el escritor y sus criaturas surge la literatura. No son leyendas estrambóticas las que tú has evocado. A veces los entes ficticios tienen una fuerza que ya quisieran para sí, los seres de carne y hueso.
Pues mira que hoy mismo he dado esos escritores en literatura :P
Pues deja de escribir, o qué... ¿no te dá miedo?
Yo no lo veo tan extraño. ¿Durante cuántos años habrán estado pensando y escribiendo sobre unos mismos personajes¿ Y luego, ¿cuántas veces tuvieron que hablar de ellos en entrevistas, en conferencias, en discusiones?
Un saludo, Joan
A mí me gustan estas "leyendas urbanas", las prefiero a otras. Crean una especie de magia...
MUACK!
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