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Sinapsis

30.9.24


La literatura inventa formas de eternidad.



Exposiciones

14.10.22



Contemplo las fotografías de las grandes genialidades literarias. Mi mirada se detiene un momento reflexivo en sus rostros y pienso que si no supiera quiénes son, no serían más que unos anónimos y desconocidos sujetos, habitantes de este mundo, a las cuales no he conocido personalmente ni me ata vínculo afectivo alguno. Jamás me crucé con ellas en la calle, ni tropecé al entrar en el transporte urbano, ni coincidí en el despacho del pan o haciendo cola para resolver un trámite administrativo. No tuve ni una discusión vecinal o una mirada sospechosa al cruzarme en un pasadizo, o un prejuicio por su mala pinta, ni tan siquiera jamás nos dimos unos buenos días. Es así, mientras los miro percibo que son seres humanos ajenos a mi vida, daguerrotipos de personas excepcionales en su oficio con las que nunca compartí alguna latencia cotidiana. ¡Ah! pero sus textos sí, su hermosa y profusa producción literaria.



Quiméricos

15.9.22



Buscar un hueco imposible en la escritura, ese espacio vacío desocupado por todas las grandes genialidades de la literatura, algo insólito de encontrar.




Condescendientes

8.9.21



La literatura hoy es consumo y su producto es algo agradable para que sea vendible. De ahí que quienes escriben se muestren dóciles a los criterios editoriales, los cánones académicos y los lectores acríticos. Es una escritura complaciente.



Identidades ignotas

18.6.20



Lo defiendo desde hace tiempo: en primer término es la lectura y el lector. En un segundo plano más tenue, casi desaparecida, la autoría. Y sin embargo vivimos tiempos de escritores narcisistas enfermos de egolatría, cuyos nombres brillan más que sus obras. Lo he recordado al ojear este pasaje de la publicación ‘Leer contra la nada’ de Antonio Basanta: «Lo vi escrito en una de las bibliotecas de Medellín: ‘Quien lee no está haciendo algo; se está haciendo alguien’. (No recuerdo el autor de tan bello aforismo. Y esta amnesia cada vez me ocurre con mayor frecuencia. Recuerdo con precisión lo leído, pero olvido la identidad de quien lo ha escrito. Es como volver al origen de la literatura, siempre anónima)».



Extremidades

16.6.20



La sensación al escribir en los márgenes de la literatura es la de estar en tierra de nadie, y si nadie es su dueño es un espacio poco común pero libre, sin demarcaciones academicistas o editoriales, con anotaciones que exploran los confines de lo establecido y sus servidumbres. Acotaciones perdidas en cada hoja del libro que estamos siendo.



𝙉𝙤𝙣 𝙨𝙚𝙧𝙫𝙞𝙖𝙢

18.2.20



Según Jorge Larrosa, «la literatura no reconoce ninguna ley, ninguna norma, ningún valor. La literatura, como lo demoníaco, sólo se define negativamente, pronunciando una y otra vez su non serviam. Tratando, desde luego, de la condición humana, y de la acción humana, ofrece tanto lo hermoso como lo monstruoso, tanto lo justo como lo injusto, tanto lo virtuoso como lo perverso. Y no se somete, al menos en principio, a ninguna servidumbre. Ni siquiera moral. La experiencia de la literatura es extraña a la moral, escapa a la moral, y no se somete, sin violencia, a su soberanía». Este es un ejercicio de libertad y de libertarios que escogen autogestionar su escritura en campos de la palabra, escrutando en el pozo de las vacilaciones, escudriñando en los campos de la imaginación y en la alfarería del pensamiento. Qué más amoral que importunar ciertos tratados del género con la insubordinación literaria.



Sorpresivo

12.2.20



Algunas personas piensan que se aprende a escribir leyendo literatura y así lo es, aunque no únicamente, porque se escribe desde el sentimiento de la vida, de entrar en todas partes y hablar con mucha gente, de ser zarandeado por lo humano. Es entonces, distanciado del frío laboratorio donde se fabrican los textos, cuando hay que regresar a ese lugar para fecundar la escritura. 



Paradigma literario

19.12.19



Sospechamos que la Literatura tal como la conocíamos ya no existe, pero seguimos escribiendo.



Puntual

24.6.19




A veces es necesario saber cuál es el momento oportuno para abandonar las cosas. Me ocurrió con el estudio de la Literatura del que me aparté al terminar el Bachillerato. Desde entonces no he dejado de saborear las letras con pasión iconoclasta.



Literatura actual

17.2.17



Lo original no existe, lo interesante es poco, lo duradero es nada.



Tipología de lector

13.10.16



Hay un tipo de lector que no consume buena literatura, devora historias —quizás influenciado por los hábitos y el adiestramiento audiovisual— cuanto más simples mejores.



Vocación

27.5.16



Reflexionando sobre el hecho de ser escritor recuerdo toda la energía destinada a ese empeño durante mi juventud. Más que la escritura en sí estaba el hecho de producir páginas y extraviarme en la prosa y el verso, afanoso de engordar un currículo que respaldara esa denominación de escritor.

Ahora, después de tantas páginas escritas, de invocar la palabra y ahogarme en los textos, es cuando más apocado tengo el sentimiento de ser escritor, cuando menos siento la necesidad de significarme en el mundo de las letras, agotado el furor juvenil y libre de la ambición adulta.

Es, en este momento, cuando reposan las letras en el exilio de la literatura, en la frontera de la identidad perdida, en lo transliterario, donde lo que menos importa es ser función de escritor y sí vivir dentro de ella.



Viva la juerga

18.3.16



Para Terry Pratchett «escribir es lo más divertido que se puede hacer sin ayuda». Y es cierto. Si algo destaca en la literatura es su carácter de entretenimiento, por encima de los estudios de los eruditos, de los críticos casposos y del dichoso canon. Si no que se lo pregunten a los lectores y a los seguidores de cualquier género literario mientras devoran páginas sin compasión. 

Es por eso que más allá de dar consejos y lecciones prefiero recomendar libros, lecturas que me hicieron pasarlo bien y otras que hubiera gustado haber escrito. Cuentos o poemas que me transportaron al mar de los sentidos y de la imaginación. Y sobre todo historias que me entretuvieron. 

Ahora me pasa que, a fuerza de practicar la escritura, me he convertido no en un escritor sino en un juerguista.



Excelencias

8.1.16



Decía Jules Renard: «oficio curioso el de la literatura: mientras menos se hace, mejor hay que hacerlo». Buscar la perfección tiene ese riesgo y solo los genios son capaces de alcanzar.



La escritura total

29.10.15



Escribir es un ejercicio de libertad que no puede ser sometido o circunscrito a un formato. Se escriben grafitis en las paredes, se apuntan frases en los bloc de notas o se anotan millones de textos virtuales. Algo que nos parece hacer ver que ya no solo existen escritores en sentido ortodoxo. 

Llevo más de diez años escribiendo en soporte digital y publicando en Internet a través de esta bitácora y otros blogs, a lo que hay que sumar la comunicación a través de las redes sociales (Twitter, Facebook, Google+) sin que ni uno de mis textos haya ido a parar al papel. Escribo microcuentos, aforismos, poesía o ficción, con toda la heterodoxia que quiero y sin ningún filtro ni servidumbre que no sea la que yo me administre. 

Es esta una etapa nueva en la literatura y la escritura creativa que no se aviene al canon clásico conocido y asimilado por la industria cultural. Es una oportunidad para practicar y aventurarse, para disfrutar y desintegrarse si fuera necesario.



Resonancia

24.9.15



Será como Karl Kraus señala, que «la literatura existe cuando algo pensado es al mismo tiempo algo visto y algo escuchado. Se escribe literatura con el ojo y con el oído. Pero debe ser leída para que sus elementos se enlacen. Solamente al lector (y sólo a aquel que es un lector) se le queda en la mano. El lector piensa, ve y escucha, y recibe la vivencia en esta trinidad que el artista le dio a la obra. Se debe leer, no escuchar, lo que está escrito. Para reflexionar acerca de lo pensado, el escucha no tiene tiempo, así como tampoco lo tiene para volver a ver lo que ya vio. Pero bien podría hacerse el sordo con lo que escuchó. Sin duda un lector también escucha mejor que un escucha. A éste sólo se le queda una resonancia. Ojalá que esa resonancia resuene con suficiente fuerza como para convertirlo en lector, y que así pueda recuperar lo que desaprovechó como escucha». La literatura es algo sentido fuera de la atenazante mentira de los críticos y del mezquino negocio editorial.



Desconectados

16.7.15



Para David Foster Wallace «una obra de ficción es una conversación que permite enfrentarse a la soledad esencial que se da en el mundo. Entre los seres humanos se da una situación de incomunicabilidad de emociones. La comunicación entre el creador y el lector es algo extraordinariamente misterioso. La buena literatura provoca una experiencia que permite trascender el aislamiento de orden subjetivo». Esa conexión tantas veces imaginada y que es un enigma contenido en las palabras.



Literatura juvenil

20.11.14



Infantilizar a los lectores con ese subgénero idiotizado que llaman ‘literatura juvenil’ me parece un error. Recuerdo que antes de los 18 ya leíamos autores como Márquez, Cortázar, Borges, Umbral, Cela y muchos clásicos. Una obra bien escrita es una obra adulta que la puede leer cualquier lector con independencia de su edad. Lo demás me suena a mercadotecnia editorial y a vender modas.



Metaplasmo

24.11.10



¿Un profesor de Literatura es un guía espiritual de escritores?