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Catárticos

13.10.25


Quien escribe no comunica: se purga. La escritura no siempre nace del deseo de ser comprendido, sino del impulso de ordenar el caos interior. Contar lo que ocurre sería narrar un hecho; escribir, en cambio, es transformarlo. El escritor no busca testigos, solo persigue sombras. Por eso escribir es un acto profundamente solitario y autárquico, una conversación con lo que dentro de uno aún no tiene nombre. Lo que se comparte después es apenas un residuo, una piel que ha mudado. La paradoja de este asunto es que cuanto más se escribe para sí, más próximo se está de los otros. Porque lo personal, destilado en palabras, se vuelve universal. Así, quien escribe no cuenta lo que le ocurre, sino lo que le ocurre al hecho de ocurrir. No relata su vida, más bien la piensa, la deforma, la interroga hasta que deja de doler o hasta que duele con belleza.


No Nobel

11.10.25


¿Quién me mandaría a mí meterme en el berenjenal de la escritura? Es algo enfermizo ahora que lo miro desde esa cumbre que es la edad. No me ayuda a resolver problemas, no me hace ganar dinero, me procura bastante torpeza frente a otras habilidades sociales y me frustra cuando no logro la perfección creativa. Igual es que cuando dan el premio Nobel de Literatura y no suena mi nombre, me deprimo, o me vengo abajo cuando leo entrevistas de autores rutilantes que ganan mucho dinero. Puede que sea eso o que debo enfrentarme a la ardua tarea de estar vivo y resolver angustiosos asuntos burocráticos. Ahí sí que hay buena literatura, en esos despachos y en esos retruécanos administrativos, cómo para escribir de ellos en placentera e inútil venganza.


Destripamiento

10.10.25


Nunca he tenido un diario, al modo tradicional, digo, aunque siempre he escrito hasta en las paredes si era necesario. Ahora este blog cada vez se parece más a un espóiler de mi vida, maravillosa mientras sea vida, pero puñetera en cuanto a consecuciones artísticas. El ser humano tiende a hacer analogías y comparaciones y quienes tecleamos y garabateamos palabras también. Lo solemos hacer fantaseando con cuantas personas han parido libros y sus nombres han quedado como marcados en el cielo de la literatura como rutilantes estrellas. A mí me pasa y por eso me estrello contra la realidad tantas veces, o me pasaba, hasta que te das cuenta que tu eres un yo propio escritural distinguible de otros también singulares.

Y entonces entiendes que no se trata de brillar, sino de persistir. No de ser estrella, sino de ser combustible, aunque a veces duela arder. La escritura deja de ser una aspiración y se convierte en una forma de respiración, en un modo de mantener con vida lo que, de otro modo, se perdería en el ruido del día.

He llegado a pensar que escribimos no para que nos lean, sino para que algo dentro de nosotros se escuche. Cada palabra que dejo aquí, en este espacio deletreado, es como una pequeña vibración que busca su frecuencia en el aire. Tal vez alguien, en algún punto, la perciba y resuene con ella, pero eso ya no me obsesiona. Lo importante es que exista ese temblor, ese pulso, ese gesto que dice que sigo aquí pensando, sintiendo, agotándome.


Aburridos

9.10.25


En un lugar de la Mancha, en una galaxia muy, muy lejana o en este blog, crecen las cosas que son contadas. Pero sobre todo, en esta bitácora veinteañera lo que crece es una escritura aburrida de sí misma, contagiada por el espíritu del tedio que, día tras día se repite por su scroll en expresiones aburridas de literatura. Es una manera de sentir el fracaso y la frustración de quien no es capaz de decir algo interesante que sugestione a las almas lectoras.

Quizá escribir no sea ya más que un gesto vacío, un tic de la costumbre, una manía que sobrevive a la inspiración. El lenguaje, domesticado por la rutina, bosteza entre párrafos cansados de sí mismos. El que escribe, este pobre yo multiplicado en pronombres, se mira al espejo de las palabras y no se reconoce. Ni épica, ni lirismo, ni lucidez: solo el eco apagado de una voz que intenta, sin fe, mantenerse encendida.

Y sin embargo, sigo. Escribo aburrido porque no sé no hacerlo, porque el silencio me pesa más que mi mediocridad, porque en algún rincón del tedio todavía late la posibilidad de una frase viva, una que no huela a repetición o sí. Tal vez mañana, o dentro de mil escritos, aparezca. Mientras tanto, seguiré aburriendo mientras me aburro de escribir.


Prestidigitación

18.8.25


Escribir es crear magia donde solo hay realidad.


Pendulares

16.6.25


El dilema de quien escribe: vivir lo que se escribe o escribir lo que se vive.



Sísifos

9.6.25


Escribir es un proceso infinito.



Partículas

2.6.25


A pesar de todo y ante todo, bajo toda sospecha y sobre toda duda. Con obstinación, con trabajo, con paciencia, con insistencia y sin extenuación. En lo oscuro de la soledad, en la plenitud del lenguaje, en la sencillez de las manos, en la desnudez del pensamiento. Donde se acaba y se vuelve a empezar, donde nunca se deja de aprender, donde se pone el alma, donde se pierde el tiempo. Entre líneas sosegadas, tras el silencio, sobre lo que no se encuentra y sobre lo que se arriesga. Contra el desaliento y la vacilación, durante la exasperación y el regocijo, mediante el sentimiento de abandono, para lamerse las heridas, para desentrañarse en el espejo de la vida, so pretexto de cambiarlo todo. Por lo vivido, por lo soñado, por lo anhelado, por lo sentido, versus la desolación y el desfallecimiento, vía de la dicha. Según se aligera la letra, hacia la luz y hacia el sueño, hacia lo incomprensible. Marginalmente. Desde siempre y hasta nunca jamás. Así se escribe. Así escribo.


Subsistencias

26.5.25


Ya no sé vivir si no escribo.


Amor sentido

17.5.25


Una persona que escribe sabe que la gente le quiere cuando es leída.


Paroxismo escritural

5.5.25


Además de una acción de libertad, escribir es un acto de rebeldía ante el mundo.



Ahíncos

31.3.25


Aun sin el favor del público puedes escribir para ti.


Desmemoriar

29.11.24


Escribo para olvidar lo que escribo.



Desarmado

9.11.24


Soy vulnerable: me dedico a escribir y eso me debilita.



Preeminencias

27.8.24


Escribir es dominar el arte del fingimiento.



Pergaminos

6.8.24


Mi conciencia que morirá conmigo será solo conciencia en aquello que escribo.


 

Extrínseco

25.5.24


Cuando escribo ya no soy yo sino ese otro yo que escribe.



Espesamiento

26.2.24


Cada aforismo escribe un libro.



Increíble

19.2.24


Más allá de que lo escrito tenga repercusión o no, está el hecho prodigioso de lo creado.



Vindicantes

3.2.24


Escribir es reivindicar ante el papel lo que la mente idea.