Los arquitectos del Nabopolassar presentaron los planos para construir Etemananki (Fundación del Cielo y de la Tierra), pero más que un edificio diseñaron una rebelión. La confusión de las lenguas sólo les hizo retrasar sus propósitos.
Hoy construyen una torre, no cimentada en ladrillos pegados con betún, sino en materiales como el conocimiento, la información y la tecnología, que ha unificado su habla en un lenguaje binario. Babel crece en la estructura de Internet y esta vez no hay vuelta atrás.