Construimos la realidad según nuestras fijaciones. Así cuando alguien descubre en la mañana un mechón de cabellos en el lavabo y piensa en una creciente alopecia, ya no parará en todo el día de ver calvos en la calle. Si está en un proceso de separación su mirada se orientará hacia todas las parejas con las que se cruce. Si perdió un perro o un gato, cuya compañía le fue fiel durante años, no dejará de ver animales domésticos a su alrededor. Si a quien se ama tiene un coche de tal marca y determinado color, ningún automóvil con esas características pasará desapercibido.
Modelamos el mundo según nuestros afectos o quizás, más aún, por la carencia de ellos.
10 apostillas:
Atención selectiva, le dicen los psicólogos cognocitivistas...
Es divertida esta atención selectiva y es cierto que cuando una mujer está embarazada, ve a todas las que están embarazadas; cuando te has roto una pierna, tiendes a ver un montón de personas con el mismo problema; cuando tienes niños, te fijas en los niños de los demás; tienes un modelo de coche y te das cuenta de todos los que pasan iguales por la carretera. Yo no diría que es una obsesión, pero sí que nuestra atención es parcial y condicionada a lo que pasa por nuestro interior. Vemos el mundo como un reflejo del nuestro. Para bien y para mal.
Sesgos del pensamiento.Nuestra percepción e interpretación de las cosas definen la realidad. Y muy bien no lo hacemos, cuando andamos todos bien jodidos...
Triste pero cierto. Y eso se traduce en falta de libertad.
Recuerdo cuando mi amiga tenía un retraso considerable y decía que sólo se encontraba con embarazadas por la calle.
Me has hecho sonreír con tu entrada ;)
Un besico.
Seguro que sí. Al menos, yo tengo esa experiencia. Besos y hasta pronto.
Cierto, el mundo no existe. Existe "para nosotros". Por construir construimos hasta los colores.
Totalmente cierto. Lo peligroso es que la atención selectiva se convierta en obsesión. Como siempre, haciendo retumbar el alma. Gracias, Paco.
Sencillamente me parece un microtratado filosófico sublime.
Personalmente, extraigo la siguiente pregunta retórica:
¿Hasta qué punto somos nosotros la vara de medir a los demás, en el momento que los juzgamos?
Además, lo del tema de la alopecia nos toca de cerca a más de uno :P
Es así. Yo he llegado a enfadarme con la televisión por recordarme con tal saña mis problemas del momento, como si hubiera un grupo de guionistas cuya única preocupación en la vida fuera aguarme la fiesta. De todos los locos que llevamos dentro, el paranoico es uno de los más bulliciosos.
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