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Peligros

27.11.15



Siempre suena el mismo eco al escribir: «no serás nada. Por más que hagas: no serás nada» que escribió Jules Renard, o el «nunca seré nada» de Fernando Pessoa. En la vida y en la escritura hay que asumir riesgos.



Más allá

11.7.15

Fernando Pessoa dejó dicho: «hay bastante metafísica en no pensar en nada». Casi tanta como pensar en todo. La profundidad del pensamiento se precipita en lo infinito y no hay mayor abismo que la nada.

Palabreando

21.5.15



Fernando Pessoa, en el ‘Libro del desasosiego’, apuesta por el abandono en la escritura: «como todos los grandes enamorados, me place la delicia de la pérdida de mí mismo, cuando el gozo de la entrega se vive de una forma absoluta. Y así, muchas veces, escribo sin querer pensar, en un devaneo exterior, dejando que las palabras me hagan fiestas, como niño que llevaran al cuello. Son frases sin sentido, corriendo mórbidas, con una fluidez de agua sentida, un olvidarse…» Quién pudiera siempre perderse en aquello que ha escrito y no encontrarse repetido en cada página o fragmento, perseguido por su propia conciencia.

Añade Pessoa: «me gusta hablar. O mejor: me gusta palabrear. Las palabras son para mí cuerpos tangibles, sirenas visibles, sensualidades incorporadas. Tal vez porque la sensualidad real carece para mí de cualquier interés —ni siquiera mental o de ensoñación—, se me transmutó el deseo en aquello que en mí crea ritmos verbales, o los oye de los otros».  Y en ese juego mental permanecemos prisioneros.



Desde el puente

17.12.13



—Me maravillo de lo que he conseguido no ver.
—Tan importante como lo que se vio.
—A falta de saber, escribo.
—Y duerme tan tranquilo.
—No me remuerde la conciencia, sino estar consciente.
—Eso es quererse a sí mismo.
—El hombre es un egoísmo mitigado por una indolencia. 
―En eso se resume.
—Odiamos lo que casi somos. 
―¿Y qué somos señor Pessoa?
—Somos avatares de la estupidez pasada.



Moira

1.4.07




Sentimos envidia cuando los demás son afortunados y alivio cuando es la desgracia quien los toca. El azar radiografía, como nadie, la fragilidad humana ante los acontecimientos. Como escribió Pessoa: «espera lo mejor y para lo peor prepárate».