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Ficcionados

26.4.22



Los escritores narcisistas sueñan con autobiografías.




Escriturientos

5.11.20



Friedrich Nietzsche decía que «considerar el estado de escritor como una profesión debería, en justicia, ser considerado una forma de estulticia». Para Ítalo Calvino «el arte de escribir historias está en saber sacar de lo poco que se ha comprendido de la vida todo lo demás; pero acabada la página se reanuda la vida y uno se da cuenta de que lo que sabía es muy poco». Mientras que para  hay que «escribir más allá de la anécdota, de la obsesión o del dolor». Difícil saber qué ángulo elegir para saber de escritura, pero si escribo es para quedarme sujeto en la pantalla donde me trasformo en palabra y nada más.




Identidades ignotas

18.6.20



Lo defiendo desde hace tiempo: en primer término es la lectura y el lector. En un segundo plano más tenue, casi desaparecida, la autoría. Y sin embargo vivimos tiempos de escritores narcisistas enfermos de egolatría, cuyos nombres brillan más que sus obras. Lo he recordado al ojear este pasaje de la publicación ‘Leer contra la nada’ de Antonio Basanta: «Lo vi escrito en una de las bibliotecas de Medellín: ‘Quien lee no está haciendo algo; se está haciendo alguien’. (No recuerdo el autor de tan bello aforismo. Y esta amnesia cada vez me ocurre con mayor frecuencia. Recuerdo con precisión lo leído, pero olvido la identidad de quien lo ha escrito. Es como volver al origen de la literatura, siempre anónima)».



Matadores

23.4.16



La muerte de los lectores la encaminan los escritores que matan a las palabras.



Letras corruptas

22.4.11



Mañana es el Día del Libro. Fiesta y folklore en torno al libro —cada vez más descontextualizado—, la escritura y los lectores. También de los autores prisioneros del negocio editorial, muchos de ellos acusados de 'corruptos' en una página web titulada 'La fiera literaria'. Será que como malpensante que soy, no me sorprende nada esta página, aunque sí algunos de sus nombres. Claro que los escritores no están exentos de la naturaleza humana por muy geniales que resulten, como bien prueba el libro 'Escritores contra escritores' de Albert Angelo, donde se puede leer desde el «inaguantable» de Valle-Inclán contra Góngora, hasta el «me parece una mala escritora simple y llanamente, y llamarla escritora es darle cancha. Ni siquiera creo que Isabel Allende sea escritora, es una escribidora» de Roberto Bolaño contra Isabel Allende.



Metaplasmo

24.11.10



¿Un profesor de Literatura es un guía espiritual de escritores?



Escritores

23.4.07


Cuentan que los grandes escritores, con el paso del tiempo, pierden la capacidad de sorprenderse a ellos mismos al trabajar sus narraciones, tal es el grado de profesionalidad que alcanzan. Han escrito tanto que su mente les crea, en ocasiones, espejismos entre los seres reales y sus criaturas.

Así me contaron que para García Márquez es frecuente soñar con Aureliano Buendía. A Vargas Llosa en cierta ocasión le paró un señor en la calle con quien mantuvo una breve conversación y que se despidió como el capitán Pantaleón Pantoja.

En otros casos terminan por confundirse con su realidad literaria como Juan Rulfo de quien dicen que se le escuchó decir, mientras se le escapaba la vida, que lo enterraran en Comala. Beckett llegó a asegurar que recibió una carta firmada por Vladimir y Estragon donde le reprochaban que ellos fueran existencialistas. Incluso Cortázar refiere que un día se le presentó, en su domicilio de París, Johnny Carter para que le prestara algo de dinero. James Joyce mencionó haber compartido un almuerzo con el mismísimo Leopold Bloom. Borges dijo que tenía un negro para escribir que era el propio Borges. Y de Faulkner se dice que tuvo trato con los Compson y se encargó de buscar un centro especializado para el propio Benjy.

Soy bastante escéptico y me cuesta creer en estas cosas pero las fábulas urbanas están ahí para quien quiera creerlas.

Comedores de cadáveres

19.4.07


Cuando comencé a producir mis primeros escritos, esa especie de ejercicios de estilo llenos de errores, mi ingenua ambición me llevó a concursar en pequeños certámenes literarios. Se trataba de autoafirmar, supongo, mi incipiente afición que el tiempo y el corazón convirtieron en pasión. Mi primera experiencia -que algún día contaré- fue demoledora. Esa y otras cuantas más me alinearon en el bando de los anti-premios.

Uno de los argumentos que con más peso me decantó a esa militancia fue el que un día me comentó un viejo escritor provinciano con muchas anécdotas vividas. Él me dijo que los ‘comedores de cadáveres’ eran quienes más se beneficiaban de los concursos literarios. Llamaba así a los componentes del jurado, escritores también, que recogían muchas de las ideas, en la mayoría de los casos mal expresadas, como las piedras preciosas sin labrar, y que luego en sus propias creaciones ampliaban y pulían.

Encantos

26.3.06




Stevenson defendía que existe una virtud sin la cual todas las demás son inútiles; esa virtud es el encanto. Borges recuerda esta cita para habla de Oscar Wilde al que considera el más encantador de los escritores. Pero el encanto se tiene o no se tiene, no se puede aprender en ningún taller de escritura.