Criaderos de perlas

5.3.07


Hay quien compara al corazón con las capas de la cebolla que se superponen según la historia de sus sentimientos. Sin ir más lejos yo hice un símil en este mismo blog con la Dendrocronología. Pero hay quien señala que es más válida la analogía con el nácar donde un cuerpo extraño atrapado en el interior del molusco, es cubierto, lentamente, con una mezcla de cristales de carbonato de calcio y una proteína llamada conchiolina, hasta formar un corazón con las diversas capas del nácar. Me pregunto,entonces, si no ocurre igual con quien amamos: ese extraño a quien el corazón atrapa y cubre con la costumbre del amor.



6 apostillas:

franco dijo...

Me hiciste acordar al libro "La Perla", de John Steinbeck. Si bien no me gustó mucho, hay que tener cuidado con esas perlas gigantes que parecen ser un salvavidas de los desesperados.
Te hice un vínculo en mi blog, espero no moleste.

exLyda dijo...

La costumbre y no la rutina. Lo tendré en cuenta (si es que se me presenta la oportunidad).

Jonás dijo...

No sé bien si esto es muy cierto pero merecería serlo. La imagen es hermosa pero veo el amor como algo más accidentado, menos armónico, más azaroso. No saldría una perla tan perfecta. El amor está hecho con la materia oscura de nuestras imperfecciones, de nuestras limitaciones, de nuestras locuras. Habría perlas monstruosas y extravagantes; otras se quebrarían y dejarían de existir. El amor es incierto y en el mejor de los casos no deja de generar dudas.

Anónimo dijo...

El símil de la dendrocronología (que no lo había leído) me ha encantado...

Maritza Bueno dijo...

La serotonina es uno de los neurotransmisores que regulan los procesos emocionales, cuya acción, en caso de enamoramiento, produce hiperactividad de adrenalina, aumento de las frecuencias cardiaca y respiratoria, sudoración y tensión muscular... de manera que vale sustituir el corazón por el cerebro.

Cuando hablamos de eso que llamamos amor, estamos hablando de emoción, sensación... ¿es amor?

Nuestro cerebro es como una cebolla en el sentido de que vamos olvidando las capas mas superficiales y recordamos aquellas que están más cerca del centro (de la niñez).

¿Será la niñez la etapa en que verdaderamente amamos?

Anónimo dijo...

Cubrimos al otro con nácar para protegerlo de nosotros amorosamente :)