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Agorafilia

9.3.07




Si a la sensación morbosa de angustia o miedo ante los espacios despejados, como las plazas o las avenidas, se le denomina agorafobia, a lo contrario se le debería designar agorafilia.
Conozco a un tipo que dice sentirse bien en los grandes espacios vacíos de gente. Me explica que es una sensación como de recogimiento sentarse en las gradas de un estadio vacío donde parece distinguirse el eco de las voces que lo habitaron. Caminar por las calles de la ciudad vacía. Cambiarse solitario en el vestuario de una instalación deportiva. Deambular una mañana por un cementerio sin encontrar a nadie. Visitar un teatro o una sala de cine en su inacción. «En el silencio pareces percibir como rumor lejano de seres aquiescentes», me dice.
Lo curioso es que cuando me paro a pensar en ello, por momentos, ese tipo se parece a mí.

Espejo

3.3.05




A menudo pensamos en otras angustias que no son aquellas que verdaderamente nos atormentan. Nuestra felicidad radica en evadirnos de la verdad que engendramos. Esa es nuestra gran proeza y nuestra gran miseria: escapar de los que somos y nos esclaviza.