Infancia robada

16.4.07




Hubo un tiempo que los niños crecieron con los cuentos orales de sus mayores, la lectura de libros y las grandes aventuras cinematográficas. Luego llegó la televisión y la población infantil comenzó con el pragmatismo de la imaginación. Los héroes y sus aventuras, la magia y sus efectos, llegaron diseñados y envasados. Ahora se convierten en protagonistas de espectáculos infames que los avejentan.

Tanta prosperidad arruina este mundo.



8 apostillas:

Adise dijo...

Ésa es una de mis misiones en la vida, procurar que los niños no pierdan la magia de su mirada.

Un beso.

Veva dijo...

los juguetes son otros, los niños son los mismos. No desconfíes tanto.

Maritza Bueno dijo...

Tenemos tendencia a resistir los cambios. La generación de hoy cuando llegue a la madurez y tenga hijos, tendra las mismas quejas.

Antes, los niños nacían con los ojos cerrados, hoy nacen con los ojos abiertos. No me sorprendería que en un futuro nacieran con dientes (lo digo en serio).

Cervecerix dijo...

Mi abuelo siempre que me sorprendía viendo la televisión me la apagaba y me daba un libro de Julio Verne.

Consiguió dos cosas: una fue abrir un apetito por la lectura que aun mantengo. La otra que odiara al pobre de Julio Verne :-)

La prosperidad no arruina al mundo. Somos nosotros mismos quienes debemos luchar contra el robo de la infancia.

Jonás dijo...

Durante un tiempo se pensó que el bienestar de las clases explotadas, supondría un gigantesco estallido de creatividad en el mundo, dado que podrían dedicarse al arte aquellos que tenían que luchar para sobrevivir. No ha sido así. Las epopeyas que jalonaron la historia de nuestra cultura se han convertido en anodinas historias para niños en forma de infumables cuentos situados en el supermercado o en la agencia de viajes. La niñez occidental ha perdido la gran capacidad de misterio y magia que tuvo en otras épocas. Hoy se pretende que el mundo sea seguro por encima de cualquier otra consideración, y es, en consecuencia, un mundo trivial y adocenado, marcado por la preeminencia de las imágenes televisivas, al gusto de los padres muertos de miedo por la seguridad de sus hijos. Mientras ven la televisión no corren peligro. ¡Es un decir! La imaginación está estragada. Me dedico a las jóvenes generaciones y constato que cada vez hay menos imaginación.

Matías dijo...

amen...

Loth dijo...

De la telebasura al famoseo casposo. Una progresión lógica. ¿Entonces por qué nadie lo intuyó? Mmm...Una conspiración del gobierno para mantenernos atontados y contentos. Panem et circenses.

Anónimo dijo...

Muchos niños pierden la magia muy fácilmente...