—¿Por qué dudas de mí?
Certezas
8.6.10
—¿Por qué dudas de mí?
Trastornados
7.6.10
El sabio griego Epicteto manifestó, en cierta ocasión, que «no son las cosas mismas las que nos perturban, sino las opiniones que tenemos de esas cosas.» Y es por ello que en nuestra sociedad crece un polifónico canto de opiniones que forma esa masa coral que tratan de estropearnos el día con sus sermones.
Inasibles
5.6.10
El término griego akatalēpsia evoca el concepto de ‘inaprehensibilidad’. Esa incapacidad de aprehender la volátil existencia dada a un ser consumido por el tiempo.
Aromas
4.6.10
Hay olores pegados a la piel de la memoria, trazas invisibles de recuerdos perfumados que llegan desde la infancia, ese territorio mítico que nombra las cosas por primera vez. Aromas que permanecen inalterables en esa evocación. Los niños huelen a goma de borrar. Algunas mujeres a flores y otras a frutas: con especial intensidad recuerdo la guayaba, la violeta, el celindo y la flor del tilo. Son fragancias inequívocas y referentes en la memoria infantil, las castañas tostadas, el chocolate caliente, el alcanfor, el zotal. Y con persistente presencia, los guisos de la cocina.
Apocrifografías
3.6.10
Paul Watzlawick en un libro sobre comunicación, desinformación y confusión se pregunta en su título si ‘¿Es real la realidad?’, interrogación localizada fuera del ‘efecto’ Internet, un lugar que, como la marmita del brujo, sirve para caldo de cultivo de los más refinados ingenios de la mente. Dan cuenta de ello las webs dedicadas a proporcionar noticias inventadas o a dar cuerpo a informaciones falsificadas, que llegan a alcanzar cierta notoriedad.
Internamientos
1.6.10
—El paso posterior al nacimiento es la guardería.
Torpezas
31.5.10
El antropólogo francés Edgar Morin apuesta porque «si tu pasado es experiencia, haz del mañana sentido común.» Ni una ni otro parecen, hasta el momento, haber redimido al género humano de reincidir en sus calamidades.
Tabla de gimnasia
29.5.10
Flexión y reflexión del pensamiento. Hiperextensión de la imaginación. Circunducción de las ideas. Dorsiflexión de la memoria. Palmiflexión de la conciencia.
Dudabilidad
28.5.10
Veloz
27.5.10
Streep tease
26.5.10
Ajuste
25.5.10
—El sistema en sí es una contradicción permanente.
―Sí, puede que sea así, pero no hay otro.
―En su devenir histórico ha acumulado tantos errores que ahora está lastrado hasta el fondo de una crisis importante. El principal, la ambición sin límites de los agoniosos.
—Lo arreglarán, no te preocupes. Lo ha hecho otras veces.
—No sé cómo van a poder solucionar la usura de los banqueros. Es perenne y hereditaria.
―Tendrán que hacer ajustes finos y recortar diferencias entre las grandes fortunas y las grandes miserias.
―Los volverán a engañar a pesar de que el personal cada vez sea más consciente de la situación y esté más mosqueado.
—Seguramente.
Y los dos viejos silenciaron su bocas durante varias horas.
Réditos
24.5.10
Etiquetas: citas
Preocupación
23.5.10
Etiquetas: cuentos diminutos
Uso
22.5.10
Etiquetas: aforismo
Carcajadas
21.5.10
Volatilidad
20.5.10
Apostilla
18.5.10
*«Me hace gracia eso que decís los comentadores, eso de "estoy de acuerdo", "te equivocas" o "cierto". Aquí se leen poemas o fragmentos de un poema o microrrelatos, o el género que sea en conjunto, pero un poema o cualquier cosa de esas no es una opinión que contrastar con otras. Es lo que es. Y te gusta más o te gusta menos, pero no es algo de lo que discrepar o estar de acuerdo. No sé cómo lo verá el autor del blog, pero yo lo veo así.»
—Autor del ‘blog’, ¿puede decir usted algo? —le incitó— Parece un órdago.
―No, no, nada. Me mantengo al margen.
―¿Al margen de los comentarios?
—No, me margino de sermonear a los opinantes. Quién soy yo para poner caos en este bello orden de la discusión de las ideas.
—Eres quien escribe.
―Sí. Y más allá de eso no soy nadie.
—Eres quien provoca el caos y quien enciende la mecha de los comentarios.
—Pues eso, nadie de importancia. Menos que el apuntador en el teatro.
*Este comentario apareció en la entrada titulada Camuflaje.
Consumidores
17.5.10
Miopía deífica
16.5.10
Y Dios preguntó a Caín: «qué has hecho». Y Caín le respondió: «acaso no lo has visto, para qué me preguntas».
Etiquetas: cuentos diminutos
Camuflaje
15.5.10
Caballitos de mar
14.5.10
Sueño
13.5.10
*La invitación igual vale para mis amigos de Facebook, Twitter y otros lares.
Duocidad
11.5.10
—Un dúo.
—Una duplicidad.
—Una doblez.
—Una diplopía afectiva.
—Dos aurículas, dos ventrículos.
—La duplicación del corazón.
—La dobledad.
Nota del autor.- Me disculpen quienes no hayan entendido nada.
Ficcionario
10.5.10
Primicia
9.5.10
Etiquetas: cuentos diminutos
Justedad
8.5.10
Hay seres ensartados por el infortunio a los que el mundo revela la crudeza de su natural injusticia. Quien de esta vida espera justeza es porque ignora su esencialidad.
El árbol del ahorcado
7.5.10
Los niños mirábamos aquel almendro alto, robusto, de tronco retorcido, con solemnidad y terror. Un día acudimos en pandilla tras la noticia de que, una vez más, un hombre se había ahorcado en él. Observamos el árbol con tal curiosidad que podíamos imaginar un cuerpo que colgaba de una cuerda.
También solíamos visitar el cementerio para ir al patio de los ahorcados que permanecía cerrado, aunque en cierta ocasión alguien dejó la puerta abierta y nos colamos. Era un pequeño recinto con unos pocos nichos, sin lápidas ni flores, en parte desvencijado. Aquella imagen me produjo cierta pena porque los cuerpos allí sepultados parecían estar castigados, apartado del resto de tumbas de los difuntos, muchas de ellas adornadas con coloridas y luminosas flores.
Desde entonces recuerdo, al menos, a media docena de suicidas a los que conocí. Ningún patrón común les unía que no fuera su aburrimiento existencial cargado de angustia. La lucidez mental encarcelada en un embalaje mortal. El método usado, en su mayoría, fue el ahorcamiento y en algún caso los fármacos.
Los hombres prefieren el ahorcamiento o el disparo, las mujeres el envenenamiento. Saltar a la vía del tren o al vacío es indistinto.
En una ocasión escuché decir a un secretario de juzgado que la luna llena de enero venía siempre cargada de suicidios. Desde entonces miro las lunas de enero como coches fúnebres.
Noticias
6.5.10
La comida rápida forma parte de la dieta de millones de personas en el mundo. El consumo de productos culturales se hace cada vez más compulsivo. La velocidad se ha conformado en un modelo vivencial. Y la prisa marca el tempo del metrónomo de nuestras vidas.
Los productores de información no han podido o no han querido sustraerse de esta dinámica y han entrado de lleno en un ritmo vertiginoso y frenético en formato monocorde .
Información exprés y noticias ‘clines’ para consumo rápido y fácil del gran público, un producto para cebar las neuronas de memeces y adherir a ellas una grasienta capa de idiotez.
No basta con informar para adoctrinar, hay que comunicar para reflexionar de manera crítica y descartar el eslogan ‘usar y tirar’.
Temperamentos
4.5.10
—Más grave sería que te diera un ataque de voluntarismo sin deseo.
—Sería peor un síncope de deseo con voluntad.
—Deberías darte un lingotazo de optimismo.
—Eso no arregla un carácter débil.
—No, pero le da pauta a la baja autoestima.
—Si me estimara más dejaría de ser yo.
—Necesitas ejercitar más tu voluntad.
—O pedir un préstamo de temperamento colérico.
Cerrado el diálogo los dos personajes se embutieron el traje de exterminadores de cucarachas y comenzaron su jornada de trabajo.
Momentaneidad
3.5.10
Veredicto
2.5.10
Etiquetas: cuentos diminutos
Juanito y las pulgas
30.4.10
Varios chavales reclamaron a Juanito, un niño llegado desde Bélgica tras un periodo de inmigración de sus padres que trataba de adaptarse a un país salvaje. Lo llamaron en auxilio de un objeto perdido en un pequeño corral que había servido de cobijo a varios perros. Juanito, ingenuo, buscó entre la broza del cubículo. Movió el estiércol aquí y allá con afán de ayudar a localizar el misterioso objeto hasta desistir de su búsqueda. Lo único que encontró fueron tres días de postración en la cama con fiebre alta, inmensos picores y el cuerpo lleno de sarpullido. Entonces entendió que las pulgas eran invisibles.
Seres ocultos
29.4.10
Retórica de la autocontemplación
28.4.10
Escriturientos
27.4.10
—Sí, a veces, cuando escribo es como si armara un puzle donde hay piezas que no encajan y otras que no aparecen.
—Y qué haces entonces.
—Me tomo un par de copas.
—Para tener más agudeza mental supongo.
—No, que va, a la tercera copa, las palabras se transforman en hormigas.
—Y qué haces con las hormigas.
—Dejarlas que se ordenen solas.
―Y si no lo hacen.
—Las fumigo y dejo el papel en blanco.
Senda
26.4.10
Etiquetas: personajes, Soción de Alejandría
Anatomía de la palabra
25.4.10
Etiquetas: cuentos diminutos
Primeras lecturas
23.4.10
El paradigma del nuevo periodista
22.4.10
Hace una semana asistí a las Jornadas Blogs y Medios de Comunicación que en su séptima edición volvieron a celebrarse en el Hospital de Peregrinos de Granada. Allí se dieron cita gente interesante de la blogosfera como la directora de la informacion.com, Vanessa Jiménez, la autora del blog El Periscopio, Rosa María Artal, junto a Antonio Martínez Ron de Fogonazos, Alvaro Ortiz (Furilo), Guillermo López de La Página Definitiva, Laura Pintos de 233grados.com, Wicho de Microsiervos, Rosa J. Cano de El País y la directora adjunta de 20Minutos.es, Virginia P. Alonso. Cerraron el debate Pepe Cervera periodista de RTVE y autor de Retiario e Ícaro Moyano de Tuenti y La Tejedora quienes trataron de trazar una visión futura de la cosa periodística.
Hubo otra conclusión a la ya apuntada al comienzo de esta entrada como es la atomización y distracción de los usuarios que no saben dónde acudir para el consumo de información. Es tan grande la dispersión de contenidos informativos que al final los usuarios terminaran despistados, mientras que las empresas de comunicación van a tratar de llevarlos como las cabras al redil.
Según Pepe Cervera habrá que olvidarse de las estructuras industriales y hacer contenidos de calidad para pequeños grupos, porque se acaba la era de los grandes productos y hay que hacer una información artesanal.
Y para Ícaro Moyano nunca se han valorado tanto los contenidos pero se intenta reproducir el modelo de negocio del quiosco. Y opina que si hasta ahora leíamos la información jerarquizada, en este momento se lee sobre lo que interesa.
No sé pero yo la bola de cristal no la veo tan clara.
Flechas vivas
20.4.10
—Adónde quieres llegar con lo que acabas de decir —preguntó incómodo.
—Pienso que reflejamos en ellos toda nuestra carga de realidad que es frustrante en lo personal, displicente en lo ético, dispersa en intereses y saturada en información. Algo que nos lleva a ser contradictorios.
—Les damos lo que podemos en espera de que se conviertan en personas de bien.
—Más de lo que necesitan y mucho más de lo que aprecian. Nadan en la abundancia del capricho y en la sobreprotección prolija.
—Es para que alcancen cotas a las que nosotros soñamos llegar.
—No es cuestión de exigirles nada. Apenas que no rompan los lazos del afecto. El resto es cosa suya. Recuerda lo que dijo el poeta que somos el arco del cual los hijos son lanzados como ‘flechas vivas’.
Etiquetas: aforismo dialógico
Concisión
19.4.10
Deporte de riesgo
18.4.10
Etiquetas: cuentos diminutos
Doble vida
16.4.10
Oficio de bloguero
15.4.10
Hay muchos oficios en el mundo, algunos ya desparecidos de los que sólo queda su recuerdo. Otros se tambalean ante el estupor de la novedad. Finalmente, emerge un grupo de nuevos oficios aparecidos al rescoldo de las nuevas tecnologías, en el cual se puede colocar el oficio de bloguero.
Oficio con poco beneficio que no sea el de la satisfacción, la dedicación de algunas personas a cultivar este ‘género’ comunicacional y creativo, ha forjado un nuevo gremio y dado la posibilidad de expresión a miles de ciudadanos anónimos que han estampado una marca personal en el ciberespacio.
Dignificar este oficio todavía es una cuestión de prurito personal, el paso del tiempo dirá si termina por ser una cuidada artesanía o una mera actividad funcional.
Tiránica hermosura
13.4.10
—¿No vale con ser una misma?
—No, en este mundo hay mucha competencia.
—¿Y contra quién competimos?
—Contra nosotras mismas.
—No soy mi rival y me da igual como me miren.
—No es cómo te miren sino como te veas tú. No podría salir a la calle sin estar arreglada.
—La belleza que se impone es opresora para la mujer. Es como ese instrumento de tortura, ‘la doncella de hierro’, bello por fuera y que por dentro te mata.
—Tú di lo que quieras pero pásame el pintalabios.
Pesadumbre
12.4.10
«No me angustia ni el ser ni la nada ni dios ni la ausencia de dios, sólo la sociedad: pues ella, y sólo ella, me ha infligido el desequilibrio existencial al que intento oponer un porte erguido -escribió Jean Améry- . Ella y sólo ella me ha robado la confianza en el mundo.» Será esa sociedad que se aposta en torno a los juzgados y las comisarías para linchar a los inculpados de crímenes horribles, la que estigmatiza a todo el que se sale de la ‘norma’, la que perjura bajo el barniz de lo ‘políticamente correcto’ sobre condición sexual, pensamiento o modo de vida. Es para angustiarse.
Peregrinar
10.4.10
El maestro cojo
9.4.10
Don Jaime era un maestro mutilado por la Guerra Civil. Republicano tachado de ‘rojo’ fue dejado por inútil tras perder una pierna. Impartía su clases en la vivienda que habitaba con su mujer y con una hija pequeña. Aunque los niños lo conocían como ‘el maestro cojo’ no ostentaba ningún título de magisterio y, sólo su incapacidad física y su cultura acumulada en compulsivas lecturas, permitió que le dejaron malvivir dando clases bajo la supervisión del régimen. Aquel hombre inmóvil solía desgranar algunas perlas elocuentes sobre su experiencia. Vagamente recuerdo algunas y de las que no olvidé, cito más o menos de memoria: «no es placentero aquel alimento que va contra mi salud» y «no criticaré ningún modo de vida que no sea nociva contra la mía», que trato de aplicar.
Especulación
8.4.10
Alegato vital
6.4.10
―No, eso no es así. Se parece más a una autopista al más allá.
— La existencia es un juego de espejos. Pasado y futuro son imágenes virtuales donde se refleja en presente.
―No, es sólo este momento. Un instante continuo.
—La vida no es lo que uno quiere sino lo que uno tiene, ¿y qué tenemos?
― La vida es corta, poco duradera. Te la puedes pasar haciendo muchas cosas para que no te des cuenta que el tiempo discurre o te la puedes pasar pensando que el tiempo pasa. La conclusión no es diferente.
Quemazón
5.4.10
Violencia verbal
4.4.10
Etiquetas: cuentos diminutos
Subterfugio
3.4.10
Silencio
2.4.10
En mi niñez había dos aspectos que me llamaban la atención de estos días festivos. Uno era su particularidad culinaria: garbanzos, bacalao, arroz con leche, bollos de aceite y tortas de azúcar. El otro era la sordina de un tiempo en que todo se paralizaba y apenas había ruido en las calles. De aquellos días, tristes para la chiquillada, recuerdo un gran silencio.
Endogámicos blogs
1.4.10
Simplicidad
30.3.10
—Dónde vas.
―Voy a comprar pescado.
―Te veo muy bien acompañado.
—Sí, no voy a ningún sitio sin mi lucidez.
—Y eso te ayuda mucho cuando, como ahora, vas a comprar pescado.
―Debería.
―Yo también voy a comprar pescado pero sin ninguna clarividencia. No creo que por eso me atiendan peor.
—No debería ser así.
―Entonces seguiré mi camino.
―Y nosotros el nuestro.
Inverosímil
29.3.10
Lunación
28.3.10
Etiquetas: cuentos diminutos
Espejismo
27.3.10
Existe un método casero para ahuyentar a las molestas moscas. La gente suele colgar bolsas de plástico transparentes llenas de agua en los porches de las casas de campo. Al verse reflejadas y aumentadas en las mismas, dicen quienes practican la técnica, huyen aterrorizadas.
Trauma
26.3.10
Sin embargo coger algún gorrión, colorín, verderón o cualquier otra especie era un reto. Todos fardaban con sus ristras de pájaros enganchados por el pico con un alambre. Tal fue la presión recibida que decidí, junto a mi hermano menor probar suerte y colocar dos o tres trampas, llamadas pillapájaros, las cuales había que vigilar porque de lo contrario otros chicos las robaban. Eran de cobre dorado y reluciente, a estrenar. Supongo que las compraría mi padre.
Antes había que buscar el cebo. Aludas o gusanos escondidos bajos tierra que se colocaba en una especie de tenacillas de las trampas.
Varios intentos consecutivos terminaron por desalentarnos al ver que ningún pajarillo había caído en las trampas. Así transcurrían los días sin mayor barbarie en el juego de imaginarnos que éramos cazadores.
Cierto día aciago, cuando dábamos todo por perdido y estábamos a punto de desistir, abrumados por el desánimo, en una de las trampas oteamos unas pequeñas plumas. Al llegar hasta el lugar uno de los pillapájaros había saltado y atrapado por el cuello a un diminuto jilguero.
La alegría inconmensurable de triunfo no tardó mucho en mutarse en tristeza. Apenas pude sacar del alambre el cuerpecillo del ave, note el suave tacto de sus plumaje y su inerme presencia entre mis dedos, un sentimiento de pesadumbre me invadió porque no podía devolverle la vida y echarlo a volar.
En ese momento terminó mi vocación de cazador.
Virus, patógenos y otros contagios
25.3.10
Llegados a este punto de devastación y daño, lo más razonable sería que los estados se comprometieran en dotar de herramientas necesarias y gratuitas a los usuarios y así poder defenderse de estos contagios que causan pérdidas millonarias a todos.
Incógnitas
24.3.10
Otredad
23.3.10
—Nadie se pone el lugar de otro. Para ello es necesario ocupar su espacio, algo que conlleva abandonar el nuestro —le respondió.
—¿Cómo ponerse el lugar de otro yo, salir de nuestra armadura para ocupar otra ajena, vernos a nosotros como extraños de nosotros mismos? —insistió.
—Cómo me pongo en el lugar de quien consigue sin esfuerzo una meta porque utiliza sus influencias. O en el lugar de quien usa la violencia o de quien es indigno con los demás.
—¿No es posible por tanto la empatía?
—No sé, no siempre, sólo en algunos casos. Vete a saber.
Interacción
22.3.10
Claustro
21.3.10
Etiquetas: cuentos diminutos
Flujo de conciencia
20.3.10
Bichos
19.3.10
Recuerdo que no me gustaba participar de aquellas desmanes contra los bichillos pero que quizás no me inhibiera contra hormigas y moscas, pues uno de los juegos era hacer arder sobre un palo una botella de plástico y dejar caer las gotas del material derretido sobre las largas filas de hormigas que iban y venían a sus hormigueros, a modo de aviones que bombardearan un convoy militar. Sin llanto ni gemido por parte de los insectos no le suponíamos dolor, aunque sus filas quedaban bastante maltrechas y sus exoesqueletos plastificados. Reconozco apenarme de tal malicia porque con el tiempo los insectos me han servido, incluso, de inspiración lírica.
Pero en mi memoria guardo un decálogo de bárbaras costumbres —de las que siempre me aparté—, en las relaciones de los niños y los insectos, reptiles y hasta mamíferos. Así vi con asombro como tenían por costumbre, algunos chicos, meter tabaco en la boca de las lagartijas y colocar un palito entre sus extremidades a modo de que aparentara ser un guitarrista. Las moscas, saltamontes y otros bichos voladores eran objeto de amputación de miembros, o atados con hilos hasta que se extinguía su vitalidad.
Solían buscar alacranes bajo las piedras porque eran los más implacables depredadores para después, en el mismo recipiente, acompañarlos de arañas, escarabajos, ciempiés, gusanos, hormigas y algún otro insecto que se preciara. Se trataba de saber quién sobrevivía en aquella jungla de seres extraños. El resultado era una orgía de miembros descuartizados y en el epílogo no perduraban ni los ganadores que recibían la muerte como premio por parte de sus captores.
No todos los animales corrían igual suerte. Los niños temía especialmente a las avispas, a las que solían quitar el aguijón y a las abejas. Adoraban a los grillos que alimentaban con lechuga y guardaban en una pequeña jaula. Coleccionaban gusanos de seda que engordaban con las hojas de la moreda. Capturaban y soltaban a las libélulas al igual que a las santateresas. En verano perseguían a las chicharras y por las noches el más preciado tesoro eran las luciérnagas.
Los anfibios, reptiles de tamaño medio, gatos, perros y pájaros, son capítulo aparte.
Bajo el síndrome de Kessler
18.3.10
Transfronterizos
16.3.10
—Buenas noches.
—Buenos días —le respondió.
—Dónde vas a las seis de la mañana —quiso saber.
—A trabajar —dijo.
—Estás loco —precisó asombrado.
—¿Y tú por qué madrugas tanto? —se interesó.
—No madrugo, voy a dormir —explicó con cansancio.
—Ah, cuánta cordura.
Conminación
15.3.10
Fuga de cerebros
14.3.10
Etiquetas: cuentos diminutos
Absortos
13.3.10
El catador de melazas
12.3.10
Un día pregunté a la gente mayor cuál era el oficio del hombre que aparecía después de escuchar la sirena de la fábrica. Mi escaso entendimiento infantil dedujo de la explicación dada que se trataba de una persona que calentaba las mieles de la caña de azúcar hasta evaporar su espíritu y con ello adornaba de aromas cada primavera.
En realidad años después descubrí, prosaicamente, que se trataba de un maestro de azúcar, cuya misión era dirigir el reparto de la melaza y pasear por la nave de las tachas para observar los tubos de nivel, entre otras ocupaciones.
Aún así, hoy, su evocación me trae tardes de aromáticas primaveras sin continuidad.
Insumisión digital
11.3.10
Un grupo de internautas han entregado al Ministerio de Industria ‘La lista de Sinde’, un inventario donde responsables de 1.180 páginas web, entre las que se incluye este 'blog', se autoinculpan de incumplir la Ley de Economía Sostenible. Esta una forma de protestar contra el cierre de páginas web: declarándose culpables de «intercambiar cultura libremente mediante la integración de un buscador de descargas.»
‘La lista de Sinde’ está formada en un 75 por ciento por «creadores, autores que ponen sus obras a disposición del público, que luchan por un modelo sostenible de cultura libre» y en la que algunos viven de ello. Como apuntó Adolfo Suárez, en uno de sus discursos: «es necesario elevar políticamente a la altura de normal, lo que en la calle es normal».
Este es el momento de poner un pequeño grano de arena aunque, por esto, los gobernantes sean tan osados de cerrar bitácoras como esta que lees.
Meollo
9.3.10
Acasos
8.3.10
«Sólo el azar del encuentro garantiza la necesidad de lo pensado», opina Deleuze. Y lo ideado innecesario desahucia el desencuentro de la contingencia humana.
Extravío
7.3.10
Etiquetas: cuentos diminutos
Atolladero
6.3.10
El estudio del pintor
5.3.10
Invitado por un compañero de instituto, la primera vez que pisé aquella sala con suelo de madera y cuadros surrealistas que me recordaban a Dalí, mi timidez me hizo sentirme más pequeño, rodeado de gentes que hablaban y discutían sobre la creación artística. Sentadas o recostadas sobre varias ‘chaise-longue’ aquellos personajes pertenecían a un mundo, hasta entonces, sólo conocido por los libros.
La cita era los viernes, día de permiso extra para volver más tarde a casa, y aquello era una isla en mi vida estudiantil. Esperaba el fin de la semana con anhelo para poder leer algo que hubiera escrito y someterme a los comentarios, condescendientes por qué no, de los personajes que por allí pululaban y a quienes escuchaba, con asombro, contar sus experiencias vitales, sus reflexiones sobre libros y discos desconocidos para mí. Al fin no estaba sólo en el camino que emprendí.
Identificados
4.3.10
A la gente que me rodea, en general, les importa un bledo que tenga un ‘blog’, acostumbrados a lo tangible de mi persona, siente poca curiosidad por la expresión virtual en la que me proyecto a diario.
Si alguien me hace un comentario en persona es casi anecdótico, lo hace más por amistad que por el interés de conocer lo que publico. Incluso quienes solían mostrar alguna curiosidad por lo que escribía en papel, plantean bastante resistencia a este nuevo formato.
Es así, en esta realidad poliédrica que somos, Internet, las bitácoras y las nuevas tecnologías, han añadido una cara más a la persona que somos.
Pintamos la casa
2.3.10
Van más de cinco años que este inquilino se alojó en la bitácora ‘El día que estés muerto sabrás cuánto te quieren’. Un lustro en el que me he sentido a gusto en un habitáculo a veces burbuja, a veces máquina del tiempo y, a veces, cápsula espacial con la que viajar por el ciberespacio. Internauta de las palabras y de los amigos que visitan la ‘casa’, un día pensé que había pasado el tiempo suficiente como para darle unas manos de pintura y renovarse a la vez que morir día a día como destino común.
Sondeos
1.3.10
«Las palabras son pozos de agua en cuya búsqueda el decir perfora la tierra, pozos que cada vez hay que hallar y perforar de nuevo, fáciles de cegar, pero que en ocasiones van brotando también donde menos se espera», alegó Martin Heidegger. Será por ello que la pasión de la lengua sólo la entienden aquellos zahoríes incansables que se han perdido en su oficio.