Hay muchos oficios en el mundo, algunos ya desparecidos de los que sólo queda su recuerdo. Otros se tambalean ante el estupor de la novedad. Finalmente, emerge un grupo de nuevos oficios aparecidos al rescoldo de las nuevas tecnologías, en el cual se puede colocar el oficio de bloguero.
Oficio con poco beneficio que no sea el de la satisfacción, la dedicación de algunas personas a cultivar este ‘género’ comunicacional y creativo, ha forjado un nuevo gremio y dado la posibilidad de expresión a miles de ciudadanos anónimos que han estampado una marca personal en el ciberespacio.
Dignificar este oficio todavía es una cuestión de prurito personal, el paso del tiempo dirá si termina por ser una cuidada artesanía o una mera actividad funcional.