Y Dios preguntó a Caín: «qué has hecho». Y Caín le respondió: «acaso no lo has visto, para qué me preguntas».
Miopía deífica
16.5.10
Y Dios preguntó a Caín: «qué has hecho». Y Caín le respondió: «acaso no lo has visto, para qué me preguntas».
Etiquetas: cuentos diminutos
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
7 apostillas:
Sólo quería una segunda opinión...
Dado que ostento la representación legal del Sr. Caín, de quien puedo dar buenas referencias -no en vano es mi alter ego-, debo poner en tu conocimiento, Francisco, que semejante conversación es un infundio, un bulo, puesto que jamás tuvo lugar.
Un abrazo.
Porque, en ciertas ocasiones, numerosísimas, sin el decir no existe el hacer, contra la opinión común. Usted convive con su señora y tienen hijos, pero no estan casados. Ahora bien, diga el famoso "Sí, quiero", y esta usted más atado que un empalado de Valverde de la era.
Obligacion de confesion...
Por que ultimamente confundo realidad y ficción.
Si las conversaciones sólo se establecieran cuando hay algo que decir o para saber algo que se ignorara, me temo que abundaría el silencio, no sé si para mejor. Dios ya lo sabía, pero se lo preguntó a sabiendas de lo que le contestaría.
jajajaaaaa
Tenía razón-
Son gans de preguntar-
Publicar un comentario