Testarudez

9.10.19



Todo mi empeño ha sido perseverar en aquello que no se me daba hacer bien. Las consecuencias de ese desastre dan como resultado lo que soy.



Luz

8.10.19



A veces me gustaría ser un profeta poético. Subir hasta la montaña y, en soledad, esperar que el dedo deífico me iluminara con su omnisciencia. Luego bajar con unos versos tallados en piedra para hacer ley de la Poesía admirada por todas las personas que esperan. Y nunca lo consigo porque soy de los que me caigo y tropiezo en el charco de los días, en los atascos y las urgencias, en los desasosiegos y los choques personales con mis iguales, en las frustraciones y en los sueños desplomados. Y me levanto y grito en el desierto, y me rehago y me arrastro por estos renglones que no son torcidos ni derechos, y se escriben sobre mi hecho, en ese espejo inverso que es el deseo por entregar algo sincero, surgido del bajo vientre del corazón.



Extasiados

7.10.19



Uno siempre está muriendo cuando contempla el cielo entre dos luces.



Cadena perpetua

6.10.19



Desde el primer día de trabajo como psicóloga de la cárcel se sentía prisionera de su labor.



Encomienda

5.10.19



La amabilidad es una buena tarea cotidiana.



Pillastres

4.10.19



Recuerdo un chiste donde dos amigos se enfrentan al dilema de elegir entre dos gambas de diferente tamaño servidas en la tapa de un bar. Antonio se lanza decidido a coger la más grande por lo que es recriminado por su compañero, al entender Manuel que se trata de un gesto desconsiderado. Antonio le pregunta cuál hubiera elegido él, a lo que Manuel responde que la de menor talla. Entonces Antonio le explica que por eso cogió la mayor, ya que de todas formas su amigo nunca la hubiera elegido. 

El chiste desprende una moralina que viene a decir que quien es el más desconsiderado y listillo es quien se sale con la suya, actitud premiada socialmente por muchas personas. 

Pero existen otras soluciones que no plantea la historieta, como haber partido los mariscos por la mitad, desde la solidaridad, y hacer un reparto justo de la comida. Esta anécdota es el reflejo de muchos personajes a los que ampara la picaresca.



Invenciones cotidianas

3.10.19


Una persona habla sola en voz alta y piensa que está practicando un monólogo interior. Otra persona supone que ha abierto una puerta porque tiene la llave en sus manos (pero estaba abierta ya). Incluso yo mismo trato de evitar un bache que permaneció durante varios meses en la carretera, pero ya no existe. Gran parte de nuestro mundo trata de una realidad inventada que consideramos verídica, solo por el hecho de ser pensada, y que queda como tal si no es confrontada desde otro punto de vista.



Lucidez

2.10.19



A veces hay que tener la suficiente inteligencia como para desconocer aquello que nos duela. 



Meritorios

1.10.19



¿Cuántas veces no es rechazada una idea propuesta y, tiempo después, quien la rechaza la lleva a la práctica como un mérito propio?



Tiempo

30.9.19



El tiempo es como una película que nos contiene en toda nuestra existencia, desde el fotograma de nuestra gestación hasta los créditos finales que exponen lo que hemos sido. El presente es ese haz de luz que proyecta el fotograma del momento que vivimos, igual que otros momentos pasados por ese punto lumínico o futuros que se plasmarán sobre la pantalla de la nada. Pensamos en el tiempo como un vector que apunta hacia algún lugar, cuando apenas si se trata de una magnitud que se contiene a sí misma.



Beligerancias

29.9.19




Comenzaron la batalla muy temprano, a la hora del desayuno. Juntos se plantearon derrotarse durante la jornada que parecía larga. No cejaron en su lid mientras pasaban las horas, aunque hicieron un alto para el almuerzo. Tras comer amistosamente, mirándose a los ojos se contaron anécdotas y emprendieron su pelea cada vez más cruenta. En el camino fueron traicionándose, desangrándose, mutilando sus miembros cuando el día suspiraba con su última luz. Extenuados por su disputa mortal parecían abocados, cuando estaban a punto de desplomarse, a una extinción segura. Los salvó de la muerte una voz femenina: «¡Ya está bien de Play todo el día!¡A la cama!»



Ocultos

28.9.19



Me gustan los héroes cotidianos, los que trabajan día a día por hacer el mundo un algo mejor, tan alejados de todo reconocimiento y de la indolencia de la fama.



Maneras

27.9.19



A veces quien hace escribir es la urgencia; otras, la calma. Aunque quien mueve con más fuerza su noria es el agua enamorada.



Zalamerías

26.9.19




Un adulador es una persona que quiere obtener un beneficio ante su déficit de talento para conseguirlo.




Encuentros

25.9.19



Hoy he saludado a un viejo amigo al que no veía desde hace diez o quince años. Ha sido un encuentro breve y grato, donde en unos minutos hemos actualizado nuestra información vital. Tras un abrazo cariñoso y una despedida de buenos deseos, me he alejado de él pensando que cuando transcurra un lapsus de tiempo similar, igual alguno de los dos o los dos, podríamos haber dejado de existir. Es lo que tienen el paso de tiempo, todo lo convierte en anecdótico, incluido este juego deleitoso por disfrutar del resto de los días.



Iterativos

24.9.19



Entre los personajes que pueblan la urbanidad hay uno cuya principal característica es la invariabilidad. Siempre repite la misma frase (graciosa para él) sobre un mismo hecho. Por ejemplo, cuando hay una variación en la imagen corporal o la vestimenta de alguna persona que conoce, siempre repite: «¿Qué, ya vamos de fiesta?» Ante tanta repetición me pregunto si es la falta de memoria o de imaginación donde tiene fijados sus límites retóricos.



Desconcertados

23.9.19



Solo cuando eres capaz de sorprenderte puedes seguir creando.



Natalidad

22.9.19



Al principio el número era simple. Observado fríamente era solo un dígito. A la mañana siguiente se duplicó, pero siguió siendo una cifra inofensiva sin más, una pareja ordinaria. Para la noche había formado un trío y aquello le hizo gracia, siendo la hora que era. De madrugada le pareció escuchar un murmullo y, al levantarse, se apresuró para ver que el asunto creció hasta ser una familia numérica. Incluso se alegró de no estar tan solo. Los guarismos continuaron engordando con el paso de los días y en poco tiempo echaron raíces cuadradas y eclosionó la numerología, aumentando exponencialmente y con tan buen cálculo, que comenzó la crianza de números fraccionarios, trascendentales, complejos, hiperreales, superreales y surreales. Lo peor fue cuando le nacieron los irracionales y, especialmente, los negativos, y llegaron los primos con su alegría. El álgebra de los días se transformó en una multiplicación de elementos y su vida en una ecuación irresoluta, derivada de una abstracción logarítmica tan irrefrenable que el espacio euclídeo de su casa se transformó en módulo de un número hipercomplejo, donde permanece internado.



Poemas

21.9.19



Hay momentos de extrema levedad, de sutil presencia y un agudo lirismo de la existencia. Es entonces cuando comienza el poema.



Sorpresivos

20.9.19



El pensador pitagórico Ocelo de Lucania se preguntaba a menudo: «¿En qué me habré equivocado para estar acertado?» Las torpezas nos conducen a topar con otras certezas diferentes a las que esperábamos lograr.



Audiencias

19.9.19



Escribo para decir lo que callo ante quien no me escucha, y así expresar lo que otros sí quieren leer con generosidad.



Escenarios

18.9.19



Me recuerdo caminando por la gran ciudad sin ser nadie, bajo el paraguas de mis pensamientos, para no mojarme de la lluvia ácida de la soledad. Pasos alegres sobre el asfalto triste, la mirada en el horizonte de toda observación. Detalles de la vida urbana extendida sobre el paisanaje: un hombre fuma distraído mientras por dentro le golpean las ideas, arroja la colilla al suelo y la restriega con la suela de sus zapatos como queriendo aplastar lo que le atormenta; una colegiala con cara de ángel camina en su uniforme, ensimismada, con los calcetines caídos; una madre engancha las ruedas de su carrito en una grieta de la acera y ante la desesperación su bebé sonríe con el traqueteo; un albañil tira al suelo una bola de papel cuando empieza a hacer la digestión de su bocadillo; una persona digna dice que han complicado el mundo para que sigamos siendo ignorantes de lo que ocurre; una chica desde un cartel me invita a tomar una copa de coñac y me recuerda ‘que es cosa de hombres’; el chófer del autobús le escupe una mirada a último viajero que sube con torpeza; me suda la mano izquierda por el plástico con que he forrado el libro ‘Principios de psicología’ de José Luis Pinillos; una bocanada de olor a pan caliente me envuelve al pasar delante de un panadería perdida en el barrio; unos jóvenes me intentan robar el reloj y un estanquero me defiende espantándolos con un palo; mis pasos me deslizan más allá de lo que soy y de lo que seré ahora que han pasado tantos años de aquello, me llevan hasta una vivienda de estudiantes universitarios de la calle Arabial; subo los escalones a horcajadas y en la cuarta planta entro a un desvencijado piso desde donde veo la ciudad igual que un cosmonauta divisa el planeta en su nave espacial; escucho los lamentos de una vecina, incluso golpes; llaman al timbre de la puerta y es el casero para cobrar el alquiler; el invierno oscurece el día pronto o es la ciudad que se ennegrece de repente; soy barbilampiño, flaco, estoy asustado ante el porvenir que tendré y que ignoro; los otros inquilinos llegan de uno en uno vestidos de sus personajes, también desconocedores de su predestinación; por ejemplo, digamos que el estudiante de Medicina acabará como funcionario de prisiones, que el alumno de Derecho terminará en un triste despacho de recaudación tributaria, que el estudiante de Magisterio morirá joven de esclerosis múltiple, después de que esa novia a la que quiso tanto lo abandonara siendo ya su mujer, que el aprendiz de Psicología dejará sin terminar la carrera, aunque aventajara a todos en el amor hecho carne, que yo mismo con un trastorno poético me creyera Rimbaud algunas tardes como la que escriben estas letras ahora, visionario de un futuro pasado.



Merced

17.9.19



Todos exageramos a nuestro favor.



Agitados

16.9.19



Entre el cuento y el descuento, de la vida y del tiempo, nos movemos.




Novela negra

15.9.19



Estaba pensando en lo conmovedor que era escribir sobre cómo cometer un asesinato cuando llamaron a la puerta de la casa. Era su amada asesina.



Abatidos

14.9.19



Los errores que más nos apesadumbran son aquellos que cometemos contra nosotros mismos. 



Peregrinos siderales

13.9.19



Como el viajero que da la espalda a todo lo descubierto, y se aleja de aquello que ha sentido, errante en su aventura. Así camina el ser humano en su existencia, en abandono de cuanto fue y nunca imaginó.



Fogatas

12.9.19



Un buen autor es quien arde junto a sus personajes.



Dormidos

11.9.19



Una persona sonámbula es quien lee sus sueños en voz alta.



Hipérboles

10.9.19



Quien se ríe de los demás es porque escasamente ve su propia ridiculez.



Disensiones

9.9.19



La belleza no es inane, quienes crean deberían adquirir una gran carga de conciencia crítica ante lo que ocurre.



Isométrica

8.9.19



Solitaria cada tarde abría la puerta de su casa y se sentaba a esperar la muerte. La muerte esperaba sentada en la puerta de la casa cada tarde para hacerle compañía.



Facturas

7.9.19



La prepotencia de los necios la pagan los sensatos.



Susurros

6.9.19



Solo cuando las palabras te hablan puedes escribir con hondura.



Simplicidades

5.9.19



Desprenderse de toda carga banal y aligerar los trámites cotidianos, es algo que apetece con el paso de los años. O como decía Zenobia Camprubí Aymar: Mientras más vivo, más creo en la sencillez.



Pronunciación

4.9.19



La voz del silencio es la evocación de la palabra.



Dioses de silicio

3.9.19



De existir una deidad suprema debería ser un banco de memoria que almacenara los recuerdos de las vidas que han sido en este planeta. Una caja infinita que guardara los pensamientos, los sentimientos y todos actos de la existencia humana.



Secuestros

2.9.19


El enfado es un áspero ser que roba la ternura.



Áspid

1.9.19



Le dijo: «el amor es un veneno». Y se lo inoculó con un beso.



Vacaciones en el mar de China

31.8.19

Día 31

El teatro de las sombras chinescas baja el telón del día. Antes, todos los personajes han interpretado el papel que los encaja en su destino.

La duda se mezcla con la nostalgia a la hora de partir y el pensamiento queda fijo en la orquídea del porvenir. No hay lugar para las lágrimas ni los adioses largos.

Es todo un pasar página sobre las tardes vividas desde el planeamiento del ocaso.

Luego, olas de luna invaden en pleamar las últimas palabras que se duermen en el eco de los días calurosos y las noches consteladas. Planetario de dichas acabadas.

Termina la interpretación del estío en este mar de China.

Vacaciones en el mar de China

30.8.19

Día 30

¿Y si por un día volvemos a ser jóvenes, sentimos sin saber, reímos sin que nos duela nada y hablamos sin ausencias?

Hoy me han invitado al ‘Baile de la Medusa’, una fiesta interior que despide el veraneo y que sugiere encarnar a seres simples que nadan en un palíndromo temporal de sensaciones olvidadas, girándula de imágenes bebibles.

Me ha sentado bien mirar el reflejo de las aguas de la delicadeza y la vitalidad.

Vacaciones en el mar de China

29.8.19

Día 29

Entender que la espuma de las olas es la sonrisa que el verano coloca a los días. Saber que una experiencia propia es que el oleaje te dé un revolcón y, desorientado, no puedas escapar del rompeolas. Pensar en el amor de aquello que no se comprende desde la altura infantil.

Jian, un vecino que habla con los gatos, entabla largas conversaciones sobre la soledad conmigo. Parece atrapado en el dilema de una existencia acotada entre el mar y el lecho donde duerme.

Es un hombre sin sombra que apenas sonríe y desconoce la inversión del tiempo. Me sujeta con su hilo de resignación para contarme el hecho insólito de su existencia, el de una persona desdibujada en el tapiz del mundo.

Lloro sin lágrimas porque me veo dentro de él como un barco en una botella de cristal. Y para despedirnos, con su mirada me dice ve, llega tan lejos que no te reconozcas.

Vacaciones en el mar de China

28.8.19

Día 28

¿Qué hay en el fondo de todas las cosas sino la búsqueda del tiempo ido?

En la mañana de jade hay ecos de voces alejadas que son pisadas sonoras desvanecidas en los cartílagos de la memoria.

Nanshianjiao es un lugar de observancia matriarcal, de mujeres que trazan pentagramas para interpretar los dilemas del día. Mujeres como brazos de mar que defienden el aposentamiento de su mundo a punto de naufragar.

Aquí no me siento extranjero, pero tampoco propio del lugar. Tengo una especie de sentimiento apátrida del mundo y hasta de la existencia en sí.

Esta playa está perfumada con el sándalo de la tranquilidad y la paz de las flores de peral y, a veces, llegan de lejos viejos y buenos amigos que esponjan el corazón y ocurren coralinos encuentros.

Vacaciones en el mar de China

27.8.19

Día 27

Yu Xuanji, durante el almuerzo al que la invité ante mi cercana despedida, me cuenta la génesis de Nanshianjiao. Media docena de familias que, emparentadas, hicieron el ovillo de la vida que es ahora. Es por ello que hay un hilo de parentescos, un tejido urdido en un tiempo tardo.

En la atardecida el viento de Levante ha arreciado tanto que se lleva las palabras de la boca. La gente entonces se habla con la mirada, y es cuando más aflora la sinceridad porque los ojos, dicen, son una ventana al alma y el alma de estas gentes es un solárium.

Ahora la tormenta decora un mar de oscuridades metálicas. Sobre el telón bruno de la noche serpentea dragones eléctricos que persiguen los estados de ánimo.

Vacaciones en el mar de China

26.8.19

Día 26

La inmersión en el mar temprano es un viaje al silencio mudo de la soledad. La playa al amanecer es un cuento de muchedumbres vacías, y bajo él respiran bañistas transparentes y peces con vestidos de algas.

En la orilla un padre recopila, junto a su hijo, cristales de colores que fingieron botellas con mensajes naufragados. El niño pregunta por las cosas que no tienen nombre y el hombre se detiene a definirlas, dando forma al pensamiento infantil para modelar un nuevo recuerdo.

Pasan pájaros hacia Poniente y Su Yueying dice que va a cambiar la corriente marina, la que suele traer contrariedades y sombras de septiembre.

Vacaciones en el mar de China

25.8.19

Día 25

Los niños de Wu Shuji juegan en la orilla del mar. El chapoteo de sus risas contagia el color de la mañana. Abro el libro de la observación, miro hacia adentro y hacia afuera y hago mi lectura de agua sobre el corazón humano en código abierto. No hay otros asuntos que dilucidar en el día.

La luz es apolínea, el calor asimétrico, los pasos en la arena son huellas líquidas.

Sentirse vivo en la nomenclatura del verano parece un bálsamo recetado para curar las rutinas que acechan ya cercanas.

Vacaciones en el mar de China

24.8.19

Día 24

En la casa de Lu Huinu no hay espejos para que la narrativa del tiempo no ocupe ninguna preocupación. Lu prefiere vivir su feminidad desde lo tangencial y lo armonioso, retirada del mundo de los reflejos. Desde que se oxidó su alegría reposa los días y la luz del loto.

La tarde evanescente habla del mejor verano, el que tiene detenidos los relojes de arena y hace vaciar el mar en la mirada del pensamiento afable.

La luna llena comienza un hilo de conversaciones que durará hasta la madrugada.

Al alejarnos de nosotros logramos ver el camino que nos ilumina.

Vacaciones en el mar de China

23.8.19

Día 23

Le Wan, la mujer que camina descalza, madruga para escuchar el mar al amanecer. Me cuenta que su lenguaje, en esos momentos, es calmo, susurrante y bisbisea secretos de las profundidades. Me saluda con una sonrisa y se marcha.

Luego me tropiezo con Liu Rushi y me trata de explicar que hay existencias que pueden ser, al mismo tiempo, hermosas y caóticas como una flor de loto.

Duermo, entonces, una siesta feliz que me abre el apetito de la tarde. Entiendo que la vida es ciclomática y poliforma.

Vacaciones en el mar de China

22.8.19

Día 22

Como no hay días iguales, tampoco hay sueños iguales. Una columna azul se levanta en la cresta de la amanecida cuando canta el gallo de la aurora.

Madrugo para verme soñar en los sueños de los míos. Me acerco a su respiración y escucho una cascada onírica que cae dentro de ellos.

Salgo a caminar y me calzo los pies de caminante anónimo, mientras me cruzo en el paseo marítimo con los entusiastas levantadores de la mañana.

De repente un rostro conocido, Wu Shuji, una mujer que renegó a que los prejuicios cerraran su mente y que, desde la valentía, levantó en soledad a su familia.

Wu me refiere la historia de Wen Wan cuyo marido se suicidó igual que el de ella: «dice que ha vuelto a sonreír; yo no podría, no entendería jamás el tiempo caminando al revés. Sonreír implica desatender la conciencia de aquello que es inevitable, lo que nos postra igual que un atardecer».

No sueño. No soñar no es estar despierto. Es caminar descalzo entre la arena y las olas.

Vacaciones en el mar de China

21.8.19

Día 21

El sol pone el poema de la tarde con escamas de oro sobre las olas del mar de China.

Un día más, mantiene Yu Xuanji. Un día menos, asegura Xu Yueying. La tertulia se inicia con la fresca de la anochecida y asegura una crónica de los eventos del día. Son mujeres que han dado vida a la vida como Li Ye, Liu Chaichun o Du Qiuliang, junto a otras que, en su mayoría han perdido a sus compañeros en el camino o se han desprendido de ellos. A mí me dejan escuchar sus largas, tranquilas y prolíficas conversaciones.

En el chiringuito de Wei Zifu, un grupo de hombres hablan y beben a la vez. Dos de ellos dilucidan a qué distancia se debe situar una persona cuando entra en un bar y hay otra dentro bebiendo cerveza como quien bebe un cáliz de salvación.

La vida parece inconmensurable en todos sus recodos y quebradiza como un junco.

Vacaciones en el mar de China

20.8.19

Día 20

Nanshianjiao es un lugar pequeño cosido al mar. Sus primeros pobladores no fueron pescadores, fueron campesinos y se dedicaron a labrar la tierra.

Esa es su primera paradoja. La segunda es que casi todos sus habitantes estaban emparentados y se reconocen entre ellos después de muchas generaciones. El parentesco los aísla y los fortalece a la par.

Es por ello que el pueblo parece detenido en el tiempo y cada respiración, cada paso de sus habitantes, es como un eco social. Todos los oídos lo oyen, todos los corazones lo sienten.

Su devenir no existe, es pura fantasmagoría. Todo parece circunflejo y detenido. Incluso yo que los miro.

Vacaciones en el mar de China

19.8.19

Día 19

El mar es circular. Tiene su centro en la memoria y gira sobre sí mismo. Nie Shengqiong, una mujer cultivada y amante de las artes, me ha invitado a tomar té en su casa.

La imagen de los patos mandarines flotando en el estanque, evocan la melancolía de la quietud mientras el silencio se apodera de todo, hasta de mí.

Pronuncia palabras chinescas con una suave dicción que me hacen dudar si es algo que está ocurriendo o solo se trata de un primoroso sueño que estoy viviendo.

El mar fuera no cesa.

Vacaciones en el mar de China

18.8.19

Día 18

El viento y las olas han arrastrado la barca de Gao y su hermano que, con esfuerzo, han logrado salir del agua.

El mar es traicionero dice, mientras Su Yueying no deja expresar preocupación por acontecimientos como el ocurrido. También recuerda como hubo de ‘proteger’ a una persona migrante de la policía: «me preocupa que lleguen en oleadas, pero cuando te acercas a ellos y les hablas, sabes que son personas como tú», deja caer en su proclama humanista.

El corazón es una flor que se abre ante la luz del sentimiento.

Vacaciones en el mar de China

17.8.19

Día 17

No deberíamos ser como la roca sino como el agua que se amolda a su cauce para recorrer el camino del lecho del río, leo en la puerta de un templo camino del Festival de la Mala Rima.

Se trata de un evento destinado a la poesía imperfecta que escriben los malos poetas. Es el reflejo invertido del Parnaso cualquiera puede hacer versos sin mayor pretensión que extraviarse en el deleite de la poesía, libre de cualquier condicionamiento.

Allí he advertido la triste soledad de los feriantes, entregados a hacer felices a los demás desde su soledad sórdida, la que hace cerrar la fiesta cuando todos se van a dormir. Sus vidas son poemas disecados por la lírica de un trotamundos.

Vacaciones en el mar de China

16.8.19

Día 16

Esta mañana me he apresurado para ir al mercado local. Llegué con la urgente impaciencia del consumidor occidental y, de repente, tuve que detener mi mente.

Me paré en el puesto de Du y Chang a esperar mi turno y poder comprar algunas viandas mientras asistía curioso al regateo que practican en las compras las gentes locales.

El tiempo se detuvo entonces ante la parsimonia de estos vendedores que platicaban entre ellos y con los clientes en una tradición no escrita.

El coloquio varió, comenzando con el diálogo matrimonial de Du y Chang que no cejaban de hacerse reproches humorísticos y cotidianos de su relación, pasando a las cuitas y alegrías de la vida entera que parecía no tener nada que hacer el resto del día. Aquí el tiempo parece tener otro precio muy distinto, incrustado en el mismo paisaje abigarrado y caótico, como sin principio ni fin, parecen envuelto en algo permanente.

En la espera, Chang se refirió al calor que hacía esta mañana y que aguantábamos con paciencia «yo, vosotras y todos», para incluirme a mí.

Tras la odisea de la compra me fui a la playa a sumergirme en el agua azul. En el silencio de la profundidad pensé en la hondura del ser humano.

Vacaciones en el mar de China

15.8.19

Día 15

El verano es la metáfora de las cosas sentidas que caben en un bolsillo de la imaginación. Es el momento de aquello que creímos posible sin confesarlo. La canícula es un mapa estelar que dibuja todos los deseos incubados en el invernadero hiemal.

Y en sus noches, adornadas de una coral de grillos que interpretan el bel canto de los pobladores de estrellas, la conclusión es dulce como un arpa.

Vacaciones en el mar de China

14.8.19

Día 14

Los niños de Qiang juegan en el rompeolas. Qiang los mira mientras siente la extrañeza de ser padre, de saberse en otros cuerpos distintos a su cuerpo, tan próximos y a la vez tan lejanos.

Escuchó la vieja leyenda de que un padre es como un árbol al que le crecen ramas, a cuyas hojas le nacen alas para ser pájaros que se alejan.

Hijos, suyos, cuando él apenas ha dejado de ser el hijo amado de su padre que, igualmente, lo miraba desde la extrañeza de comprender a su hijo.

Qiang se sabe padre no porque haya razonado la descendencia de su biología, lo sabe por el constante zumbido de la prole que revolotea a su alrededor, entre necesitados y autosuficientes, aunque nunca conscientes de que el vuelo alcanzado fue impulsado desde un corazón vegetal.

Los niños van y vienen con las olas como estas mañanas certeras de verano. Lo siente tan dentro de sí que le duele no estar con ellos cuando él ya no esté, cuando no pueda fijar más su mirada en los ojos de los niños y hablarles con palabras que surgen de la savia del corazón.

Tomo el sorbo refrescante de una bebida y suspiro, igual que Qiang, ante el suspense de la vida.

Vacaciones en el mar de China

13.8.19

Día 13

El fantasma de los veranos anteriores recorre la orilla del mar de China, entre la bruma que ha regalado el día. Se escucha el crepitar de un eco de palabras que llega del calendario antiguo de las vidas que pasaron. La verbena y la fiesta que coronaron la belleza y la caricia anónima, sin causa conocida. La embriaguez sentida.

Inmortales las olas cuentan en armonía una canción de algas y pisadas sin prisa. Son las huellas del tiempo que navega como un velero con las velas de seda.

Las luciérnagas mustias se encienden ante mis ojos y me regalan una lectura bajo la bóveda oscura del silencio.

Vacaciones en el mar de China

12.8.19

Día 12

Las olas se han reído largamente hoy de los bañistas. Lui Chauchun se ha preocupado, con turbación de espuma, porque ha perdido de vista por un momento a sus dos hijos. La playa tenía como bandera la libertad de una cometa.

Ha sido un día familiar. A Xu Yueying la han visitado sus tres hijas: Guan, Yu y Zhang. Tres mujeres cargadas con la diversidad del destino a quien devuelve, cada día, optimismo y entereza como flor auxiliadora.

También ha regresado la octogenaria Du Qiuliang, ahora recogida en un centro para personas mayores, pero que no falta a su cita dominical para regar las macetas de su vieja casa ahora deshabitada. Brotes de plantas medicinales, olores de apaciguamiento y flores de afinidad, se recogen en su pequeño zaguán.

La tarde es una golondrina sin reposo que espera el vuelo de una noche de estrellas.

Vacaciones en el mar de China

11.8.19

Día 11

El día amanece teñido de azul vibrante y, como cada mañana, ejecuto el ritual de la sombrilla de playa. Clavo en la arena el tubo de hierro y la abro dispuesto a conquistar el paisaje milimetrado en píxeles de mayólica.

He ayudado a Xu Yueying a colocar las suyas y me ha expresado su gratitud con un: «¡Ay, las manos de un hombre!». Y en la frase he entendido que se refería a las manos que acarician, a las manos solidarias, a las que crean y levantan sus alas. No esas otras que golpean, a esas manos violentas y castigadoras, manos de verdugos sobre víctimas, torturadoras.

Al caer la tarde un vuelo de gansos en formación traza la geometría opalina del cielo. Se alejan y me alejo con ellos en la imaginación hacia el contorno del verano de polifonías calurosas. Un grupo de chiquillos lanza piedras que rebotan, dibujando ondas, sobre la superficie del agua salina, en gesto similar al que yo repetí hace tanto con el anhelo de que las piedras planearan sin hundirse hasta la infinitud.

Otro grupo de zagales llega renegrido desde los arrozales. Vienen heridos de una batalla de bolas barro a enjuagar su derrota. Ríen alegres como si la vida no pasara.

Vacaciones en el mar de China

10.8.19

Día 10

El viento de Poniente ha dibujado de escamas de peces la superficie de este mar de la China.

Wei Zifu, el tabernero, seca cada mañana sus tomates al sol. Calmo como una grulla, este hombre parece escuchar todas las confesiones de los parroquianos que acuden hasta su bodega. Nunca habla en voz alta y junto a cada consumición regala un poema. A mí me ha tocado uno que dice:

Abrir los ojos

de par en par
y buscar, a ciegas,
el sentido de la luz.


Al anochecer un geco escucha el llanto de las luciérnagas mientras el paisaje y los pensamientos se tornan brunos.

Vacaciones en el mar de China

9.8.19

Día 9

Escucho el canto de las libélulas y recuerdo aquel sonido familiar de otros veranos, ese sonar de las chicharras que, solitarias, en los campos de la infancia, recitaban juglarescas historias sin memoria. Entonces las fronteras se delineaban por trazos ambivalentes de fantasía e ingenuidad.

El océano era un pentagrama de líneas coloreadas donde se podían leer notas entusiasmadas y melodías de olas que interpretaban caballitos de mar cristalizados.

Nunca la vida ha vuelto a ser tan espléndida ni diáfana como entonces y ahora no hay ninguna respuesta bajo la bóveda de este cielo calmo y potenciador de tormentas.

La leyenda del pueblo aparece borrada y en sus calles no parece haber nadie más allá de las camisas de sus fantasmas oreándose al aire. Solo el crepitar de las estrellas rompe la mudez del momento.

Vacaciones en el mar de China

8.8.19

Día 8


El oleaje de las horas llena la orilla de ausencias. El mar del tiempo moja de recuerdos esmeraldas el rebalaje de la vida, la existencia líquida.

En tierra firme la gente se apresura a resolver sus pocos asuntos cotidianos.

Yu Xuanji hace tres días que se marchó a la capital.

Yu es una mujer ancestral que mueve hilos invisibles en la realidad de este lugar de veraneo.

Es capaz de tejer finalmente un bordado de relaciones encantadoras en su senectud, con delicado encaje y palabras amables, para todos los vecinos que pueblan el barrio. Su ausencia es el ojo enmudecido del sueño.

Ahora el crepúsculo cierra el día con escarchados juncos reflejados en el mar que ahonda su sentimiento de plenitud y de alejamiento.

Un geco me acompaña cada noche y caza mis pesadillas más atribuladas, esas que toman cuerpo en la encrucijada del ser humano actual. A veces, lame mis heridas y me acomoda en el sueño.

Vacaciones en el mar de China

7.8.19

Día 7

Los días de vacaciones parecen no tener fin porque sus cuerdas vocales vibran en tonos inusuales y su tempo es largo y soleado.

Al refrescar el día la gente se arremolina en grupos a lo largo del paseo marítimo. Las charlas se animan sobre temas variados y cotidianos.

Xu Yueying refiere como sus antepasados despertaron el pueblo con su esfuerzo de campesinos.

Xu habla de los años cuando la gente pasaba hambre, cuando amasaban pan para una semana y las hortalizas crecían con el esfuerzo de manos que las mimaban.

Arriba, los aldeanos de la montaña, celebran sus fiestas populares y los fuegos artificiales pintan con su colorido la oscuridad del Universo. Arreglados con ropas incandescentes, animan su vivir en estos oasis de alegría donde ofrendan a sus dioses por la fortuna de estar juntos y el disfrutar del aire que respiran.

Vacaciones en el mar de China

6.8.19

Día 6

Nanshianjiao es un pequeño lugar en el mapa del mundo y un gran espacio en el corazón de las gentes que lo habitan generación tras generación, donde los vínculos de amistad, vecindad y sangre se entremezclan con el paso de los años.

Todo parece espontáneo y sencillo, aunque bajo esa pintura apacible y bondadosa existen vínculos ancestrales y secretos que contienen la génesis de este minúsculo pueblo.

A mitad de la tarde un banco de niebla ha inundado la playa y en él se podía leer una lista de cosas olvidadas como los primeros saludos y los besos callados. Son diálogos que el mar ha oxidado y nadie pronuncia por temor a enfermar de herrumbre.

La marina refresca los pensamientos y, por un momento, me siento aliviado de la opresión del mundo y de las algas que pueblan el deseo.

Vacaciones en el mar de China

5.8.19

Día 5

La muerte es desconcertante a veces. Su impacto no procura tristeza, ni dolor; solo perplejidad y absurdo. Obstruye la conciencia y abre un paisaje vacío que, al mirarlo, no ofrece detalles ni escenas. Es como una perspectiva sin punto de fuga.

Xu Yueying, una mujer viuda del vecindario, me aconseja que no me pierda la suelta de las linternas volantes. Simbolizan el dejar las preocupaciones y alejarlas de nosotros y su luz apunta el camino a seguir.

Sé que el viaje no está fuera y que la luz alumbra el interior como una llama oscura. La flama de este día la refresca un ocaso sin tristeza.

Vacaciones en el mar de China

4.8.19

Día 4

Anoche unos amigos me invitaron al Festival de los Dragones Voladores, una fiesta de la música y la amistad. La música traspasa el alma y la amistad el corazón. La melodía del tiempo interpretó una partitura estelar que se quedó conmigo casi hasta la alborada. Muchos rostros desconocidos me saludaron con amabilidad envolviéndome en un ovillo de desahogos personales, como queriendo cautivar al extranjero que ha venido hasta aquí. Su tranquila cercanía asedió la muralla de mi timidez hasta derrumbarla.

La sonrisa prístina de la mañana ha sido la de Xue, la pescadera que me vende los peces asombrosos que atrapa Yuan. Me ha pesado el apetito y me ha ofrecido media docena de piezas. Compra siempre por debajo de tu avidez, me ha recomendado.

Vacaciones en el mar de China

3.8.19

Día 3

Me levanto y el aire es de un azul celestial, abajo el mar reflejo de ese cielo. En mi bolsillo aun guardo la premura que llegó conmigo.

En el trazo quebrado del horizonte Yuan, un lugareño que conocí la noche anterior, pesca con su balsa de bambú como cada amanecida. Espera extraer peces fabulosos de los que ya no existen en los océanos, porque imagina bajo la superficie, una realidad inversa. La verdad oficial para él no cuenta porque inventa adversidades, como la plaga de medusas que se materializa cada estío gracias a la propaganda del gobierno.

Pasa Li Ye, una mujer menuda de carácter fuerte, me regala una sonrisa y unos buenos días. Me siento en un sombrajo frente al mar y me pierdo en un cielo de pensamientos, mientras la brisa me cuchichea inconfesables confidencias.

Vacaciones en el mar de China

2.8.19

Día 2

El día amaneció jaspeado y yo con un murmullo de rutinas que aún no me he sacudido. Vinieron conmigo en la maleta de las equivocaciones y las traje sin querer.

He conocido a la joven vendedora de ajos Su Xiaoxiao. El color de sus ojos cambia según la luz del mar. Hoy sus destellos eran de un cobalto urgente. Cada cabeza de ajos que oferta tiene su historia. A mí me ha vendido una que narra su experiencia vital: la de una mujer que entrega siempre su corazón al hombre equivocado. Por eso su desdicha es profunda como el mar de China, pero no tiene riberas.

Al pasear por la playa he observado un grupo de jóvenes jugando a las cartas. Entre risas una zagala ha dicho: afortunada en el juego, desgraciada en amores. Me he acordado de Su Xiaoxiao, su sonrisa rota y sus noches de nadie.

Vacaciones en el mar de China

1.8.19

Día 1 

Hoy han comenzado mis vacaciones. Este verano he decidido ir al mar de China. Pensaba que estaba muy lejos, pero ha sido abrir la puerta de mi casa y lo he encontrado ahí, parado frente a mis ojos, contemplativo.

Una línea azul parte el jade horizontal entre el cielo y el mar. De pronto he sentido lo reconfortante que es respirar este aire salino, este brillo de luz tan vertical.

En mi primer paseo, he conocido a Qiang, un albañil de la antigua Gran Muralla, hombre de trato áspero, empeñado en contravenir cualquier trazado urbanístico que no se ajuste al canon de su amurallada mente.

Al atardecer miro un cielo filatélico donde aparecen pegadas algunas las estrellas mientras el mar respira.

La perspectiva del mundo cambia según el punto de fuga.







N del A.- Hoy comienza un viaje que hará cambiar la piel de este blog. Durante el mes de agosto su hilo narrativo contará unas vacaciones al otro lado del espejo de la realidad. Espero que lo disfruten junto a mí.

En la arena

31.7.19



Todos somos personajes de un circo muy pequeño.



Obligaciones

30.7.19



Cada vez me importa más lo que quiero y no lo que me han hecho entender que es necesario.



Repeticiones

29.7.19



Si todos somos únicos es porque la originalidad no existe.



Compras

28.7.19



Desde que abrieron el comercio me llamó la atención porque no se podía apreciar nada de su interior debido a sus cristaleras opacas. Mi curiosidad fue creciendo cuando supe que la tienda solo estaba abierta al público una hora diaria. Cada vez que cruzaba por el lugar, atraído por un cierto magnetismo, volvía la cabeza y me preguntaba qué clase de productos despacharían en ese establecimiento. Un día, dispuesto a matar mi interrogante obsesión, me paré a observar el tipo de clientela que acudía al negocio. Descubrí que ninguna de las personas que entraban allí, salían después, ya que pasados sesenta minutos el cierre se bajaba y no subía hasta la jornada siguiente. El descubrimiento me sobresaltó y tomé la decisión de entrar. Mientras caminaba hacia local mi pulso se aceleró y comencé a sudar. Cuando estaba en el umbral me detuve a leer un cartel que, al contrario del clásico ‘No se permiten devoluciones’, advertía: ‘No se devuelven admisiones’.



Repelentes

27.7.19




Para Víctor Hugo «es una cosa bastante repugnante el éxito. Su falsa semejanza con el mérito engaña a los incautos». Es por ello que asistimos a este desfile de criaturas aupadas por los crédulos.

 

Accesibles

26.7.19



Gozamos de grandes avances tecnológicos que nos hacen la vida más fácil y el conocimiento más asequible, pero a través de esas herramientas nos controlan y nos observan. Vivimos una libre esclavitud.



Ocupas

25.7.19



Siempre me alegro por las distinciones, homenajes y premios ajenos. Es así como alguien ocupa el lugar donde no quiero estar.



Espacio vacío

24.7.19



¿De qué llenar las oquedades que taladran las ausencias en el existir?



Pillamoscas

23.7.19



Atrapar el sentimiento poético es como pillar moscas al vuelo, donde hay que ser intuitivo y rápido de reflejos. La persona que lo intenta nunca está segura si ha agarrado al díptero y si abre la mano, para comprobarlo, el insecto escapa.




Existencias

22.7.19



A cada instante somos observados, medidos y estudiados. A través de miles de definiciones nos dicen cómo somos, cómo pensamos y cómo actuamos. Interpretan nuestros deseos y nuestros sueños, publican en qué nos estamos convirtiendo, nuestro estado mental, nuestra salud, nuestros biorritmos y lo que debemos de corregir. Aparecemos bajo la sospecha de no estar existiendo bien o con el uso correcto y eso nos aniquila como personas y arruina nuestra plenitud. Tantas definiciones nos están matando.



Selene

21.7.19



Era una mujer lunar. Cada cuarto creciente me sonreía por la ventana.



Apolo XI

20.7.19



Nunca había mirado la Luna como aquella noche. Sentados a la puerta de casa para aprovechar el relente después de otra larga jornada calurosa de julio y mientras los mayores discutían sobre la veracidad de aquella proeza humana, trataba de ver a simple vista a los astronautas saltando por la superficie del satélite, entre la curiosidad de saber cómo sería andar sin gravedad y la aprensión de haber viajado tan lejos, rodeados de tanto espacio vacío. Me fui a la cama con un poco menos de inocencia.



Caudales

19.7.19



En el dinero, los deseos nunca deben de ir por encima de las posibilidades.



Ecolalia

18.7.19



¿Quien repite una pregunta obtiene un eco por respuesta? 




Involuciones

17.7.19



Tener un poco de dinero para comprar algo ha dotado a millones de personas de una falsa conciencia de seres opulentos que deben defender, frente a la amenaza de la fraternidad y la igualdad, su estatus acomodaticio.



Sociedad del malestar

16.7.19



A pesar de tener conciencia de que necesitamos contemplación, reflexión y calma, nuestro estilo de vida camina en dirección contraria.



Antipoética

15.7.19



No existe la palabra poética, en todo caso vivirá una poética de la palabra. Esa pátina invisible que cubre cada vocablo poetizado, cada acción lírica.



Deshielo

14.7.19



Los cuerpos de dos amantes aparecieron en un glaciar donde desde hacía cientos de años se les había congelado el amor. Tras derretirse el hielo volvieron a sonreír.



Fragancias

13.7.19



Cuando siendo tan joven me dio por imitar los versos de César Vallejo, escribía deleznables poemas de aprendizaje y me sentía el poeta mismo, en su hondura y desesperación existencial. 

Hoy al releer de nuevo al maestro peruano me vuelve el aroma de esa época imperfectamente humana, surrealista y libérrima, pero es solo su perfume porque el tiempo se evaporó.

Afables

12.7.19



Según Lao Tse, «La amabilidad en palabras crea confianza. La amabilidad en el pensamiento crea profundidad. La bondad de dar crea amor». En una sociedad áspera como la actual, hasta el filósofo chino se rendiría en más de una ocasión.



Calificaciones

11.7.19



Cuando alguien trata de adjetivar mi escritura le digo: Yo escribo. Solamente eso. Y en 𝘦𝘴𝘰 siempre estamos de acuerdo.



Toros

10.7.19

 

Cuando era pequeño mi padre me llevaba a los toros. El ocio en aquellos años estaba balanceado entre el fútbol y los toros, y para un trabajador de largas jornadas que comenzaban el lunes y acababan en la noche del sábado, las diversiones del domingo eran de guardar. Y qué mayor satisfacción para un progenitor que llevar a su hijo pequeño a divertirse junto a él. 

Los ecos de ese recuerdo aparecen lejanos y las pocas sobreimpresiones que mantengo son como un daguerrotipo gastado por el tiempo. La música, eso sí que permanecen en mi memoria. Cuando sonaba la banda para mí era algo seductor porque llenaba la plaza de alegría, junto al colorido del rojo y el amarillo en el albero. 

Después, aquel desfile de trajes de luces, los alguacilillos, los toreros, los banderilleros, picadores, mozos y areneros. Hasta ese instante el espectáculo era bonito, perfecto diría, algo que en un niño haría después simular juegos en los que daba capotazos con el delantal de mi abuela en la azotea de casa. 

A partir de entonces todo cambiaba a peor. Primero sentía miedo de que el toro cogiera al torero, después rabia por ver cómo los odiosos picadores se obcecaban con el astado y comenzaba el derramamiento de sangre. Y finalmente, tras los vítores y olés del público por la faena torera, me tapaba la cara para no ver cómo la espada atravesaba el cuerpo del animal, pensando cuánto dolería ese hierro dentro de aquella mole negra y vital que agonizaba. 

Dos incidentes más me alejaron de ese entretenimiento. Una pariente partió una banderilla que había obtenido como trofeo tras una corrida para dar la mitad a una prima mía, algo que rompió mi alegría de niño en aquel momento. Y la segunda anécdota fue que, mientras presenciaba una corrida de toros y terminaba de merendar, el torero lanzó una de las orejas del toro muerto al público, con tal puntería que tiró al tendido el plátano que comía, quedando manchado sangre y con el consiguiente enfado de mi padre que cambió, desde ese día, el fútbol por los toros. 



Proles

9.7.19



Preguntado Enesidemo de Cnossos sobre una definición de los hijos, el maestro pirrónico los ilustró: «Metamorfosis de un pensamiento de amor encarnado en surtidor de problemas».



Impertinencias

8.7.19



A veces ni me atrevo a ser sincero conmigo mismo, por si molesto a mi yo social.



Desamores

7.7.19



Más que en el daño a la otra persona pensó en el dolor que se produciría a sí misma y dejó de amarla.



Inescrutable

6.7.19



No por ser genial una escritura es más comprensible. 



Escogidos

5.7.19



La vida nos escoge y nos acoge en cada una de sus tretas.



Imágenes

4.7.19



La poesía es la metáfora del ser.



Escamas

3.7.19



Sospechamos que la felicidad es un espejismo que sentimos real.



Cutícula

2.7.19



Sin romper la membrana de la normalidad la vida está restringida. Transgredirla provoca trémulas consecuencias.