Patrones de existencia
2.4.25
Etiquetas: algoritmo, análisis, reflexión, vigilancia
Llanezas
20.11.24
Hace años escribí este aforismo: «Me emborracho con las puestas de sol y me drogo mirando el mar: soy un adicto a la belleza». Era una metáfora para tratar de explicar que se puede implementar en nuestras vidas cambios hacia experiencias que impacten menos en nuestro cuerpo y más en nuestro espíritu.
Desde
entonces y hasta ahora, en contra de la norma social, no tomo alcohol, porque
«Solo estamos preparados contra el paso del tiempo, cuando cada segundo se vive
con plenitud y conciencia», argumento que suele espantar a algunas personas que
lo escuchan. Por eso les digo que he llegado hasta ahí después de recorrer un
camino tras una experiencia personal.
Ahora
me entero que eso de cero alcohol o que hay que sustituir ese placer por
otros como contemplar el mar o los ocasos, pausar la vida y disfrutar de los
pequeños encantos, se ha puesto de moda entre personajes famosos y me temo otra
colisión humana a favor y en contra.
Por
eso digo que no me atrevo a decir que soy feliz y, sin embargo, me alegro con
cada cosa sencilla que me es dada.
La
felicidad no siempre se declara, pero se encuentra en lo simple. Al vivir cada
instante con compleción, el tiempo se dilata y la serenidad nos envuelve,
permitiéndonos disfrutar de cada resquicio de vida.
Extraer
de cada partícula de tiempo el gozo necesario que nos lleve a la totalidad del
sentido existencial. Es imposible detener el tiempo, pero sí dilatarlo
viviéndolo en su integridad.
No
tengo prisa y por eso me demoro en cada instante que vivo.
La altitud de lo humilde
31.10.24
Antonio
Machado por boca de Juan de Mairena, su alter ego filosófico, decía: «Huid de
escenarios, púlpitos, plataformas y pedestales. Nunca perdáis contacto con el
suelo; porque sólo así tendréis una idea aproximada de vuestra estatura»,
porque la línea donde se encuentran las miradas nos equipara por igual a todos
los seres humanos. Mientras que, por otro lado, no hace falta trepar, elevarse,
subirse a la tarima a pregonar ninguna creación literaria porque, una obra se
defiende por ella misma o por el calor y la devoción con la que la acogen
quienes la leen.
Etiquetas: Antonio Machado, Juan de Mairena, reflexión
La muerte del autor
11.7.24
Existe
un símil entre las personas que escriben y los gusanos de seda. Al igual que
estos quienes se dedican a escribir, tras comer y comer la morera del conocimiento
en las ricas hojas de la lectura y la experiencia, se encierra en un capullo
hasta que se produce esa maravillosa metamorfosis del ser escritor al ser
escritura que, en forma de mariposa, deja escapar la belleza. Y como el gusano que
muere, el autor desaparece, pero queda su creación en ese finísimo hilo con el
que tejer la seda tan apreciada por su brillo adamantino y su delicada suavidad,
semejante que una buena lectura.
Etiquetas: autor, muerte, muerte autor, reflexión
Intutitivos
3.4.24
Etiquetas: comentario, intuición, reflexión
Máscaras
23.3.24
En este baile de máscaras verbales, la libertad de expresión se tambalea. La espontaneidad se diluye en la autocensura, calculando cuidadosamente cada palabra para evitar el ostracismo social o la cancelación. Lo que pensamos se convierte en un secreto a voces, lo que queremos decir se esconde bajo un velo de prudencia, y lo que decimos se transforma en una versión edulcorada de nuestras ideas, moldeada para ajustarse a las expectativas de la audiencia.
Y los que escuchan no siempre están dispuestos a recibir la verdad cruda. A veces, prefieren oír lo que quieren escuchar, una versión suavizada de la realidad que no confronta sus creencias o valores. Se crea así una burbuja de confort donde la disidencia se acalla y la crítica se disfraza de sugerencia.
La autenticidad es un valor fundamental para la construcción de relaciones sanas y honestas. Sin embargo, la censura, incluso cuando se disfraza de corrección, limita la libertad de pensamiento y debate, pilares esenciales para el crecimiento individual y colectivo.
Encontrar el equilibrio entre la sensibilidad social y la expresión libre es un desafío complejo. No se trata de negar la importancia de la empatía y el respeto, sino de encontrar espacios donde la diversidad de opiniones pueda florecer sin miedo a la represalia o la censura.
Desafiar la máscara de lo políticamente correcto no significa avalar el discurso del odio. Se trata de defender el derecho a pensar diferente, a expresar ideas sin filtros preestablecidos y a construir un diálogo donde la verdad no tenga que esconderse detrás de una máscara. Solo así podremos construir una sociedad donde la autenticidad y la tolerancia coexistan en armonía, sin necesidad de dobles o triples discursos.
Etiquetas: comentario, correcto, reflexión
El baile de la realidad
7.3.24
En el escenario de la existencia, la realidad se presenta
como un velo tejido por la mente, una danza entre la clarividencia individual y
la objetividad universal. Bajo la luz de la reflexión, surge la pregunta: ¿qué
es real y qué es ilusorio? ¿Somos meros espectadores de un drama cósmico o cocreadores
de la realidad que habitamos?
El budismo, con su mirada introspectiva, nos invita a desentrañar los misterios de la percepción. Según esta tradición, la única verdad inmutable es la conciencia. El mundo que experimentamos, desde los extensos mares hasta las hojas que caen, es una proyección mental, un lienzo donde la mente pinta sus propias imágenes. Esta idea, que desafía los discernimientos acordados, nos impulsa a explorar la naturaleza de lo experimentado.
El neurocientífico Anil Seth, desde un enfoque empírico, aporta otra perspectiva a la ecuación. Afirma que la realidad que percibimos es una alucinación controlada que nuestro cerebro establece para ayudarnos a interactuar con el mundo. Esta confusión se basa en la información sensorial, pero también en nuestras expectativas, creencias y experiencias previas. Es como si cada uno de nosotros tuviera una cámara interna que filtra la realidad a través de un lente personal.
Un proverbio árabe nos recuerda que los ojos no sirven de nada a un cerebro ciego. La realidad no se limita a lo que vemos, sino que se define por la interpretación que nuestro cerebro hace de ello. La mente, como un director de cine, toma las imágenes del mundo y las transforma en una película personalizada.
Sin embargo, la realidad no es un mero producto de la mente. Existe una base objetiva: las leyes de la física, la naturaleza, los átomos que conforman la materia. Estos elementos trascienden nuestras sensaciones individuales y nos conectan con una realidad compartida.
En la danza entre la mente y el mundo, la realidad se convierte en un enigma fascinante. La ciencia y la filosofía nos ofrecen herramientas para explorarla, pero nunca podremos esclarecer su misterio por completo.
En este baile de perspectivas, podemos encontrar la magia de la alucinación compartida que designamos vida, donde cada persona, con su lente exclusiva, aporta a la creación de una realidad colectiva, un tapiz tejido con los hilos de la experiencia individual y la objetividad universal.
En la búsqueda de la verdad, la mente se convierte en un bastidor donde la realidad se pinta con los colores de la apreciación y el aprendizaje, y cada individuo, con su pincel único, contribuye a la obra maestra total de la existencia.
Etiquetas: alucinación, Anil Seth, budismo, cerebro, conciencia, realidad, reflexión
¿Quién alimenta a los monstruos?
10.10.23
Etiquetas: análisis, comentario, monstruos, morbo, reflexión
La salida
25.9.23
Disimulaciones
7.9.23
El escritor Jean-Pierre Claris de Florian, sobrino de Voltaire, en una de sus ‘Fábulas de Florian’ titulada ‘El grillo’, advertía:
¡Señor don grillo, alerta,
Que el vivir ignorado
Suele traer más cuenta!
Lejos del ruido mundanal, apartados en la laguna de lo discreto, seremos dichosos confundidos con el terreno.
Etiquetas: escondidos, fábula, Jean-Pierre Claris de Florian, reflexión, Voltaire
Textos escogidos
10.7.23
Etiquetas: Chuang Tse, filosofía, reflexión, Tao
Ensimismamiento
6.7.23
Antiarrugas
26.5.23
El patio de los ahorcados
12.4.23
De niño, curioseábamos por las tapias del cementerio y recorríamos sus patios luminosos llenos de flores secas, mustias o frescas todavía tras un reciente sepelio. Mirábamos las fotografías en blanco y negro o sepia, con los rostros de los difuntos cuando eran seres vivientes. Nos deteníamos a cuchichear al reconocer el retrato de algún personaje adherido a la lápida o sabíamos de alguna tragedia ocurrida por la que dejó de existir.
Debatir sobre la muerte causaba, en nuestras cabezas infantiles, un efecto de temor por qué dios nos esperaría en el más allá, y de incomprensión e indolencia al no ser ningún familiar o persona conocida.
Especialmente desconcertante nos parecían los fallecimientos de los niños atropellados, caídos en lugares mortíferos o víctimas de enfermedades incurables, por las que cruzábamos los dedos para que no nos tocara padecerlas en suerte.
Pero la expedición al camposanto tenía dos puntos de observación macabros: la sala de autopsias y los terribles manejos forenses con prácticas descuartizadoras de cuerpos, en la búsqueda de la verdadera causa del óbito y, por supuesto, el patio de los ahorcados, cerrado por una gruesa puerta metálica y que, para observar su interior, debíamos escalar las encaladas paredes.
Una vez encaramados arriba del muro siempre me invadía la tristeza. Era un espacio desahuciado de flores y más bien oscuro, donde suponíamos que estaban las personas que se ahorcaban, las que se envenenaban, se desangraban o se despeñaban por un tajo.
Parecía como si estuvieran castigados para que nadie pudiera ver el terrible delito de haber decidido morir, y que no lograron hacerlo sobre sus vidas.
Igual todas las personas llevamos un suicida hibernado dentro de nosotros como nos recuerda el filósofo Émile Cioran: «Vivo únicamente porque puedo morir cuando quiera. Sin la idea del suicidio, si no fuera por la posibilidad del suicidio, ya me habría matado».
Etiquetas: ahorcado, cementerio, historias, reflexión
La mochila existencial
3.3.23
El primer viaje lejano que realicé con mis hijos, aún pequeños, fue calificado por algunos conocidos como de «una locura». Expliqué entonces que, para mí, lo disparatado era marcharme sin su compañía.
Siempre recuerdo con agrado los tres meses de verano que, con siete años, pasé junto al mar en una casita de pescadores alquilada por mis padres. Es una imagen que llevo conmigo a igual que otras tantas cosas vividas en común. Experiencias pegadas a la piel del alma que son mi valiosa herencia inmaterial.
De ahí el empeño en dar a mi pequeña tribu el mismo legado de emociones, recuerdos y sensaciones que los que yo recibí porque sé que, donde vayan y donde estén, viajarán con ellos. Así que mi inquietud, con acierto o error, ha sido cargar de ese patrimonio su mochila existencial.
Etiquetas: análisis, existencia, historias, mochila, reflexión
Alienígenas
24.1.23
Etiquetas: extraterrestre, pensamiento, planeta, reflexión
Adiestrados
2.1.23
Etiquetas: análisis, paso cambiado, reflexión
'Solvitur ambulando'
31.12.22
Etiquetas: análisis, caminar, pensamiento, reflexión