Día 23
Le Wan, la mujer que camina descalza, madruga para escuchar el mar al amanecer. Me cuenta que su lenguaje, en esos momentos, es calmo, susurrante y bisbisea secretos de las profundidades. Me saluda con una sonrisa y se marcha.
Luego me tropiezo con Liu Rushi y me trata de explicar que hay existencias que pueden ser, al mismo tiempo, hermosas y caóticas como una flor de loto.
Duermo, entonces, una siesta feliz que me abre el apetito de la tarde. Entiendo que la vida es ciclomática y poliforma.
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Vacaciones en el mar de China
23.8.19
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