Isométrica
8.9.19
Solitaria cada tarde abría la puerta de su casa y se sentaba a esperar la muerte. La muerte esperaba sentada en la puerta de la casa cada tarde para hacerle compañía.
Etiquetas: cuentos de domingo, cuentos diminutos
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
3 apostillas:
¿Una solución negociada...?
La presencia activa de la muerte es estimulante para nuestra vida. No es mala cosa tenerla por compañera y confidente en las escaleras de la casa.
Esa compañía, algún día será la definitiva
Un abrazo
Publicar un comentario