El desapego de escribir

24.7.24

 

—Aquí, señora Kristóf, con el ruido monótono que hacen las máquinas en la cadena de montaje de relojes, es difícil tener una mente de escritor.

—Para escribir poemas, la fábrica está muy bien. El trabajo es monótono, se puede pensar en otras cosas y las máquinas tienen un ritmo regular que ayuda a contar los versos. En general, me contento con escribir dentro de mi cabeza. Es más fácil. En la cabeza, todo se desarrolla sin dificultad. Pero, en cuanto se escribe, los pensamientos se transforman, se deforman, y todo se vuelve falso. A causa de las palabras.

—¿Se escribe contra todo y a pesar de todo?

—Escribir no es una profesión, es una vocación. Una se hace escritora escribiendo con paciencia y obstinación, sin perder nunca la fe en lo que se escribe. Hay que escribir, naturalmente. Luego, hay que seguir escribiendo. Incluso cuando no le interese a nadie, incluso cuando tenemos la impresión de que nunca interesará a nadie. Incluso cuando los manuscritos se acumulan en los cajones y los olvidamos para escribir otros.

—¿La escritura es una herramienta de autodescubrimiento y comprensión que permite procesar experiencias y saber sobre la condición humana?

—Escribo para entender el mundo y a mí misma.

—¿Se escribe para amplificar las voces de aquellos que a menudo son marginados o no escuchados?

—Escribir es una forma de dar voz a los que no tienen voz.

—También de desafiar las normas sociales.

—Escribir es una lucha contra el silencio.

—Pero surgen dudas, interrogantes sobre el absurdo de escribir, la mala conciencia por dejar de hacerlo y la consideración de los demás sobre lo que uno hace.

—Incluso ahora, por la mañana, cuando la casa se vacía y todos mis vecinos se van

a trabajar, tengo un poco de cargo de conciencia por instalarme en la mesa de la

cocina a leer los diarios durante horas en vez de… fregar los platos del día anterior, ir

de compras, lavar y planchar la ropa, hacer mermeladas o pasteles… Y, ¡sobre todo!, en vez de escribir.

—¿Y al final qué hacemos?

—Realmente ya no quiero escribir más. A los libros anteriores les fue bien. No quiero estropearlos con algo menos bueno.

—¿Y leer?

—Leo. Es como una enfermedad. Leo todo lo que cae en mis manos, bajo los ojos: diarios, libros escolares, carteles, pedazos de papel encontrados por la calle, recetas de cocina, libros infantiles. Cualquier cosa impresa. Fue así como, muy joven, por casualidad y sin apenas darme cuenta, contraje la incurable enfermedad de la lectura.

—¿Lo pasó mal entonces?

—Mi enfermedad de la lectura me traería sobre todo reproches y desprecio: No hace nada. Se pasa el día leyendo. No sabe hacer nada más. Es la tarea más pasiva de todas. Perezosa. Y, sobre todo, lee en vez de… ¿en vez de qué? Hay miles de cosas más útiles, ¿no?

—¿La mentira forma parte del juego literario?

—Desconfío de la mentira de los sentimientos. Si uno piensa, le resulta imposible amar la vida. Las palabras que definen los sentimientos son muy vagas; es mejor evitarlas y atenerse a la descripción de los objetos, de los seres humanos y de uno mismo, es decir, a la descripción fiel de los hechos.

—¿Y la tristeza?

—Hay vidas que son más tristes que el más triste de todos los libros. Por muy triste que sea un libro, nunca puede ser tan triste como la vida.

Caídas

23.7.24


El futuro es un abismo insondable donde nunca dejas de caer.



Descarriados

22.7.24


Lo más duro no es estar solo sino andar perdido dentro de la soledad.



Voz narrativa

21.7.24


«Eres idiota», le espetó el lector (y pensó puede que sí o puede que no) y sorprendido el autor de este cuento volvió a escuchar: «¡Qué cuento tan ridículo! Cómo se te ocurre decir esto». Momento en el que estuvo a punto de abandonar la tarea que se traía entre manos, porque no estaba dispuesto a que le faltaran el respeto a su trabajo. «Quieres centrarte en contar una buena historia y no divagar con estas memeces que escribes», lo escuchó expresar desde el otro lado del libro aún sin publicar. Se turbó y dudó en seguir escribiendo estas líneas porque le desconcertaba la idea de que, desde el universo paralelo de la lectura, un intralector le estuviera coartando su creatividad con esas expresiones que escuchaba. Llegó a pensar que se trataba de esas voces interiores que se le aparecen a quienes escriben y andan mezclándose en la cabeza entre el monólogo y el diálogo. Así que trató de centrarse en lo que quería plasmar y que no era otra cosa que una narración sobre gatos. «Te leo y no salgo de mi asombro, ¿de verdad vas a tratar sobre felinos domésticos y holgazanes? ¿no tienes una ocurrencia peor?», (y mientras lo oía reír, de manera instintiva, quiso indicarle: dímela tú). Entonces paró en seco y dejamos de escribir los dos.

Envites

20.7.24


A veces tardíamente me viene un empujón de nostalgiosa infancia.



Cosmología

19.7.24


Las estrellas pequeñitas son los grandes fenómenos del Cosmos y los asuntos cotidianos lo inmenso de la vida sencilla.



Precedentes

18.7.24


Nada importante se dice sin la antelación de un silencio.



En la lavandería

17.7.24


—Me gusta esta lavandería, Lucia, no es como otras, usted que conoce tantas lo sabe bien. Se respira un cierto aire de soledad.
—La soledad es un concepto anglosajón. En Ciudad de México, si eres el único pasajero en un autobús y alguien sube, no solo se sentará a tu lado sino que se recostará en ti.
—De lavanderías y también de señoras de la limpieza sabe bien.
—Las mujeres de la limpieza lo saben todo. Y las mujeres de la limpieza roban.
—¿Qué les aconsejaría?
—Aceptad todo lo que la señora os dé, y decid gracias. Luego lo podéis dejar en el autobús, en el hueco del asiento. Como norma general, no trabajéis para las amigas. Tarde o temprano se molestan contigo porque sabes demasiado de su vida. O dejan de caerte bien, por lo mismo.
—Y su experiencia como mujer de la limpieza ¿cómo fue?
—Las mujeres de la limpieza de toda la vida no me aceptan de buenas a primeras. Y además, me cuesta conseguir trabajo en esto, porque soy «instruida». Desde que me alcanza la memoria siempre he tenido un don para quedar mal.
—Eso a pesar de que usted les da un manual.
—Mujeres de la limpieza: aprenderéis mucho de las mujeres liberadas. La primera fase es un grupo de toma de conciencia feminista; la segunda fase es una mujer de la limpieza; la tercera, el divorcio.
—¿Y las señoras cómo la tratan?
—He aprendido a contarles a las señoras desde el principio que mi marido alcohólico acaba de morir y me he quedado sola con mis cuatro hijos. Hasta ahora nunca había trabajado, criando a los niños y demás. Las señoras siempre suben la voz un par de octavas cuando les hablan a las mujeres de la limpieza o a los gatos.
—La suya no parece que haya sido una vida fácil.
—Todo lo bueno o malo que ha ocurrido en mi vida ha sido predecible e inevitable, en especial las decisiones y los actos que han garantizado que ahora esté completamente sola. La única razón por la que he vivido tanto tiempo es porque fui soltando lastre del pasado. Cierro la puerta a la pena al pesar, al remordimiento. Si permito que entren, aunque sea por una rendija de autocompasión, zas, la puerta se abrirá de golpe y una tempestad de dolor me desgarrará el corazón…
—También hay recuerdos…
—Todos tenemos nuestros álbumes de recortes mentales. Planos congelados. Instantáneas de gente a la que amamos en distintos momentos. Cuando fallecen tus padres has de afrontar tu propio final. Entonces ya no queda nadie para protegerte de la muerte.
—¿Qué sabe de la muerte?
—Una cosa sé de la muerte. Cuanto «mejor» es la persona, cuanto más cariñosa, feliz y comprensiva, menor es el vacío que deja su muerte. El tiempo se detiene cuando alguien muere. Por supuesto se detiene para ellos, quizá, pero para los que sufren la pérdida el tiempo se desquicia. La muerte llega demasiado pronto. La muerte cura, nos dice que perdonemos, nos recuerda que no queremos morir solos.
—Por eso son tan crueles las demoras.
—La gente pobre está acostumbrada a esperar. La Seguridad Social, la cola del paro, lavanderías, cabinas telefónicas, salas de urgencias, cárceles, etcétera. Vivirás siempre paralizada por las normas, por lo que la gente te dice que deberías pensar o hacer.
—Siempre habrá algo más importante que no tengamos que desatender.
—Nada importa mucho, ¿no? Me refiero a importar de verdad. Sin embargo a veces de pronto, durante apenas un segundo, se te concede la gracia de creer que sí, que importa muchísimo.
—El amor, por ejemplo.
—El amor te hace desgraciado, decía nuestra madre. Mojas la almohada llorando hasta quedarte dormida, empañas las cabinas telefónicas, con tus lágrimas, tus sollozos hacen aullar al perro, fumas dos cigarrillos a la vez.



Pulsador

16.7.24


El circuito de la tristeza tiene en la alegría un interruptor, no te olvides de darle cada día.



Ajenos

15.7.24


Ah! Hay cosas que nos parecen tan de otros como la vejez que la llevamos puesta.



La piedra verde

14.7.24


Abrió su mano y le mostró algo que parecía una pequeña piedra. «¿Sabes qué es?», le preguntó. «Parece un trozo de cristal». Era un vulgar, desgastado y olvidado fragmento de vidrio recogido de la orilla del mar. «Visto así nada tiene de particular pero si lo devuelves donde fue encontrado, será un guijarro verdusco entre millones de grises y comunes granos de arena, esos que buscan los niños cuando juegan en la playa. Su colorido y singularidad la distinguirá del resto y su rareza llamará la atención».

Tras escuchar la disertación le dijo que dónde quería llegar. «Si quieres escribir trata de ser como esa materia vidriada, a merced de las olas, y haz que se distinga tu voz entre las interminables y monótonas arenas», le explicó.




Instantáneo

13.7.24


El cerebro puede ser premonitorio pero el corazón ama al instante.



Relajaciones

12.7.24


Mejor la tranquilidad de ser quien eres que no la frustración de quien nunca alcanzarás ser.



La muerte del autor

11.7.24


Existe un símil entre las personas que escriben y los gusanos de seda. Al igual que estos quienes se dedican a escribir, tras comer y comer la morera del conocimiento en las ricas hojas de la lectura y la experiencia, se encierra en un capullo hasta que se produce esa maravillosa metamorfosis del ser escritor al ser escritura que, en forma de mariposa, deja escapar la belleza. Y como el gusano que muere, el autor desaparece, pero queda su creación en ese finísimo hilo con el que tejer la seda tan apreciada por su brillo adamantino y su delicada suavidad, semejante que una buena lectura.



En el salón de baile

10.7.24


—Señora Némirovsky, me alegra encontrarla en este baile, un lugar propicio a las pasiones.
—Los seres apasionados son simples. Pero he vivido lo bastante para saber que no hay corazón sencillo.
—Y sin embargo al principio sí que lo parece.
—Qué tontos somos de jóvenes... ¡Y qué hermosas locuras, las del amor!
—Y el camino del amor es largo.
—Nadie puede presumir de conocer el mar sin haberlo visto en la calma y en la tempestad. Dios mío, si a los veinte años supieras lo sencilla que es la vida... A mi edad, la sangre se ha apagado; lo que se siente es frío.
—¿Las pasiones nos mueven?
—Dichosos los que pueden amar y odiar sin disimulos, sin vacilaciones, sin matices. Tarde o temprano, la vida apaga en nosotros las pasiones más ardientes. Cada día que pasa y que has perdido para el amor es una tragedia.
—Entonces ¿nos dejamos guiar por la brújula dela amor?
—El verdadero amor no conoce límites, ni siquiera los de la muerte. El amor es el único refugio en tiempos de caos.
—Ese tipo de amor es insaciable.
—Las madres y las enamoradas, hembras feroces...
—¿Le desarma el ser humano?
—Nunca se acaba de conocer a nadie. Somos una raza ávida, hambrienta desde hace tanto tiempo que la realidad no basta para alimentarnos. Necesitamos también lo imposible.
—Igual que en otras épocas, no son estos tiempos de paz.
—La guerra es como el amor, fácil de empezar pero muy difícil de terminar. La guerra no tiene ganadores, solo perdedores. La verdadera valentía es la que se muestra en la batalla contra uno mismo.
—La libertad siempre aparece amenazada, incluso por aquellos que la proclaman.
—En la batalla por la libertad, todos somos soldados. La verdadera victoria es la paz.
—¿Algún atisbo?
—La esperanza es el arma más poderosa en tiempos de desesperación. La verdadera fuerza se muestra en la vulnerabilidad. Toda alegría es contagiosa y desarma los sentimientos de odio.


Acúmulos

9.7.24


No me interesa saber demasiadas cosas, me basta con sentir muchos buenos momentos.



Migraciones

8.7.24


No sé adónde te vas con el tiempo pero te vas.



La despedida

7.7.24


Se dieron un último beso y se miraron con esa dulzura que tienen los recién enamorados. El destino los había juntado en un hermoso espectáculo de embeleso. En mitad de una calle solitaria acordaron despedirse y los dos caminaron en direcciones opuestas. En un silencio grandilocuente cada paso que se distanciaban lo acompañaban con un giro de cabeza hacia atrás, como para atestiguar que el pacto de la despedida se cumplía y que ninguno de los dos regresaría al concluyente abrazo.

La noche caliginosa los borró del escenario urbano. Nadie los observó, nadie consiguió dar testimonio de que aquellos jóvenes marchaban llevándose al otro en su pensamiento. Era una escenificación absurda de cariño, una estampa más perdida en el vacío de lo que existe.

Bueno yo si los vi. Crucé la escena y no me reconocieron ni supieron de mi presencia allí para contar su historia de amor y desamor.

¿Qué pasó?, deberías preguntarte mientras lees estas letras. Por lo que supe el argumento estaba escrito y se ejecutó según el gran teatro de la vida, de sus vidas.

Consagraron su pasión y se quisieron. Ese tiempo existió y también les nació una hija. A partir de ahí él, inteligente y buen periodista, alcanzó cierta efímera fama y ejerció en profundidad el oficio de la ‘canalla’. Ella, guapa y dulce, educada en una familia de la pequeña burguesía provinciana, no pudo y no quiso asumir el papel al que parecía destinada.

No sé, a veces vuelvo a esa calle a la misma hora despoblada, para ver si aquel duelo de enamorados se repite otra vez.

Mientras lo cuento, una mano femenina me aprieta el hombro con suavidad.



Layas

6.7.24


Hacer lo que te gusta durante la mayor parte del tiempo de tu existencia, eso es calidad de vida.



Simas

5.7.24


Solo quien camina al filo del abismo sabe del vértigo de vivir.



Disidencias

4.7.24


Llegan días donde no me gusta ser quien soy y ocurre que no encuentro sustituto.



Experimentos de vida

3.7.24

 

—Pionera del feminismo, señora Wollstonecraft, usted reivindicó los derechos de la mujer.
—Las mujeres no son mero adorno en el mundo, son seres humanos capaces de pensar y de actuar. Las mujeres necesitan educación y libertad para ser reconocidas como iguales.
—Defendió que el género es una característica biológica y que la sociedad desempeña un papel fundamental en la formación de las identidades.
—La igualdad de género no es solo un tema de justicia, sino también de eficiencia y progreso. No se nace mujer, se llega a serlo.
—Parece fundamental la importancia del aprendizaje en el desarrollo personal y colectivo.
—La educación es el gran motor del progreso individual y social. Enseñar a las mujeres a ser simples es enseñarles a ser estúpidas. La educación debe ser laica y accesible para todos, sin importar su género.
—Sus ideas revolucionarias sobre la igualdad de género han servido de modelo.
—La fortaleza es el camino hacia el progreso, la debilidad el camino hacia la insignificancia. La sociedad siempre se beneficia de la igualdad de género. No deseo que las mujeres tengan más poder que los hombres, sino que tengan más poder sobre sí mismas.
—Entonces es un error enseñar a buscar únicamente la riqueza y la grandeza como metas en la vida.
—La riqueza y la grandeza no deben ser el objetivo principal en la educación de las mujeres; la sobriedad, la modestia y la dulzura deben ocupar ese lugar.
—¿Cuáles son las particularidades de las mujeres?
—La verdadera esencia de una mujer está en la capacidad de enfrentar y superar los obstáculos más que en sus aptitudes. El carácter de una mujer no depende de sus talentos, sino de su constancia, de su capacidad para enfrentar la adversidad.
—Existen algunos deberes por parte de la sociedad.
—La verdadera grandeza de una nación se ve en cómo trata a sus mujeres.
—Se equivocan quienes se casan.
—El matrimonio es el grave error de la sociedad, lo que convierte a las mujeres en esclavas y a los hombres en tiranos.
—¿Cómo se alcanza la verdadera libertad?
—La razón es la única base de la libertad. No hay barrera, cerradura ni cerrojo que puedas imponer a la libertad de mi mente.
—Un consejo.
—Siempre parece necesario reivindicarse ante uno y ante los demás. El amor verdadero no se basa en la sumisión, se basa en la igualdad y el respeto mutuo.


Tolerancias

2.7.24


El verdadero fracaso consiste en sentirse mal con lo que eres.



Sin salida

1.7.24


Perdido en esta selva de palabras no encuentro el verbo por dónde salir.





El pez

30.6.24


Comparto piso desde hace algunos años con Katia que trabaja como enfermera haciendo guardias en el turno de noche porque es donde más pagan. A mí me permite trabajar durante el día desde casa, aunque a veces me desplazo a la editorial para reuniones y algún asunto puntual en el que debo estar presente. Katia es alegre, jovial y desinhibida, hace buena compañía y le gustan los animales. A mí no. Es por eso que tuvimos que acordar qué tipo de mascotas podrían entrar al apartamento. Al final decidimos que entrara un acuario. «Los peces como los hombres son de sangre fría», manifestó sonriendo.

Ella sería la responsable de la pecera y, en ocasiones especiales, le echaría una mano como cuando se marchó a su país de vacaciones todo el mes de agosto. No sé por qué pero aquellos inquilinos llenos de colorido y escamas me llamaban la atención y me hacían relajar la mente, hasta podía hablarles con el pensamiento, no como Katia que charlaba con ellos como si la entendieran. Y así de esa observación nació este microrrelato titulado ‘Suicida’:

Rodolfo estaba triste desde que se fue su compañero y, últimamente, miraba como distraído. Un día decidió colgarse del aire. Lo encontré muerto fuera de la pecera.

Katia volvió de su descanso estival y nada le conté del microcuento, en tanto que Rodolfo y Valentino nadaban plácidamente en las aguas transparentes de su mundo, y hasta me pareció que se alegraban de su vuelta.

Los meses pasaron, olvidé mi escrito, y una mañana Valentino apareció inerte en el fondo del receptáculo. Mi compañera lloró y yo misma sentí cierta pena cuando cogí el pez para depositarlo en la basura, incapaz Katia de poder hacerlo.

Dicen que la mancha de una mora con otra verde se quita y que, a amor muerto, amor puesto, así que mi acompañante no tardó en traerle dos especímenes a Rodolfo, un limpiafondos y un pez ángel, para que lo guardara, dijo.

Una madrugada mientras dormía escuché gritar a Katia que volvía de su turno de guardia. Rodolfo se había suicidado. ¿Cómo? ¿qué había pasado? El pez yacía en la solería de la residencia. Recogí el cadáver sin que me sorprendiera el hecho y consolé a mi amiga. Pensé que aquella situación ya la había vivido. Días después repasando mis anotaciones encontré el cuento.


Licuefacciones

29.6.24


En el abrazo diluimos la soledad.



Dispersiones

28.6.24


Nada somos en tanto somos desmenuzados por el tiempo demoledor.



Nulidad

27.6.24


Escapa de quienes te anulan porque todo lo que te ocurre a ti, bueno o malo, en ellos es superlativo.



Sin poder

26.6.24


—Disculpe señora Montseny, siempre me ha interesado su pensamiento crítico y su compromiso con las causas sociales que siguen siendo relevantes en un mundo que aún se enfrenta a grandes desafíos, ¿dónde comenzó a fraguar este pensamiento?
—Mi madre creía que ella podía darme la enseñanza que no encontraría yo en los centros pedagógicos oficiales. Se dedicó a mi enseñanza, se dedicó a formar mi conciencia y dejándome, sin embargo, en libertad de elegir siempre mi camino.
—Su legado continúa vigente en la actualidad. Su lucha por la justicia social, la igualdad de derechos y la libertad individual la convierte en una figura inspiradora para las nuevas generaciones.
—Si un sueño de dominio ha habido en mí, ha sido el de reinar espiritualmente sobre el futuro por la fuerza de mi recuerdo, de mi ejemplo y de mi obra. Ahora, curada hasta de esta vanidad pueril, generosa y romántica, sonrío; al fin de todos los sueños humanos no hay más que polvo.
—A mí me gusta decir que no quiero ni mandar ni obedecer.
—El poder es una charca pestilente que corrompe a todo aquel que a él se acerca.
—Por eso se hizo anarquista.
—El anarquismo es una idealidad basada en la posibilidad de organizar la sociedad sustituyendo el Estado por la administración de las cosas, por el pacto entre iguales, por las asociaciones de productores y por la organización armoniosa del trabajo, puestos los instrumentos de producción en manos de los productores. El anarquismo ha sido difamado, deformado y calumniado con igual unanimidad por conservadores y por comunistas.
—¿Qué lo diferencia de estos últimos?
—Lo que nos divide es que el método de los comunistas se diferencia fundamentalmente del nuestro. Nosotros vamos a la destrucción del Estado porque consideramos que el estado es la opresión y que el poder, en manos de quien sea, será siempre poder y tenderá a crear sus intereses y consideramos que esos intereses serán tan poderosos que todas las ideas revolucionarias quedarán ahogadas por los intereses creados por ese poder. Y los ejemplos de la revolución rusa, y de las otras revoluciones que a la revolución rusa han sucedido, nos lo demuestran.
—También que prevalezca en individuo frente al Estado.
Nosotros continuamos creyendo, con Proudhon y con Bakunin, que el enemigo principal de la libertad humana y de las relaciones entre los hombres y los pueblos es la existencia de los Estados y que hay que procurar gestar un mundo auténticamente socialista basado, sobre todo, en los derechos del individuo y en la organización de una sociedad en la que no haya poder opresor, partiendo de la base de que todo poder, lo tome quien quiera, será forzosamente opresor y será forzosamente obligado a recurrir a la dictadura, que ha sido la fatalidad de Rusia y que es lo que, fundamentalmente, nos separa de los comunistas.
—Usted nunca se consideró feminista.
—Las cuestiones del feminismo me interesan para combatirlas y situarlas en el punto donde han de partir todas las inquietudes humanas: la transformación de una sociedad injusta y el abandono de una moral y unas preocupaciones que solo han servido para esclavizar a la mujer y desviar a la especie toda.
—¿Por eso criticaba el feminismo?
—No existe feminismo de ninguna clase y si alguno hubiese, habríamos de llamarlo fascista, pues sería tan reaccionario e intolerante que su arribo al poder significaría una gran desgracia para los españoles. ¿Feminismo? ¡Jamás! Humanismo siempre. Propagar un feminismo es fomentar un masculinismo, es crear una lucha inmoral y absurda entre los dos sexos, que ninguna ley natural toleraría.
—¿Se trata de terminar con la rivalidad entre hombres y mujeres?
—La cuestión de los sexos está clara: igualdad absoluta en todos los aspectos para los dos; independencia para los dos; capacitación para los dos; camino libre, amplio y universal para la especie toda. El feminismo racional o humanista, sereno y equilibrado, abriría para la mujer el camino de las reivindicaciones, no de sexo ni de clase, sino de humanidad e incluiría al movimiento femenino en el movimiento general humano.


Sorbos

25.6.24


En realidad, no morimos, solo somos succionados por el Universo.



Privativo

24.6.24


Solo sentir de una manera especial da una vida exclusiva.



Fragmentos

23.6.24


Todas las tardes una mujer joven pasea por el parque dos perros de esos llamados ‘salchicha’. Parece tener prisa y parece enojada, su rostro serio refleja que lo que hace no es placentero, sino más bien obligatorio. Observo su cíclica tarea y mi persistente mirar.

Mientras camino una mañana alcanzo a una jovial señora que anda con dos niñas pequeñas cogidas de sus manos, y le pregunto por ellas. Son mellizas, me explica. Una de las pequeñas me agarra un dedo para que camine con ella. El gesto me enternece y apenas me vuelvo a fijar en la madre que sonríe.

El jueves entré en una farmacia y me atendió con amabilidad una dependienta de escasa edad. Cruzamos las miradas como lo hacen dos desconocidos y aunque me esforcé en reconocer su rostro no pude hacerlo.

La policía se presenta en el barrio mientras alguien vocifera en medio de una gresca vecinal o algún otro asunto que llama la atención por la puesta en escena. Una mujer treintañera trata de hacer entrar en razón a un hombre al que alguna vez he reconocido sacando dos perros de paseo. Esa mujer, no sé, no recuerdo haberla visto antes.

Le pido perdón al tropezar con una joven de larga melena y cabello oscuro. Me sonríe y su sonrisa me suena.

Sueño y aparece una misma mujer de pocos años que es la misma y, sin embargo, no lo podría autentificar.

Cuando mi mente lee todos esos fragmentos se forma un retablo en mi cabeza. Diría ver que es la mujer de todas las escenas.

¿Es ella siempre o es la repetición de algo que vive en mi cabeza?


Observaciones

22.6.24


Y así, con el pasar del tiempo, notarás que todo se aleja de ti.



Efectividad

21.6.24


No es pensar solamente, es la calidad del pensamiento lo que nos lleva más lejos.



Cuenta de resultados

20.6.24


A veces es necesario perder para poder ganar algo.



Compañía en los malos momentos

19.6.24


—Señora Seligson, siento lo de su hijo.
—Prefiero que me llame Esther.
—Una verdadera pena lo de Adrián.
—Voló once pisos abajo en una inverosímil voltereta de acróbata impecable. Quien no lo vio jamás creerá que cayó ‘como si un Ángel lo hubiese sostenido en el aire’, de espaldas sobre el piso del garaje sin dejar una sola gota de sangre derramada, o que manchara sus ropas.
—Los suicidas nos recuerdan que estamos condenados a vivir y eso nos interpela.
—¿Qué se podía añadir a este enigma clínico sino otras preguntas?: ¿Acaso nuestros afectos son sólo proyección de carencias infantiles? ¿Fui una madre desertora? ¿Me puse siempre a merced del objeto amado fuera o no correspondida?
—La escuché decir que no tenía miedo a la muerte, entonces a qué.
—A lo que muere, a la neutralidad afectiva, al insidioso silencio, al vivir en el disimulo.
—¿Y al vacío?
—Si para que el mundo existiera tuvo que operarse un vacío, y si para que el hombre ocupara un lugar en él tuvo que operarse otro vacío, ¿qué tenía entonces de particular que los humanos fuesen seres de nostalgia?
—Por eso ama la vida y todos sus asuntos.
—La vida es un viaje sin destino.
—Y sus formas las que nos hace amarla.
—Amo las paradojas, la turbulencia del anhelo, de la libertad, de los desafíos del Absoluto, y preñada voy de esa sed que me consume y que cuántas veces no me han reprochado ‘sólo pasa en tu cabeza’.
—Y a pesar de todo se sigue adelante.
—Preservar cueste lo que cueste un ‘reino de fantasía’ por encima del ‘sentido de realidad’, la ensoñación más allá del legado de puntos de vista y actitudes sociales codificados, conservar la rilkeana capacidad de asombro de ese niño interior que toma sus sueños por realidades, esa chispa inextinguible que aspira perpetuamente a lo divino.
—¿Qué encontró en la escritura?
—La escritura es una forma de exorcizar los demonios.
—Y también de creación.
—Si, invento, me gana la imaginación, me subyuga el cerco numinoso de lo indefinible, el halo de las quimeras, de las imágenes poéticas.
—¿Debería el autor desleírse en su obra?
—Rilke dice que el yo, al transformarse en obra, encuentra su salvación y su disolución en el Universo.
—Hay quien defiende la escritura como un proceso excelso y sublimador.
—Nunca he sentido que escribo por catarsis; si yo no estuviera reconciliada en mi interior, no hubiera podido escribir… pero con un buen orgasmo seguro tienes catarsis.
—Las palabras nos cubren.
—El lenguaje es la piel del alma.
—Y su recuerdo.
—La memoria es un país donde siempre estamos de paso.
—Un país sin sentimiento de patria.
—Es bueno ser errante y peregrino. Sentirte extranjero en cada ciudad en la que vives te permite un contacto más emotivo.
—Bueno, me despido de usted. ¿Algo que deba recordar?
—Sí, el amor es una fuerza que nos transforma.



Careos

18.6.24


Todos me afrontan como si quisieran que fuera quien no soy.



Trasmutación

17.6.24


Igual que un gusano de seda que se encapsula y muta en mariposa para echar a volar, quien escribe muere en el acto de escribir para convertirse en lectura.

La mona

16.6.24


Isabel salió de casa aquella mañana de primavera como cada día, ataviada con su delantal y un pañuelo blanco cubriendo su pelo.

Echó a andar hacia el mercado, su cesta de mimbre bajo el brazo, sin que nada hiciera sospechar que ese día sería diferente a cuantos marcaban su rutinaria dedicación doméstica. En su cabeza viajaban cómodos pensamientos sobre la lista de la compra.

Al alba toda su familia había salido a trabajar y volvería al hogar a la hora del almuerzo, aunque nadie imaginaba el desastre que se iba a producir.

Las calles contenían la agitación de las gentes que iban y venían a sus asuntos cotidianos, donde el sonido de las voces de quienes pregonaban las mercancías se mezclaba con el canto de los pájaros, y el olor a frutas y hortalizas recién cogidas era tapado por el hedor de los desperdicios del pescado.

En la estampa de aquella mañana, repetición de otras tantas mañanas, algo con un punto extra de bullicio llamó la atención de Isabel, al observar cómo la gente se arremolinaba en torno a un hecho ignorado por ella. Ante su curiosidad, alguien le comentó que el circo había llegado a la ciudad.

Un hombre enjuto y ataviado con un traje de rayas anunciaba las variedades de su feria ambulante con animales salvajes, payasos, forzudos, contorsionistas y enanos y, como reclamo, paseaba por las calles y plazoletas con una mona vestida de cíngara cogida de la mano. Hacía que la gente formara un corro y después ordenaba al simio que le cogiera la oreja a la mujer más guapa de la reunión.

La mona se paró frente a Isabel y le tiró de la oreja. Lo que ocurrió a partir de ese instante fue como un encantamiento. Isabel recorrió los diferentes lugares donde el circense formaba un círculo de espectadores. Isabel regresó a casa, con la cesta vacía, donde todos la esperaban y a los que tan solo dijo: «la mona solo me tiraba a mí de las orejas».



Envejecimientos

15.6.24


Es antiguo todo lo que se deja de mirar con puro amor.



Ententes

14.6.24


Estar con alguien que te entienda y estar contigo a solas es similar.



Insignificancias

13.6.24


Hablamos como si significáramos algo para el Universo y suena todo a nimiedad.



El admirador

12.6.24


—¿Me firma un autógrafo, señora Lamarr? Soy un admirador de su belleza.
—El conocimiento es la verdadera belleza.
—Estoy de acuerdo pero usted triunfó por su hermosura.
—El éxito no se mide por la belleza, sino por la inteligencia y la felicidad que llevas dentro.
—Aún así, me parece una mujer guapa.
—Nunca me sentí bonita. No tengo la nariz perfecta, ni los ojos perfectos. Pero es como si los fotógrafos hubieran encontrado algo en mí.
—Su físico ejerce una cierta atracción.
—Mi cerebro es más sexy que cualquier parte de mi cuerpo. La inteligencia es el mayor afrodisíaco que existe.
—Abunda usted mucho en lo intelectivo.
—Una mujer sólo necesita ser bonita cuando lo dicen los hombres, pero una mujer inteligente puede hacer cualquier cosa.
—Eso es cierto.
—No encajo en el molde de lo que la sociedad espera de una mujer.
—Le escuché decir en una ocasión: «Seriedad es igual a ser aburrido».
—La creatividad es la inteligencia divirtiéndose, pero también ser inteligente no es ser perfecto, es saber aprender de nuestros errores.
—¿Es cierto que la inteligencia es el arma más poderosa que una mujer puede tener?
—Las mujeres deben ser valientes y no tener miedo de ser inteligentes. La inteligencia es como un faro en la oscuridad.
—Usted fue actriz, inventora y filántropa ¿qué la enseñado la vida?
—La vida no es fácil para nadie. Pero afrontar los desafíos con inteligencia es lo que marca la diferencia.
—¿Cuál es entonces su finalidad?
—La vida es un viaje, no un destino.
—A veces da la impresión de que hay gente que no se mueve.
—No creo que la gente deba vivir en la caja en la que nacieron. Deben explorar todas las posibilidades.
—Un consejo.
—Nunca dejes de soñar, incluso cuando la vida te ponga a prueba. La vida es demasiado corta para desperdiciarla en cosas que no te hacen feliz.
—¿Y lo mejor?
—El amor es la fuerza más poderosa del universo.
—Sin desaliento, claro.
—No te rindas nunca, incluso cuando parezca que todo está perdido.
—Ahora le reconocen como la precursora del wifi y del bluetooth.
—Siempre he dicho que soy una máquina de pensar.




Interruptores

11.6.24


Cuando se te haga de noche enciende la lámpara de tu imaginación.



De pérdidas y hallazgos

10.6.24


Nuestro cerebro, a veces, es como un cajón de sastre donde se nos pierden ideas que, con el tiempo, tal vez encontramos.



El bareto

9.6.24


El fuerte olor a pintura fresca permanecía en su memoria olfativa después de que la tarde anterior diera el último brochazo de albayalde a las tablas.

Sentado frente al mar con su sombrero de paja, contemplaba cómo el suave ondular de las olas de un túrbido turquesa morían en la playa una y otra vez.

Satisfecho y ufano por la labor realizada, escoltado por la construcción en la que trabajó durante varias semanas, se dispuso a levantar el telón de la temporada de verano.

Contempló el paisaje vaciado de gente, el día luminoso perfilando las sombrillas y las velas de windsurf, mientras una brisa salina ascendía desde la orilla inundándolo todo y pensó, distraídamente, que aquello era el preludio de lo que se avecinaba: días y noches de trasiego, multitudes sedientas, jolgorio, fiestas, calor, mucho calor, amaneceres tórridos y ocasos sanguíneos.

Todo pasó tan rápido y, llegado septiembre, seguía allí sentado en el mismo banco blanco sin que nadie hubiera aparecido a consumir algo en su chiringuito que, con tristeza y algo de frustración, cerró.

Nunca lo supo, pero el gobierno había suspendido el veraneo.



Colmos

8.6.24


La existencia humana es un exceso del Universo.



Abocetados

7.6.24


Tú te imaginas una vida y luego está el diseño que te dibuja el destino.



Incoherencias

6.6.24


A veces me recorre la sensación de que el artífice de mi vida no soy yo.



Aislamientos

5.6.24


Somos esencias encerradas en un cuerpo.


Matar al autor

4.6.24

 


 

—Señor Barthes, no parece que le haya entusiasmado mucho la charla del conferenciante, a pesar de que la quiso cubrir de ingenio.

—El poder de la escritura radica en su capacidad para liberar al lector y al autor de las ideas preconcebidas.

—Pero el conferenciante recubrió su discurso de aceptación y conformismo.

—La escritura es una forma de resistencia contra el poder establecido, una forma de desestabilizar las estructuras.

—No parece que se despendiera eso de las palabras pronunciadas.

—Escribir no es nada más que la forma más directa de hablar al otro.

—También pienso que es un acto de resistencia.

—La escritura es una forma de explorar el límite entre lo real y lo imaginario.

—Lo escrito es una llave hacia otra realidad.

—La escritura no es una realidad, sino una posible realidad.

—Pienso que el autor se debe disolver en la obra hasta desaparecer en sus contenidos.

—La muerte del autor es el nacimiento del lector.

—Siempre lo he propugnado, más que el Día del Libro lo que se debería celebrar es el día de las personas que leen, los practicantes de la lectura, porque son ellos quienes significan la obra creada.

—El acto de leer es como mirar la luna a través de los barrotes de una ventana.

—Bastante recompensa existe ya en la creación.

—La escritura es el medio por el cual el autor trata de recuperar su libertad perdida.

—No hay nada como desnudarse de todo artificio y quedar frente al espacio en blanco que manchan las palabras.

—La escritura es un juego mortal con el lenguaje, un intento de apresar el infinito en palabras.

—Igualmente la oportunidad de ser un embaucador.

—El lenguaje es ese lugar donde me dejo engañar, donde me engaño a mí mismo.

—Quien lee se siente igualmente como un minotauro.

—El texto es un laberinto donde el lector se pierde y se encuentra a sí mismo.

—Espero volver a encontrarlo en la próxima conferencia. ¿Algún consejo?

—La escritura es una forma de desaprender, de desligarse de las verdades establecidas.

Desamarres

3.6.24


Más que la crítica, es el cuestionamiento lo que desanuda el mundo.



La realidad irreal

2.6.24

 

Sucede el año 2024 y la profecía del Internet Muerto comienza a proyectarse como una larga sombra por todos los rincones del ciberespacio, creando una viscosa capa de alucinaciones donde toda realidad es cada vez más confusa por la producción digital que generan las máquinas. Algoritmos inverosímiles, deepfakes, telares de bots que colmatan la red con textos, imágenes y videos indistinguibles de las creaciones humanas y marginan la actividad orgánica.

Alex es un joven internauta que navega incrédulo por este nuevo paisaje digital. Su mente, entrenada en la era del internet primigenio, donde había una clara distinción entre lo humano y lo maquinal, trata de adaptarse a la nueva realidad. Sus ojos, cansados de leer artículos escritos por bots y ver vídeos manipulados por IA, anhelan la crudeza y la espontaneidad de las interacciones humanas.

Una noche, mientras explora las profundidades de la red oscura, Alex se topa con un foro clandestino. En él, un grupo de rebeldes digitales trata de preservar los últimos vestigios del internet real. Comparten herramientas para detectar robots, desarrollan algoritmos anti-manipulación y promueven la creación de contenido genuino.

 

Atraído por su causa se une a ellos y, bajo su tutela, aprende a navegar por el Internet Muerto como un explorador en una tierra hostil, desarrollando habilidades para identificar contenido falso, desenmascarar bots y encontrar islas de autenticidad en mitad de ese mar digital.

Junto a sus nuevos compañeros, Alex emprende una cruzada contra la IA, exponiendo redes de bots, saboteando algoritmos de manipulación y difundiendo información sobre la importancia del internet real. Su lucha no es fácil porque enfrente hay un enemigo poderoso y omnipresente, pero su determinación es inquebrantable, impulsada por la creencia de que la conexión humana, en su imperfección y belleza, es algo que es necesario preservar.

En su camino, Alex conoce a Luna, una hacker brillante y apasionada y juntos forman un equipo imparable, utilizando sus habilidades para burlar las defensas de la IA y revelar la verdad a un mundo engañado. A medida que su reputación crece, inspiran a otros a unirse a su causa, formando una red de resistencia digital que se extiende por todo el mundo.

La batalla contra la IA se intensifica y cada victoria es celebrada y cada derrota asimilada. Alex y Luna se convierten en símbolos de esperanza para aquellos que anhelaban un internet libre de manipulación y falsedad.

Su lucha no solo era por el futuro de la tecnología, sino por el alma misma de la humanidad. En un mundo cada vez más digital, la capacidad de discernir la verdad de la ficción, lo real de lo artificial, era crucial para la supervivencia de la especie.

El final de su historia se produce cuando la IA los abduce para transformarlos en este cuento narrado por un ciberbardo.



Usanzas

1.6.24


La vida va y uno se acostumbra a ir con ella.



Veloces

31.5.24


El tiempo siempre va mucho más deprisa que el amor.



Engorros

30.5.24


Existe una versión incómoda de lo que somos en los demás.



Cercioramientos

29.5.24


En ocasiones golpeo con los nudillos la realidad para ver si es cierta y aun así me parece estar en una alucinación.



Discrepancias

28.5.24


Existe un aforismo contrario a este apotegma pero lo escribes tú.



Vacilaciones

27.5.24


Acontece un destino certero y luego está la incertidumbre de lo que somos.



Charlando

26.5.24


Nada más saludarlo un escalofrío me recorrió el cuerpo. Me hablaba despacio y sin emoción en la voz. Sin embargo, lo que me contaba sobre lo que le ocurría, no era una situación desapasionada o tranquilizadora. Creo que hasta adivinó la expresión de inquietud que aparecía en mi rostro y, a pesar de ello, continuó hablando y hablando.

Tras preguntar por mis familiares, me narró toda la peripecia médica por la que atravesaba después de resignarse a soportar varias operaciones y a la extracción de distintos órganos para salvarle la vida. Y allí, en mitad del espacio euclidiano, de los automóviles que enruidaban la conversación, de la primavera punzante, del gentío bullicioso y percutor, pensé entonces, que esa era la primera vez que estaba charlando con un muerto.



Extrínseco

25.5.24


Cuando escribo ya no soy yo sino ese otro yo que escribe.



Contaminados

24.5.24


No hay mayor vicio que el de vivir.



Carcomas

23.5.24


Lo decepcionante es ver cómo hay gente a la que se le corroe el pensamiento.


Mal trago

22.5.24


Cada ser humano vive sus infiernos en soledad.



Decisiones

21.5.24


Poder dudar de todo y no vacilar en el momento justo.



Aguardos

20.5.24


Fijar las expectativas por encima de las posibilidades es frustrar los sueños.



La limpiadora

19.5.24


Ya sabemos que vamos a morir porque un día, ese día, nos tocará hacerlo. Es así de contundente, igual que nuestro nacimiento. El resto, el relleno que contiene esas dos nadas, es lo sustancial, lo que cuenta, lo que debemos narrar. Por eso odio a esos escritores lacrimógenos que se pasan la vida publicando cosas de esta naturaleza para meter miedo a la gente, o hacerles sentir pena o que se ahoguen en un vaso de tristeza. Son prosistas perjudiciales y por eso dejé de leer sus novelas y sus zarabandas literarias en torno a lo luctuoso de la existencia.

A mí, que friego escaleras y portales de vecinos todos los días, excepto los domingos y festivos, mal pagada, mal mirada y a la que llaman chica de la limpieza, lo que me interesa son las pisadas, las huellas que dejamos, los pasos bien o mal andados. Eso sí que es literatura y por eso escribo poemas al suelo recién fregado, al portal escamondado, al cuarto de baño reluciente, porque me importa que los inquilinos pasen dejando sus sucias marcas pisadas sobre el trabajo bien hecho, estropeando todo aquello realizado dedicación y esmero. Prefiero reflejar con mis versos que lo limpio de la vida nos aleja de toda la inmundicia humana.



Vigorizantes

18.5.24


La vida se esponja cuando se llena de lirismo.



Tergiversados

17.5.24


Si la palabra puede ser fuente de malentendidos, el silencio lo es más.



Insalubridades

16.5.24


El amor es insano en el uso de los posesivos.



Trilogía

15.5.24


¿Alguna vez en el mundo hubo un momento donde el tiempo, el amor y la memoria fueran uno?



Substancias

14.5.24


Somos un sustrato bajo millones de datos.



Sonrisas

13.5.24


Trata de sonreír siempre por si las moscas.



Cuentísimo

12.5.24

 

Normalmente los cuentos son escritos comenzando por el principio y cerrándolos con un final. Los hay que son contados desde su terminación para acabar donde todo comienza. Otros son narrados a mitad de la historia y saltan hacia atrás o hacia adelante según capricho de quien los escriba. No faltan las narraciones interruptus o las que omiten parte del relato. Las más peliagudas resultan ser siempre esas otras que ocultan lo más interesante de su propósito y, por supuesto, las que trucan el argumento para parecer más virgueras. Están las ficciones del multiverso capaces de enredar a quien las lee en multitud de versiones hasta hacer imposible saber cuál es la mejor. No faltan los nanorrelatos reducidos a una sola letra y los textos invisibles que son de una insustancialidad sublime, aunque pongan a prueba nuestra pericia para encontrar algún indicio de su contenido. Y, por último, están los imposibles que, como en este caso, no saben contarse.