Charlando

26.5.24


Nada más saludarlo un escalofrío me recorrió el cuerpo. Me hablaba despacio y sin emoción en la voz. Sin embargo, lo que me contaba sobre lo que le ocurría, no era una situación desapasionada o tranquilizadora. Creo que hasta adivinó la expresión de inquietud que aparecía en mi rostro y, a pesar de ello, continuó hablando y hablando.

Tras preguntar por mis familiares, me narró toda la peripecia médica por la que atravesaba después de resignarse a soportar varias operaciones y a la extracción de distintos órganos para salvarle la vida. Y allí, en mitad del espacio euclidiano, de los automóviles que enruidaban la conversación, de la primavera punzante, del gentío bullicioso y percutor, pensé entonces, que esa era la primera vez que estaba charlando con un muerto.



2 apostillas:

Albada Dos dijo...

Hay quien ya parece más muerto que vivo.

Un abrazo

Joselu dijo...

Quizás el narrador y protagonista del relato también está muerto y todavía no se ha dado cuenta.