Existe
un símil entre las personas que escriben y los gusanos de seda. Al igual que
estos quienes se dedican a escribir, tras comer y comer la morera del conocimiento
en las ricas hojas de la lectura y la experiencia, se encierra en un capullo
hasta que se produce esa maravillosa metamorfosis del ser escritor al ser
escritura que, en forma de mariposa, deja escapar la belleza. Y como el gusano que
muere, el autor desaparece, pero queda su creación en ese finísimo hilo con el
que tejer la seda tan apreciada por su brillo adamantino y su delicada suavidad,
semejante que una buena lectura.
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La muerte del autor
11.7.24
Etiquetas: autor, muerte, muerte autor, reflexión
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