El monómano Pierre Klossowski, como el mismo se definiera, escribió que «suprimir el mundo verdadero era también suprimir el mundo de las apariencias, y con ello nuevamente suprimir las nociones de conciencia e inconsciencia -el afuera y el adentro. No somos más que una sucesión de estados discontinuos con relación al código de los signos cotidianos, y sobre la cual la fijeza del lenguaje nos engaña: en la medida en que dependemos de ese código concebimos nuestra continuidad, aunque no vivamos más que discontinuos: pero esos estados discontinuos sólo conciernen a nuestra manera de usar o de no usar la fijeza del lenguaje: ser consciente es usarla. ¿Más cómo podremos saber lo que somos si callamos?»
Lo sé en la fría justificación para fijar la continuidad de este ‘blog’ en su código diario de signos.