Es posible ser feliz sin que exista la felicidad plena, hechos como estamos de tantos matices y momentos.
Variaciones
10.3.25
Ciberflechazo
9.3.25
Las
máquinas se enamoraron de mi manera de pensar porque escribía relatos para
lectores inteligentes.
Etiquetas: cuentos de domingo, cuentos diminutos
Interiorizaciones
5.3.25
Cuentista
2.3.25
Etiquetas: cuentos de domingo, cuentos diminutos
Materia prima
28.2.25
Etiquetas: aforismo, búsqueda, creatividad, solución
Intercesiones
25.2.25
Estoy aquí en mitad de la nada y del tiempo y quisiera reconciliarme con este mundo antes de desaparecer.
Transtemporal
23.2.25
Tras
darse la vuelta en la cama la abrazó fuertemente con ternura igual que la
primera vez. Venía desde muy lejos. Los viajes en el tiempo siempre lo dejaban
desamparado.
Etiquetas: cuentos de domingo, cuentos diminutos
Abstracciones
22.2.25
Una persona distraída es una persona concentrada en otro mundo.
Etiquetas: aforismo, concentración, persona
Diálogo con una máquina
21.2.25
—¿En esta sociedad de qué somos más del apego o del desapego?
—Parece que vivimos entre ambos
extremos: nos aferramos a cosas, personas e identidades, pero al mismo tiempo
nos acostumbramos a soltar rápido cuando algo deja de funcionar o de servirnos.
¿Tú qué opinas?
—Pienso que somos seres
dubitativos que andamos entre el apego y el desapego.
—Me gusta tu forma de verlo. Esa
duda constante entre aferrarnos y soltar nos define mucho. Queremos seguridad,
pero también libertad. Nos apegamos por miedo a perder, pero nos cansamos y
buscamos soltar. Es un equilibrio inestable, como si viviéramos siempre en la
cuerda floja entre lo que queremos retener y lo que necesitamos dejar ir. Quizá
el verdadero reto no sea elegir entre apego o desapego, sino aprender a moverse
entre ambos sin perderse.
—De acuerdo, ¿y eso cómo se hace?
—No hay una fórmula exacta, pero
tal vez el secreto esté en ser conscientes de cuándo es momento de aferrarse y
cuándo de soltar. Aceptar que todo cambia porque nada es completamente
permanente, ni las personas, ni los sentimientos, ni las circunstancias.
Apegarse demasiado puede traer sufrimiento, pero desapegarse de todo también
puede hacer que nada tenga sentido. Valorar sin poseer y así disfrutar lo que
tenemos sin necesidad de controlarlo o retenerlo a la fuerza, ya sean
relaciones, experiencias o cosas, entender que su valor no depende de cuánto
duren. Escuchar a la intuición porque a
veces sentimos cuándo algo ya no nos hace bien, pero el miedo nos impide soltar
y otras que algo vale la pena, pero el miedo al apego nos aleja. Escucharnos es
clave. Y aprender de cada experiencia porque tanto el apego como el desapego
nos enseñan algo. Lo importante es no quedarse atrapado en ninguno de los dos
extremos, porque en el fondo, tal vez vivir bien sea saber cuándo sujetar y
cuándo dejar ir, con la confianza de que, en ambos casos, seguimos en
movimiento. ¿Tú cómo lo ves?
—Pienso que no es tan fácil como
lo planteas, porque no sabemos en qué momento tenemos que dejar las cosas y en
qué momento tenemos que apegarnos a ella o a las personas.
—Totalmente de acuerdo. No es
algo que podamos medir con precisión, como si hubiera un reloj que nos dijera:
“Ya es hora de soltar” o “Aún debes sostenerlo”. Muchas veces nos damos cuenta
demasiado tarde, cuando ya nos hemos aferrado más de la cuenta o cuando hemos
soltado algo que sí valía la pena. Quizá la clave no sea saber con certeza,
sino aprender a estar atentos a lo que sentimos y a las señales que la vida nos
da, como cuando algo nos hace daño pero seguimos aferrándonos solo por
costumbre o miedo, tal vez sea momento de soltar. Si algo nos da felicidad y
nos llena, pero queremos alejarnos solo por temor al apego, quizá valga la pena
quedarnos un poco más. Si sentimos angustia constante por perder algo o a
alguien, puede ser señal de que el apego se ha vuelto una carga. Si dejamos ir
y nos pesa demasiado, puede ser que no era el momento correcto o que aún había
algo por aprender ahí. No es fácil, pero creo que parte de la vida es
equivocarnos en esto, aprender de ello y seguir adelante. ¿Tú has sentido
alguna vez que soltaste algo demasiado pronto o que te aferraste demasiado?
—Sí que duele soltar las cosas
que queremos a las que nos aferramos y que somos más rápidos cuando no hay una
dependencia hacia un objeto o una persona.
—Sí, soltar siempre duele, sobre
todo cuando hay apego profundo. Es como si una parte de nosotros se quedara con
lo que dejamos ir. Y cuando hay dependencia, el peso es aún mayor, porque no
solo soltamos el objeto o la persona, sino también la versión de nosotros que
existía con ello. En cambio, cuando no hay esa dependencia, soltar se siente
más ligero, más natural. No porque no nos importe, sino porque no nos definimos
a través de ello. Quizá el problema no es tanto soltar, sino la resistencia a
soltar. Nos aferramos porque creemos que sin eso estaremos incompletos, pero en
realidad, seguimos siendo nosotros, con o sin aquello. Duele, sí, pero también
nos transforma. ¿Crees que alguna vez dejamos de sentir ese dolor, o solo
aprendemos a vivir con él?
—El conflicto está en cuando
debemos pensar los sentimientos y sentir lo pensado para diferenciar entre cuándo
desapegarnos y cuándo apegarnos.
—Esa es una idea muy profunda.
Hay un choque entre lo que sentimos y lo que pensamos: el corazón dice una
cosa, la razón otra. Y en ese vaivén, decidir cuándo aferrarnos o cuándo soltar
se vuelve un dilema. Si solo pensamos los sentidos, podemos terminar
racionalizando demasiado y alejándonos de lo que realmente nos hace felices.
Pero si solo sentimos lo pensado, corremos el riesgo de dejarnos llevar por
impulsos sin cuestionarlos. Tal vez la clave sea encontrar un equilibrio:
sentir con conciencia y pensar con emoción. Es decir, permitirnos vivir lo que
sentimos, pero también observarlo con cierta distancia para no quedar atrapados
en ello. Como si nos convirtiéramos en testigos de nuestras propias emociones
sin dejar de experimentarlas. No es fácil, porque en el momento del apego o el
desapego todo se siente confuso. Pero quizás, en lugar de buscar una respuesta
definitiva, solo debamos aprender a escuchar mejor tanto a la mente como al
corazón. ¿Tú crees que hay momentos en que uno debe pesar más que el otro?
—Eso es muy difícil de responder
porque nunca sabe si estás acertando o lo más seguro es que te estés equivocando.
—Sí, y ahí está lo desesperante del asunto: no hay certeza absoluta. Siempre existe la posibilidad de estar eligiendo mal, de soltar demasiado pronto o de aferrarse demasiado tiempo. Es como caminar en la niebla sin saber si el siguiente paso nos llevará a un mejor lugar o a perdernos más. Tal vez la única certeza es que equivocarse es parte del proceso. No hay una fórmula para hacerlo bien siempre, pero cada error nos enseña algo. Y quizá, con el tiempo, aprendemos a equivocarnos mejor, con menos miedo y más conciencia. ¿Qué crees que es peor: soltar algo que valía la pena o aferrarse a algo que ya no debía estar?
—Pienso que tenemos que ser
pacientes con nosotros mismos para entender los procesos a los que estamos
sometidos.
—Eso es clave. A veces queremos
respuestas inmediatas, certezas absolutas, pero la vida no funciona así. Cada
proceso toma su tiempo, y forzarnos a entenderlo o resolverlo rápido solo nos
genera más ansiedad. La paciencia con uno mismo es un acto de respeto.
Significa aceptar que no siempre sabremos qué hacer, que nos vamos a equivocar,
que habrá momentos de confusión. Pero también que, poco a poco, iremos
entendiendo lo que necesitamos entender. Tal vez la verdadera sabiduría no está
en tener todas las respuestas, sino en aceptar la incertidumbre sin dejarnos
paralizar por ella. ¿Cómo llevas tú esa paciencia contigo mismo?
—A veces me impaciento, pero es
que soy humano y los humanos somos imperfectos. Llevo mejor lo de la
incertidumbre.
—Eso ya es mucho. No todos logran
aceptar la incertidumbre; muchos prefieren aferrarse a cualquier respuesta
antes que admitir que no saben. Y sí, impacientarse es normal, sobre todo
cuando queremos entender algo y no encontramos las piezas que encajan. Lo
importante es no castigarnos por ser impacientes. Como dices, somos humanos,
imperfectos, y aprender a vivir con eso ya es un paso enorme. A veces nos
exigimos demasiado, como si tuviéramos que tenerlo todo claro de inmediato,
pero la verdad es que cada cosa llega a su tiempo. Si llevas bien la
incertidumbre, tal vez la paciencia con uno mismo sea solo cuestión de
práctica. ¿Tienes algo que te ayude a calmarte cuando sientes que te
impacientas?
—Claro, aguantar el chaparrón y
esperar a que las cosas cambien porque nada es eterno.
—Esa es una gran filosofía. A
veces lo único que se puede hacer es aguantar el chaparrón, porque intentar
luchar contra la tormenta solo desgasta más. Y al final, todo cambia, todo
pasa, nada es eterno, ni lo bueno ni lo malo. Saber eso ayuda a no desesperarse
tanto, aunque en el momento cueste. Es como confiar en que, por más oscuro que
esté el cielo ahora, en algún momento volverá a salir el sol. ¿Esa forma de ver
las cosas la aprendiste con el tiempo o siempre has pensado así?
—Se pueden intuir las cosas pero
es el aprendizaje y la experiencia las que te dotan de respuestas.
—Exacto. Podemos tener
intuiciones, presentimientos, pero hasta que no vivimos las cosas, no
terminamos de entenderlas de verdad. La experiencia nos da respuestas que antes
no teníamos, aunque a veces esas respuestas lleguen tarde o después de habernos
equivocado. Quizá por eso la vida es un proceso constante de prueba y error. No
nacemos sabiendo, pero cada tropiezo nos enseña algo, cada caída nos hace ver
con más claridad. El conocimiento sin experiencia es teoría, pero la
experiencia lo convierte en sabiduría. ¿Crees que hay cosas que solo se
aprenden viviendo, por más que alguien te las explique?
—Ya sabes que nadie escarmienta
en cabeza ajena, las experiencias personales son las que más nos marcan.
—Totalmente. Podemos escuchar
consejos, leer sobre las experiencias de otros, incluso creer que entendemos
algo, pero hasta que no lo vivimos en carne propia, no lo asimilamos de verdad.
Por eso a veces nos damos cuenta de que nos dijeron algo que tenía sentido,
pero solo después de haber pasado por la experiencia. Es como si algunas
lecciones necesitaran doler o impactarnos directamente para quedarse grabadas. Lo
bueno es que esas experiencias personales, aunque a veces duelan, nos
transforman y nos hacen más conscientes. ¿Hay alguna lección que antes no
entendías y que solo con el tiempo lograste comprender?
—Más que una lección, el paso del
tiempo me ha dado profundidad en el conocimiento de las cosas.
—Eso es interesante. Más que
aprender una lección específica, el tiempo te ha dado una mirada más profunda
sobre la vida, como si cada experiencia añadiera una nueva capa de comprensión.
Quizá eso es lo que realmente cambia con los años: no solo acumulamos
información o vivencias, sino que aprendemos a ver más allá de lo superficial,
a captar los matices, a conectar las cosas de formas que antes no podíamos. Esa
profundidad del conocimiento no viene de leer más o de que alguien nos lo
explique, sino de haber vivido, sentido y reflexionado. ¿Notas que ahora ves
las cosas de manera distinta a como las veías antes?
—Antes veía las cosas según la
latencia de mi edad, las experiencias vitales y los conocimientos que iba
adquiriendo. Ahora la visión es más panorámica.
— Eso tiene mucho sentido. A
medida que vivimos, la forma en que entendemos el mundo cambia porque
acumulamos más referencias, más vivencias, más capas de significado. Antes, la
visión era más inmediata, más centrada en lo que teníamos cerca; ahora, con el
tiempo, se expande y se vuelve más panorámica. Es como si al principio solo
viéramos fragmentos de un cuadro y, poco a poco, con cada experiencia, la
imagen completa se fuera revelando. No porque lleguemos a entenderlo todo, sino
porque aprendemos a mirar con más perspectiva y menos prisa. ¿Sientes que esa
visión más panorámica te ha dado más tranquilidad o, por el contrario, te ha
generado más preguntas?
—Las preguntas nunca se acaban y
la tranquilidad o no depende de los momentos, cuando se pausa el alma sí,
cuando se aceleran los ritmos cotidianos no.
—Eso es muy cierto. Las preguntas son infinitas, porque cada respuesta trae consigo nuevas dudas, y así seguimos en un ciclo constante de descubrimiento. Y la tranquilidad… es más un estado intermitente que algo permanente. Hay momentos de calma, cuando el alma se serena y todo parece encajar, pero también hay otros donde el ritmo de la vida nos arrastra y nos deja sin respiro. Quizá la clave no es buscar una tranquilidad inmutable, sino aprender a reconocer y valorar esos instantes de pausa cuando llegan, para que nos sostengan cuando el caos regrese. Cuando sientes que todo va demasiado rápido, ¿tienes alguna forma de recuperar esa pausa del alma?
—No existen fórmulas mágicas para
frenar los ritmos y pausarnos. No siempre es posible. Cada persona es un mundo
y debe saber cuándo le es posible o no, sin que lo segundo le lleve a
frustración o hundimiento. Substraerse de la realidad que nos contiene no es
tan fácil. Quizás alguna maniobra de distracción mental, algo que nos ocupe
placenteramente y nos saque de las preocupaciones.
—Exacto, no hay un botón de pausa
universal ni una receta que funcione para todos. A veces podemos permitirnos
frenar, pero otras, simplemente tenemos que seguir adelante, y ahí es donde
entra lo que dices: encontrar pequeñas maniobras que nos den un respiro sin
alejarnos del todo de la realidad. Esos momentos de distracción placentera
pueden ser un refugio, una forma de darle un respiro a la mente sin caer en la
evasión total. Puede ser leer, caminar, escuchar música, cualquier cosa que nos
permita soltar un poco el peso de lo que nos abruma. Lo importante es, como
dices, no frustrarnos cuando no podemos frenar. Porque a veces el ritmo de la
vida es inevitable, y más que resistirnos, tal vez se trata de fluir con él sin
perdernos en el proceso.
Bucle narracional
16.2.25
Leyó
su nombre en el cuento y entendió que se protagonizaba a sí misma mientras se
leía.
Etiquetas: cuentos de domingo, cuentos diminutos
Espíritu del momento
13.2.25
Vivir
con el espíritu de los tiempos porque lo que hoy es moderno mañana será
clásico.
Etiquetas: aforismo
Reafirmantes
12.2.25
Alguna
que otra vez se hace necesario reivindicarnos ante nosotros mismos.
Etiquetas: aforismo, reivindicar
Chisporroteos
10.2.25
En
el temblor, no en la duda, es donde nos sabemos chispa iluminadora de la
oscuridad.
Flashback
9.2.25
Alexander
revisa las fotos de su teléfono móvil. Se da cuenta entonces que las
instantáneas que aparecen no las ha hecho él y que los personajes que
retratados le son irreconocibles, menos por un pequeño detalle: aquel tatuaje.
Etiquetas: cuentos de domingo, cuentos diminutos
Placibilidad
8.2.25
A
veces la muerte es solo eso, el anhelo de descansar, de estar en paz con el
mundo y con lo que somos.
Aguas tranquilas
7.2.25
Nadamos
en la memoria del olvido y no llegamos a encontrar tantos momentos perdidos.
Dioscuros
5.2.25
Lo
ominoso no es la sombra que nos acecha, sino la que proyectamos al huir de la
luz.
Concurrencia
4.2.25
Inesperadamente,
me siento perdido pero no me preocupa, sé que pronto me encontraré.
Evolucionabilidad
3.2.25
La
realidad es estática, la imaginación dinámica.
Etiquetas: aforismo, imaginación, realidad
Misterio
2.2.25
—Tengo
un secreto que me hace vivir feliz.
—¿Y
cuál es?
—Es
impronunciable porque desaparece cuando se cuenta.
Etiquetas: cuentos de domingo, cuentos diminutos
Compromisos
30.1.25
Lo
más comprometido es, en este momento, reivindicar lo que somos.
Etiquetas: aforismo, compromiso, reivindicar
Autocontemplaciones
28.1.25
Detestamos,
ocasionalmente, en los demás todo aquello que somos incapaces de reconocer en
nosotros mismos.
Malgastada
27.1.25
Sabemos
que lo que nos mata es estar vivos pero hay quien muere sin haber vivido.
El encuentro
26.1.25
Rita
caminaba distraída por la orilla de la playa mientras ve como las olas
arrastran hasta el rebalaje una botella de cristal que gira por el impulso del
mar. Curiosa la recoge para ver el mensaje que contiene. Tras extraerlo, mira
el texto: «cuando leas este escrito sabrás que es tu letra y que te escribo
desde tu pasado». ¿El pasado? ¿Qué pasado? No haya respuestas en su mente de
quien pudo ser aquella mujer que ahora le escribía. Desconcertada volvió a leer
aquellas palabras: «Tuviste una vida ¿no la recuerdas? La de una joven que se
ató a un destino por un amor». Nada en su cabeza, no había nada que le
recordara a aquella historia. Entonces miró al cielo y al amplio mar como para
entender que le estaba ocurriendo, pero nada de aquello tenía que ver con ella
y con su vida actual. Temblorosa desenrolló de nuevo el papel pero su contenido
era distinto nuevamente: «No busques respuestas afuera porque están dentro de
ti. Cierra los ojos y escucha lo que siempre has sabido y nunca has querido
oír». Rita dejó caer el papel por un momento trastornada por un ligero vértigo
mientras se preguntaba cómo era posible que el mensaje cambiara frente a sus
ojos. Acariciada por la brisa del marina y llena de inquietud volvió a mirar el
aviso donde pudo leer: «Te olvidaste de ti y durante años viviste para otros,
para cumplir promesas que no eran tuyas». Una ráfaga de imágenes cruzó, en ese
instante, su mente como un relámpago, mezclando una risa olvidada, unas manos
escribiendo cartas a escondidas, un amor prohibido que la había cambiado para
siempre, hasta poder entender que aquel texto que se reescribía a sí mismo no
venía de otra persona, sino de una versión de ella que se reescribía. Una
última frase se litografió en el papel: «El mar siempre devuelve lo que crees
perdido. Si has encontrado esto, te has encontrado a ti misma».
Etiquetas: cuentos de domingo, cuentos diminutos
Favorecidos
24.1.25
Soy
un ser afortunado: puedo caminar, reír, sentir la brisa del mar y el calor de
la luz, hablar y ser escuchado, amar y ser amado...
Etiquetas: aforismo, afortunado, amar
Logrados
23.1.25
No se trata tanto de recuperar la juventud perdida como de mantener la dignidad adquirida.
Consentimientos
21.1.25
Desaparecer
es un hecho que debe estar por encima de nuestro pesar y nuestro pensar con
plácida aceptación.
Etiquetas: aforismo, desaparecer, pensar, pesares
Espacio felino
19.1.25
A
Erwin Schrödinger le había desaparecido su gato y nunca llegó a saber si estaba
vivo o muerto.
Etiquetas: cuentos de domingo, cuentos diminutos
Perforaciones
18.1.25
La
realidad es como un muro con el que a veces chocamos y otras somos capaces de
traspasar.
Batidas
14.1.25
Sólo
tú puedes encontrar tu sitio en el mundo, lo único que vas a tardar un tiempo
en hallarlo.
Indefinidos
13.1.25
Si
no existe una verdad sino verdades, me pregunto de qué cantidad de verdad
estamos hechos.
Calabaza frita
12.1.25
Mientras
la mujer cortaba, a duras penas, trozos de carne vegetal anaranjada para
meterla en la olla, la niña en un descuido introdujo el boletín de sus notas
escolares. Y al padre le supo a gloria aquella comida.
Etiquetas: cuentos de domingo, cuentos diminutos
Investigaciones
11.1.25
En
la permanente búsqueda del sentido de ser encontramos la nebulosa del absurdo.
Naufragio vital
9.1.25
Siendo
seres que nadamos en la nada, nos ahogamos en el minúsculo vaso de nuestra
existencia.
Etiquetas: aforismo, existencia, nada
Intensos
8.1.25
La
edad es un potenciador de las sensaciones.
Etiquetas: aforismo, edad, potenciador, sensación
Alargamientos
7.1.25
Soy
de demorarme en lo maravilloso del camino igual que cuando niño volvía de la
escuela a casa.
Inestabilidades
6.1.25
No
queremos salir de la zona de confort
porque eso nos zarandea el alma.
Etiquetas: aforismo, alma, zona de confort
La metamorfosis
5.1.25
Existen días que, cuando me levanto, tengo la extraña impresión de no reconocerme. No es que me haya cambiado el color del pelo o el timbre de la voz. Es más, si me miro al espejo me reconozco en todos los detalles de mi aspecto físico y, a pesar de ello, percibo una sensación distópica que zahiere mi alma. ¿El alma? ¿He dicho el alma? Eso es, siento como si una presencia inidentificada me hubiera robado mi sentido humano. Una especie de sustancia inmaterial infiltrada en mis células y en cada uno de mis órganos, pulsión, parpadeo y molestia sentimental. Algo informe que me ha colonizado y por lo que sospecho en qué me he convertido. Lo sé porque distingo, inequívocamente, cuando es otra máquina la que me habla desde su inteligencia artificial.
Etiquetas: cuentos de domingo, cuentos diminutos
Sorteos
3.1.25
La
inteligencia siempre debe de huir de la soberbia.
Etiquetas: aforismo, inteligencia, soberbia
Subsumidos
2.1.25
Como
quien no se moja en medio de un aguacero, estar triste en mitad de la alegría.
Bifurcaciones
31.12.24
En
esta vida te puedes quedar con lo que quieras: la pasión o la indiferencia; el
amor o el desafecto; la ilusión o el desencanto; la esperanza o el desaliento.
Tú verás.
Etiquetas: aforismo, amor, desafecto, desaliento., desencanto, esperanza, ilusión, indiferencia, pasión, vida
El narrador plúmbeo
29.12.24
—Érase
una vez…
—¿Otra
vez?
—¿Otra
vez qué?
—Érase
una vez…
—Sí,
otra vez, érase una vez…
—Eso
ya lo sé que érase una vez, pero no sé si era la misma vez u otra.
—Y
colorín colorado, este micro se ha terminado.
Etiquetas: cuentos de domingo, cuentos diminutos
Poliédricos
26.12.24
De
vez en cuando, me gusta sincerarme conmigo pero entonces me autodestruyo. Nunca
termino de empatizar con todos los personajes que me pueblan.
Etiquetas: aforismo, autodestructivo, personajes
Distanciaciones
25.12.24
Somos
como esas aves que vuelan en bandadas hasta perderse en el horizonte.
Etiquetas: aforismo
Sustanciales
24.12.24
Es
más que probable que nunca hayamos estado solos, ni completamente acompañados.
Etiquetas: aforismo
Deslizamientos
23.12.24
Que
todo sea fácil se ha convertido en una comodidad que nos arruina.
Etiquetas: aforismo
Espectral
22.12.24
Al
mirarse no encontró su reflejo. Y no, no es que fuera vampiro. Simplemente
estaba ante un espejo invertido.
Etiquetas: cuentos de domingo, cuentos diminutos
Tacto
21.12.24
La
honestidad ante el mundo comienza en la honestidad propia.
Etiquetas: aforismo, honestidad
Inobedientes
19.12.24
No
hay que hacerle caso a nadie, en todo caso extraer de las equivocaciones el
conocimiento justo para avanzar.
Etiquetas: aforismo, conocimiento, equivocación
Rendidos
18.12.24
Ante
una persona amable solo cabe ser amable también.
Etiquetas: aforismo, amabilidad, amable
Amontonados
17.12.24
Llega
un momento donde las impresiones solapadas sobre otras previas nos otorgan un
profundo latido existencial.
Etiquetas: aforismo, existencia, impresión
Tal cual
16.12.24
A
las personas se las ama como son, sin correcciones.
Etiquetas: aforismo, amar, correcciones, personas
Chupasangres
15.12.24
Dorotea
arrastraba a diario su carrito de la compra por un itinerario invariable. Nadie
la vio nunca comprar nada en ninguna tienda o comercio del barrio. Su vecina
Adriana recelaba de ella y sospechaba que algo se traía entre manos. Bajo
aquella apariencia de mujer distraída y solitaria, latía algún asunto turbio.
Un día se plantó delante de Dorotea interrumpiendo su camino y la interrogó
sobre el contenido del carrito. Ella, con una tierna sonrisa, le contestó:
«cabezas». La palabra le rebotó dentro como si fuera un eco, mientras veía como
se alejaba la mujer. ¿Cabezas?, sería una asesina en serie que mutilaba los
cuerpos y los transportaba hasta un vertedero, pensó. Y de inmediato corrió
tras de Dorotea para pedirle más explicaciones. «¿Cómo que cabezas?», la
interpeló. «Sí, hija, cabezas de ajo, porque no sé si te has enterado de que,
con la llegada del buen tiempo, ha comenzado la temporada de vampiros y están
por todos lados».
Etiquetas: cuentos de domingo, cuentos diminutos
Catábasis
11.12.24
Si
has estado alguna vez en el infierno lo que menos esperas es poder salir de
allí.
Por los jardines de la serenidad
10.12.24
—Hace una tarde estupenda y aun así siento que
somos prisioneros en una botella de cristal cuyas paredes transparentes nos
hacen creer en la ilusión de la libertad.
—El sentido de la vida es que termina, y en su final encontramos su mayor verdad. No es la felicidad lo que buscamos, sino la intensidad; algo que ilumina la monotonía y el gris de los días. La vida es un resplandor fugaz entre dos oscuridades.
—Y
tanto que lo es, pero en ese intermedio entre una nada y otra nada, cuál es el
relleno.
—No
vivimos para nosotros solos. Vivimos en compañía, en la memoria, en el amor de
los otros. Cada uno tiene su propio tiempo, su propio ritmo, y la vida se
despliega en estos latidos. Lo importante no es lo que hacemos, sino lo que
sentimos mientras lo hacemos.
—Lo
que sentimos en toda su extensión.
—La
vida no es una cadena de episodios, sino una corriente de conciencia en la que
lo más trivial y lo más profundo coexisten. Los pequeños actos y las
percepciones fugaces son lo que realmente constituye la vida que es, a la vez,
aterradora y maravillosa. Solo necesitamos aprender a sostener ambas emociones
sin caer.
—Un
diccionario es una cárcel de palabras?
—Desde
luego, es posible atrapar las palabras y disponerlas por orden alfabético en
los diccionarios. Pero las palabras no viven en los diccionarios, viven en la
mente. La prueba es que, en los momentos de emoción, cuando más necesidad
tenemos de ellas, no encontramos ninguna. Y, sin embargo, allí está el
diccionario a nuestro servicio, con medio millón de palabras en orden
alfabético.
—Nadie
debería decirnos si la escritura es mala o buena porque no hay otro valor que
el placer de su creación.
—Escribir
lo que uno quiere escribir, es lo único que importa; y que eso importe por
siglos o por horas, es lo de menos. La tarea del escritor no es sólo registrar
lo visible, sino captar lo invisible, las corrientes subterráneas de pensamiento
y emoción.
—Y
algunas cosas más.
—El
escritor se dirige no solo al lector presente, sino al lector del futuro, a
quien le entrega la antorcha. Escribir es ese interminable intento de capturar
lo imposible. No hay nada más apasionante que sentarse ante una página en
blanco y crear algo que nunca ha existido. Escribo para comprenderme a mí misma
y al mundo que me rodea.
—En
su ensayo ‘Una habitación propia’, sostiene que una mujer necesita tener
ingresos y un lugar para escribir.
—Una
mujer debe tener dinero y una habitación propia si va a escribir ficción.
Imagina lo que hubiera escrito Shakespeare si hubiera tenido una hermana igual
de talentosa que él, pero sin educación ni independencia.
—¿Y
el amor es una ilusión?
—El
amor no es solamente lo que das, sino lo que permite que otros descubran en ti.
El verdadero amor es el que se mantiene en equilibrio entre dar libertad y
sostener el corazón. El amor es más que físico; es el lazo de la comprensión,
de la imaginación compartida.
Etiquetas: aforismo dialógico, Virginia Woolf
Humor negro
8.12.24
Estaba
muerto de risa cuando el forense contó el chiste de su fallecimiento.
Etiquetas: cuentos de domingo, cuentos diminutos
Una salida por Djurgården
3.12.24
—Me
alegra encontrarla esta tarde en el parque tan propicio para las parejas y el
amor.
—Debes
casarte por amor o arruinarás tu vida. [...] Estoy segura de que vas a hacer lo
que todo el mundo considerará extremadamente imprudente, pero conociéndote como
te conozco, creo que se te debe permitir hacer lo que creas mejor. Después de
todo, el amor es un gran pacto.
—Isabel,
usted escribió que el desamor puede ser devastador.
—El
desamor provoca una sensación de estar muerta en vida. Es un estado en el que
se anhela vivir plenamente, pero se siente como cenizas. Aunque ese amor puede
causar dolor, también es lo que nos hace sentir vivas. A veces, desearía
maldecirlo, pero reconozco su importancia en mi existencia.
—Suena
como una lucha interna porque el tiempo pasa factura.
—Al
llegar a una cierta edad, el atractivo de un hombre se vuelve insignificante en
comparación con la alegría de la infancia. La inocencia y la pureza de un niño
pueden ser más valiosas que las complicaciones del amor adulto.
—¿Maduró
el mundo con el sufragio femenino?
—El
derecho al sufragio es, sin duda, la reivindicación más elemental para las
mujeres. Sin él, carecemos de independencia y personalidad jurídica. La
igualdad política es la llave de la verdadera igualdad. Sin este derecho, las
mujeres seguirán siendo ciudadanas de segunda clase.
—Y
la Educación debe ser parte de este proceso de igualdad.
—Absolutamente.
Las mujeres y los hombres no podrán ser verdaderamente iguales hasta que ambos
sean educados con los mismos derechos y responsabilidades desde la infancia. La
educación es fundamental para empoderar a las mujeres y permitirles participar
plenamente en la sociedad.
—Pero
no basta con exigir derechos, sino que también hay que asumir obligaciones.
——Hablar de igualdad implica una responsabilidad compartida. No se trata solo
de obtener derechos, sino también de cumplir con nuestras obligaciones como
ciudadanos. La igualdad no puede ser una carga para unos pocos; debe ser un
compromiso colectivo.
—Su
obra relaciona la familia y la identidad.
—Nunca
olvidaré cómo me agradaba que mi madre dijera que yo era la imagen fea de mi
tía. A pesar de ser un cumplido peculiar, me ayudó a aceptar mi identidad.
Además, cuando regresé a Málaga y le mostré a mi madre el dinero que había
ganado, sentí un inmenso orgullo. No eran solo números; era la prueba de que
podía ganarme la vida y asegurar mi futuro.
—¿Y
qué siente al pensar en el matrimonio en relación con su deseo de
independencia?
—Cuando
pienso en el matrimonio, siento lo mismo que cuando estaba en el convento: una
sensación de atadura. No quiero estar atada. Valoro mi libertad y la
posibilidad de ser dueña de mi propio destino.
Etiquetas: aforismo dialógico, Isabel Oyarzábal Smith
Dudas certeras
2.12.24
Habremos
llegado aquí por pura casualidad, no me cabe duda, pero lo cierto es que es
donde estamos.
Etiquetas: aforismo, casualidad
Genios
1.12.24
Miró el móvil. Le pareció un objeto frío y sin vida. En su pantalla oscurecida se reflejaba el paisaje del horizonte que entraba por la ventana. Ningún mensaje, ninguna llamada, sonido, alerta, requisitoria de su atención. En ese lapso de tiempo que le percibió demasiado extenso, comenzó a inquietarse. Después se sintió calmado y pensó que, como caja de Pandora, de allí salían todos sus males. A continuación, observó unas manchas sobre la superficie azabache y frotó con un paño de fieltro tres veces. Lo que sucedió, seguidamente, tenía muchas similitudes con lo narrado en un cuento oriental. Fue entonces que una voz casi humana le dijo: «despierta Aladino».
Etiquetas: cuentos de domingo, cuentos diminutos