Mientras
la mujer cortaba, a duras penas, trozos de carne vegetal anaranjada para
meterla en la olla, la niña en un descuido introdujo el boletín de sus notas
escolares. Y al padre le supo a gloria aquella comida.
Mientras
la mujer cortaba, a duras penas, trozos de carne vegetal anaranjada para
meterla en la olla, la niña en un descuido introdujo el boletín de sus notas
escolares. Y al padre le supo a gloria aquella comida.
Etiquetas: cuentos de domingo, cuentos diminutos
Escribimos para no dejar de ser quienes somos.
G. Deleuze:
«Quizá soy transparente y ya estoy solo sin saberlo...»
Thomas Szasz:
«Si tú hablas a Dios, estás rezando; si Dios te habla a ti, tienes esquizofrenia. Si los muertos te hablan, eres un espiritista; si tú hablas a los muertos, eres un esquizofrénico»
Marco Aurelio:
«Toma sin orgullo, abandona sin esfuerzo»
Albert Camus:
«La gente nunca está convencida de tus razones, de tu sinceridad, de tu seriedad o tus sufrimientos, salvo sí te mueres»
Charles Caleb Colton:
«Hasta que hayas muerto no esperes alabanzas limpias de envidia»
León Tolstoi:
«A un gran corazón, ninguna ingratitud lo cierra, ninguna indiferencia lo cansa»
Voltaire:
«La duda no es un estado demasiado agradable pero la certeza es un estado ridículo»
Mahmoud Al-Tahawi:
«La perfección es el pecado de los vanidosos. La torpeza la virtud de los indefensos»
Fénelon:
«Huye de los elogios, pero trata de merecerlos»
Antón Chéjov:
«Las obras de arte se dividen en dos categorías: las que me gustan y las que no me gustan. No conozco ningún otro criterio»
Bukowski:
«Que no te engañen, chico. La vida empieza a los sesenta»
1 apostillas:
Este microcuento utiliza la calabaza como símbolo de las malas notas (calabazas) de la niña, mezclando lo literal y lo metafórico. La acción de introducir el boletín en el caldo refleja su intento de ocultar el fracaso escolar, quizás buscando que se disuelva en la rutina familiar. La madre, que corta "a duras penas" la calabaza, representa el esfuerzo y sacrificio cotidiano, mientras que el padre, al disfrutar "a gloria" la comida, parece ajeno al conflicto o lo acepta sin cuestionarlo. El tono irónico del relato invita a reflexionar sobre las dinámicas familiares: tensiones soterradas bajo las apariencias y roles tradicionales donde los problemas no se abordan directamente. El final deja un sabor agridulce, mostrando cómo las dificultades pueden ser "digeridas" sin resolverse, planteando una crítica sutil a estas formas de convivencia.
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