Maneras de vivir

Hay muchos modos de vivir, solo hay que encontrar acomodo en alguno de ellos.

Corazón insondable

Ella era un pozo sin fondo donde él no dejaba de caer.

Gratificados

Con el abandono se gana la desolación del mundo.

‘Euforismos’

Podemos estar orgullosos de nada de lo que somos y de mucho de lo que amamos.

Enmarañados

Somos nuestro propio laberinto.

Reposados

Igual que el agua turbia, las preocupaciones hay que dejarlas reposar para que se aclaren.

Perpetuos

A veces me gusta pensar que el tiempo no nos matará definitivamente.

Parpadeos

Al mirar el cielo nocturno no diferenciamos entre las estrellas que están y las que fulguran sin existir ya, porque de todas nos llega su luz. Igual que la galaxia de la memoria creada por los seres que brillan en el corazón.

Matrimonios

Le aconsejaron: «no te quedes con la duda» y se fue a vivir con la certeza. Aunque no por eso ha sido más feliz.

Adulteraciones

Lo perverso es hacer pensar a la gente que el mundo es inmejorable.

Ensalzamientos

La libertad dignifica a las personas hasta en sus contradicciones.

Fidedignos

Las ilusiones puede que sean vanas, pero son legítimas.

Incólumes

Cuando las flechas pasen por tu lado sin dañarte porque ya no van dirigidas a ti, advertirás que has alcanzado un modo apartado de vivir.

Creaciones

Al final descubres que no estás hecho de carne, que eres materia de tu mente.

Regresivos

Mejor abandonar las amistades endogámicas.

Lapso

Tumbados en la arena contaron, una a una, todas las estrellas que con su vista alcanzaban. Y ese fue el tiempo que duró su amor.

Desnortados

La realidad antes era percibida de una manera más nítida. La abundancia de información y estímulos ha hecho que ahora sea más compleja y desorientativa.

Interpelaciones

La pregunta pertinente no es «qué soy». La interrogante es «qué he dejado de ser» después de que se nos hayan borrado los sueños uno a uno.

‘Oscurescencias’

La cólera nubla el entendimiento.

Charla cotidiana

—Hola. 

—Qué tal —se saludaron frente a una antigua casona. 

—¿Esta no era la casa da Antonio, el viejo mecánico? 

—Sí, vivió aquí hasta que murió su mujer, Ángeles. Después se fue marchó a casa de una de sus hijas y allí falleció, una lástima. 

—Veo que están reformando la vivienda. 

—Sí, al parecer vendrá a vivir el hijo mayor. 

—Es una buena casa. 

—Me tengo que ir. 

—Y yo. 

Se estrecharon las manos antes de marcharse y cada espectro tomó una dirección distinta.