Charla cotidiana

18.7.18



—Hola. 
—Qué tal —se saludaron frente a una antigua casona. 
—¿Esta no era la casa da Antonio, el viejo mecánico? 
—Sí, vivió aquí hasta que murió su mujer, Ángeles. Después se fue marchó a casa de una de sus hijas y allí falleció, una lástima. 
—Veo que están reformando la vivienda. 
—Sí, al parecer vendrá a vivir el hijo mayor. 
—Es una buena casa. 
—Me tengo que ir. 
—Y yo. 
Se estrecharon las manos antes de marcharse y cada espectro tomó una dirección distinta.



2 apostillas:

Ikana dijo...

Mal rollo

Albada Dos dijo...

Los espectros, hasta desde la tumba, siguen caminos divergentes. Buen post

Un saludo