Lo defiendo desde hace tiempo: en primer término es la lectura y el lector. En un segundo plano más tenue, casi desaparecida, la autoría. Y sin embargo vivimos tiempos de escritores narcisistas enfermos de egolatría, cuyos nombres brillan más que sus obras. Lo he recordado al ojear este pasaje de la publicación ‘Leer contra la nada’ de Antonio Basanta: «Lo vi escrito en una de las bibliotecas de Medellín: ‘Quien lee no está haciendo algo; se está haciendo alguien’. (No recuerdo el autor de tan bello aforismo. Y esta amnesia cada vez me ocurre con mayor frecuencia. Recuerdo con precisión lo leído, pero olvido la identidad de quien lo ha escrito. Es como volver al origen de la literatura, siempre anónima)».
Greguería
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Las montañas se movieron y su fe en los movimientos tectónicos fue
profunda.
Hace 9 horas
7 apostillas:
Pues me va pasando lo mismo, me quedo con la sustancia y menos con quien firmó la autoría.
Un abrazo
Hermoso aforismo, en efecto. Como anónimo lo incorporo a mi Vademécum, que pasa ya de los 3000...
Una breve búsqueda me da a Pedro Laín Entralgo, como el autor.
Ciertamente, amigo Juan, y es justo reconocérselo.
En cambio por mi parte le doy una gran importancia al autor de una obra, de una cita, de una idea. Es lo primero que certifico e investigo al autor intentando comprender su vida y el porqué de su aportación. Me gustan las biografías que contextualizan las obras. Creo que es imposible entender una idea si no se conoce al autor de la misma, en la idea de lo posible, claro. Estoy viendo la serie original de Star Trek y para mí es esencial saber quién firmó el guion y dirigió cada episodio. Investigo al guionista y ello me hace comprender mucho mejor lo que allí he visto.
¡La de veces, Joselu, que le preguntas a alguien "de quién es" la película que ha visto y que dice que le ha encantado, y te miran como si hablaras como un loco! "¡Como si las películas fueran "de alguien!", se deben de decir, apartándonos de su lado como a orates...
Aunque, mi querido amigo Joselu, la autoría hoy en día más que un nombre es una marca. Recuerdo que una joven 'poeta' contaba que cuando publicaba con seudónimo recibía menos 'me gusta' que cuando ponía su nombre por el que sí tenía un buen reconocimiento en redes sociales, algo que le había granjeado la atención de una editorial para publicar textos suyos debido a que tenía un buen número de seguidores. Los autores son marcas publicitadas hoy en día.
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