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Actualizaciones
16.10.25
Envejecer no es sólo cumplir años, es renunciar a la actualización del mundo. Es permitir que la realidad siga transformándose mientras uno decide permanecer en la versión anterior de sí mismo. El cuerpo envejece en silencio, obedeciendo sus leyes; pero la mente lo hace cuando abandona el deseo de aprender, cuando se conforma con lo ya sabido. La verdadera vejez comienza cuando dejamos de sorprendernos.
También la escritura envejece. Se vuelve reiterativa, complaciente, incapaz de riesgo. Quien escribe, transformado en su propio archivo, empieza a repetirse como si buscara confirmación más que descubrimiento. Lo que antes era exploración se convierte en hábito. Y así, el lenguaje se marchita de tanto usarse para decir lo mismo.
Santiago Kovadloff ha recordado que envejecer es, al mismo tiempo, un drama y una tarea. Un drama, porque la sociedad moderna teme enfrentarse a la imagen del paso del tiempo; y una tarea, porque exige dotar de nuevo sentido a la experiencia vivida. La vejez no debería entenderse como la simple decadencia de lo físico, sino como una oportunidad de reelaborar la biografía, de traducir el pasado a un idioma que aún podamos comprender.
La persona que escribe hastiada y la que reflexiona armonizan en un mismo desencuentro con el tiempo. La primera, disfraza de estilo la repetición, mientras que en la segunda la nostalgia se disfraza de sabiduría. En ambas, el tedio funciona como una forma de decadencia prematura porque ya no se dejan interpelar por lo desconocido.
Esta época confunde juventud con velocidad y novedad con profundidad, aunque la juventud no tenga que ver con la edad, sino más bien con la disposición a seguir preguntándose. Deja de ser joven quien ya no se asombra y mantiene su vivacidad quien reinterpreta su tiempo.
Avejentarse, como escribir, no consiste en conservar lo que fuimos, sino en atrevernos a descubrir lo que todavía podemos llegar a ser. Requiere revisar el archivo de uno mismo, borrar lo inservible, y mantener aquello que late y respira. Implica aceptar que el sentido no se da una vez y para siempre, sino que debe ser escrito una y otra vez con cada gesto, con cada palabra.
Envejecer es inevitable, pero la obsolescencia no lo es mientras conservemos la curiosidad y la capacidad de asombro, y por eso no se debe renunciar a revisarse.
Etiquetas: análisis, comentario, envejecer, reflexión
Fiascos
10.5.21
Para nada me gustaría envejecer y morir enfadado con el mundo porque el mundo no se ajusta a como yo pienso.
Senectudes
21.7.17
Envejecer no es sólo cumplir años, es renunciar a la actualización del mundo.
Etiquetas: actualizar, aforismo, envejecer, mundo
Transiciones
9.4.12
En el acomodo envejecemos, en el conflicto perduramos.
15-M:«Frente a la salida de la crisis por la derecha, nosotras y nosotros, la generación precaria, señalamos a los culpables y reivindicamos ser escuchados»
«Estamos inclinados siempre a ver en los otros los sentimientos que albergamos en nuestro corazón» Jaroslaw Iwaszkiewicz
Etiquetas: envejecer, Iwaszkiewicz, perdurar, transición
Declives
25.4.11
Envejecer no es sólo cumplir años, es renunciar a la actualización mundo.
Aceleraciones
5.2.11
«Nada nos hace envejecer con más rapidez que el pensar incesantemente en que nos hacemos viejos», según el científico y escritor alemán Georg Christoph Lichtenberg. El pensamiento es tan poderoso, a veces, que es capaz de acelerar el tiempo.
Etiquetas: envejecer, Georg Christoph Lichtenberg, pensar
Oxidación
13.3.06
La producción de radicales libres provoca la oxidación celular y, por tanto, el envejecimiento. Hay quien apuesta por utilizar antioxidantes naturales como las frutas y verduras para atemperar ese proceso sin percatarse que no somos nosotros quienes nos malogramos, que quien se oxida es el tiempo que nos contiene.
Etiquetas: antioxidantes, envejecer, oxidación, tiempo
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