¿Adónde va el tiempo que se va?

24.10.25


El tiempo no se pierde, se posa. El tiempo que fluye hace mudanza de piel y se esconde en las cosas que amamos. Se queda en la huella de una voz como la pisada en la arena, en la curva de una tarde como una ecuación de lo bello, en el gesto mínimo con que decimos adiós sin saberlo.

El tiempo que se va se adormece en los objetos más cercanos, como el eco del calor de la mano que coge una taza, en la mirada perdida que ya no vuelve, en la respiración serena al borde del silencio.

Tal vez el tiempo no pase y tal vez solo pasemos a través de él, dejando hilos de luz en su corriente. Y cuando preguntamos adónde va, es porque sentimos que una parte de nosotros también se aleja, flotando suavemente hacia ese lugar donde todo lo vivido sigue siendo presente, pero en otra forma. Quizá el tiempo no vaya a ningún lugar.


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