¿Adónde va el tiempo que se va?
24.10.25
Etiquetas: análisis, comentario, reflexión, tiempo
Desapariciones
23.10.25
Etiquetas: análisis, comentario, miradas, reflexión
Garabatos
22.10.25
Etiquetas: análisis, comentario, escritura, reflexión
Entre dos corazones
21.10.25
Etiquetas: análisis, comentario, corazón, reflexión
Acelerados
20.10.25
Etiquetas: aceleración, análisis, comentario, reflexión, velocidad
El ejercicio fútil de la existencia
18.10.25
Etiquetas: análisis, comentario, existencia, reflexión
Una a una
17.10.25
Etiquetas: análisis, comentario, reflexión, revolución cotidiana
Actualizaciones
16.10.25
Etiquetas: análisis, comentario, envejecer, reflexión
Cercanías
15.10.25
Etiquetas: análisis, comentario, proximidad, reflexión
Cansancio de saber
14.10.25
Etiquetas: análisis, comentario, reflexión, saber
No Nobel
11.10.25
Etiquetas: comentario, escribir, reflexión
Aburridos
9.10.25
Etiquetas: comentario, escribir, reflexión
Seducidos
6.10.25
Etiquetas: análisis, comentario, creatividad, reflexión
El desconcierto del amor
3.10.25
No falta quien señala que el amor nace de la falta, del deseo de lo que no tenemos, de la aspiración a una plenitud que nunca alcanzamos del todo. Vivir en esa tensión entre lo que poseemos y lo que anhelamos ya nos coloca en un terreno inestable, donde la certeza se escapa. Y hay hasta quien llega hasta más lejos y afirma que amar es un salto de fe, un acto que no puede justificarse con la razón ni garantizarse con seguridad alguna.
La modernidad nos ha traído otras opiniones como que el amor se vive es un lenguaje fragmentado, lleno de silencios y malentendidos, donde el amante nunca sabe si el otro escucha lo que quiso decir. Y quien entiende que amar significa salir de uno mismo en una sociedad obsesionada con el control y el rendimiento, donde esa expresión resulta casi subversiva.
Me atrevería a decir que el amor siempre es desconcertante. Lo es porque nunca encaja en lo calculable ni en lo previsible, ya que nos arrebata las certezas, nos expone a la vulnerabilidad, nos desarma frente al otro. Pero precisamente en ese desconcierto está su fuerza. Amar no es poseer, ni controlar, ni medir; es atreverse a habitar lo incierto y aceptar que en ese riesgo late la posibilidad de transformación.
Etiquetas: amor, análisis, comentario, reflexión
El correlimos y yo
19.9.25
Etiquetas: comentario, reflexión
En la tela de araña
18.9.25
Etiquetas: análisis, comentario, reflexión
¿Viejo cerebro frente a nuevo cerebro?
11.9.25
Etiquetas: análisis, cerebro, comentario, reflexión
El arco y las flechas
7.8.25
Afirmaba el poeta Khalil Gibran que los padres son como el arquero desde donde parten las flechas de nuestros hijos, una metáfora para significar la relación entre ambos. Pero la clave de la imagen no está en la flecha ni en el arco. Lo significativo está en tensionar el arco para dar mejor impulso a las flechas, para hacer de esa tensión, ánimo y aliento, pero también libertad del vuelo. Y es, en esa pausa medida, en esa tensa calma, el momento de imprimir la dirección a la trayectoria del proyectil, tensionando un arco que no oprime ni abandona, sino que acompasa su fuerza al ritmo del crecimiento, ajusta la cuerda a la caja del alma, reconoce que el tirón hace al corazón abrirse para, al instante, soltar la flecha ya sin reservas.
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Trozos de vida
26.6.25
Etiquetas: análisis, comentario, reflexión, vida
Llanezas
20.11.24
Hace años escribí este aforismo: «Me emborracho con las puestas de sol y me drogo mirando el mar: soy un adicto a la belleza». Era una metáfora para tratar de explicar que se puede implementar en nuestras vidas cambios hacia experiencias que impacten menos en nuestro cuerpo y más en nuestro espíritu.
Desde
entonces y hasta ahora, en contra de la norma social, no tomo alcohol, porque
«Solo estamos preparados contra el paso del tiempo, cuando cada segundo se vive
con plenitud y conciencia», argumento que suele espantar a algunas personas que
lo escuchan. Por eso les digo que he llegado hasta ahí después de recorrer un
camino tras una experiencia personal.
Ahora
me entero que eso de cero alcohol o que hay que sustituir ese placer por
otros como contemplar el mar o los ocasos, pausar la vida y disfrutar de los
pequeños encantos, se ha puesto de moda entre personajes famosos y me temo otra
colisión humana a favor y en contra.
Por
eso digo que no me atrevo a decir que soy feliz y, sin embargo, me alegro con
cada cosa sencilla que me es dada.
La
felicidad no siempre se declara, pero se encuentra en lo simple. Al vivir cada
instante con compleción, el tiempo se dilata y la serenidad nos envuelve,
permitiéndonos disfrutar de cada resquicio de vida.
Extraer
de cada partícula de tiempo el gozo necesario que nos lleve a la totalidad del
sentido existencial. Es imposible detener el tiempo, pero sí dilatarlo
viviéndolo en su integridad.
No
tengo prisa y por eso me demoro en cada instante que vivo.