Mejor
que de festejar cumpleaños, felicitarse por cada día cumplido.
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Etiquetas: cuentos de domingo, cuentos diminutos
Etiquetas: aforismo, decepción, impaciencia
En su testamento vital pidió que, al morir, le extrajeran todo aquello que pudiera servir a otras personas y así fue aprovechado su corazón, su sentido del humor, su ternura y su alegría. Ahora, en algún lugar, hay quien ama con su amor, sonríe con su risa, abraza cariñosamente y vive con dicha.
Etiquetas: cuentos de domingo, cuentos diminutos
Un sujeto y un predicado se conocieron y de aquella amistad surgió esta frase tan chula.
Etiquetas: cuentos de domingo, cuentos diminutos
Era
una escuela que enseñaba en el fracaso y por eso expulsaba a los estudiantes
con mejores notas.
Etiquetas: cuentos de domingo, cuentos diminutos
La complicidad es una forma de amor desinteresada.
Etiquetas: aforismo, complicidad
Etiquetas: análisis, comentario, reflexión, vida
Etiquetas: aforismo, existencia
Etiquetas: cuentos de domingo, cuentos diminutos
Cuando se reúnen corazón, locura e inteligencia se producen obras geniales.
Etiquetas: aforismo, corazón, inteligencia, locura
Al pensar en este hecho he descubierto cuáles son mis fobias más particulares. Así no soporto la violentofobia y llevo muy mal la belicofobia; tampoco aguanto la iniquitofobia (del latín iniquitas que significa iniquidad); ni tolero la anísotofobia (del griego anísotēs, que es desigualdad). Y sobrellevo mal la discriminofobia, la indiferentiofobia (indiferencia) y, por supuesto, la misofobia, que es el miedo al odio. Otro día será para escribir de filias.
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Etiquetas: cuentos de domingo, cuentos diminutos
El arte es la práctica de una sensibilidad extrema.
Etiquetas: aforismo, arte, sensibilidad
Le dijo que vivía en las antípodas de su amor y lo amó al revés.
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Hacer variaciones sobre lo invariable nos ayuda a salvar la rutina mental.
Etiquetas: aforismo, invariable, rutina
Somos esa vela que el viento de la vida apaga y deja flotando ese humillo del recuerdo de la luz que fuimos hasta que se disipa en el tiempo.
Anselmo
era un pacífico vecino, un padre ejemplar y popular amigo. Diríase que su vida
de tan buena que era parecía aburrida y gris por lo flemática. No había
contraste solo un color plano de la existencia. Salvo una excepción, su
interacción con la pantalla de televisión cuando jugaba su equipo de fútbol.
Ahí aparecía toda una paleta de colorido cromático. Nadie, tan solo él, podía
trascender con tanta interconectividad a la representación de realidad que
sentía. Lo de menos era insultar o gritar, porque era capaz de transmutarse en
uno de los actores del espectáculo deportivo, normalmente en el entrenador del
equipo. Era tal su mímesis con el plasma que ocurrió una abducción catódica que
lo llevó hasta el banquillo de un club de la Premier League. Y desde entonces
es un reputadísimo míster internacional.
Etiquetas: cuentos de domingo, cuentos diminutos
Etiquetas: aforismo, aprender, irremediable
Etiquetas: aforismo, azar, Estadística
Etiquetas: aforismo, zona de confort
No tengo que hacer bueno lo que es bueno, ni hacer malo lo que es malo, solo tengo que inventar el mundo, se dijo el hacedor de mentiras.
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En las flaquezas educamos nuestra sensibilidad.
Etiquetas: aforismo, flaqueza, sensibilidad
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Siento un vacío cuando me contradigo porque sé que me expreso desde la fortuna de quien puede señalar las cosas que no nos hacen bien.
Etiquetas: aforismo, contradicción, vacío
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Etiquetas: aforismo, palabras, reverberar
Quien cuestiona el pensamiento establecido suele provocar urticaria en las ideas acomodadas.
Etiquetas: aforismo, cuestionar, pensamiento
Además de una acción de libertad, escribir es un acto de rebeldía ante el mundo.
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Etiquetas: aforismo, conocimiento, ignorancia
Vivimos
encerrados en burbujas que creemos que son el mundo y que se elevan por un
líquido temporal hasta que, al tocar su superficie, desaparecen.
Al caer la noche cenamos a la luz de las velas rodeados de intimidad y de silencio. Contamos historias de cuando éramos pequeños y recordamos miedos pueriles, referimos anécdotas y surgieron las risas y las bromas. Solo las palabras construían ese momento. Ninguna pantalla, ningún ruido, ninguna intromisión en aquella relación familiar donde los sueños infantiles se mezclaban con la oscuridad. Y como postre salimos a la calle, envueltos en la negrura, para ver las estrellas y reconocer la Osa Mayor y hasta la estrella Polar. Es posible que esta noche, aunque sea por una hora, vuelva a apagar la luz.
Etiquetas: aforismo, hostilidad, mundo, voluntad
Etiquetas: cuentos de domingo, cuentos diminutos
—¿Sabes? Siempre me ha parecido
curioso eso que pasa con los músculos cuando te ejercitas.
—¿El dolor del día
siguiente?
—Sí, pero no el dolor en sí. La
causa. Se llaman micro roturas fibrilares. Pequeñas lesiones en las fibras que,
al sanar, hacen que el músculo se desarrolle más.
—¿Y eso a qué viene?
—A que creo que en el amor pasa
algo parecido. Cada discusión, cada malentendido, cada decepción... son como
micro roturas sentimentales.
—¿Roturas del alma, dices?
—Sí. Pequeñas fisuras que no se
ven, pero que están ahí. Y si las cuidamos, si las hablamos, si las curamos
juntos... el vínculo se vuelve más resistente.
—Pero si no se atienden…
—Entonces se acumulan. Como en el
cuerpo: si fuerzas sin descanso, sin escuchar el dolor, acabas rompiéndote en
serio.
—Nunca mirado desde ese punto de
vista.
—Yo tampoco, hasta que empecé a
sentir esas agujetas en el corazón y no en los músculos.
Etiquetas: aforismo dialógico
Etiquetas: aforismo, pensamiento, tiempo
Hoy en día cuando alguien dice voy al quiosco no va a buscar ya periódicos ni chucherías. Busca sombra o pausa, sentarse un rato bajo aquel árbol frondoso en el centro de la plaza, ese cuyas hojas susurran noticias del ayer y cuyo tronco cruje como si leyera en voz baja. Los vecinos lo llaman el árbol de Marcelo, aunque no todos recuerdan por qué.
Nadie pudo explicarlo del todo, pero lo cierto es que una mañana el templete ya no estaba. En su lugar, un exuberante magnolio creció como si siempre hubiese estado ahí, con raíces profundas y ramas que se inclinaban suavemente sobre los bancos. Las revistas habían desaparecido, pero aún quedaba en el aire un leve olor a tinta y a papel viejo. Los pájaros cantaban nombres de noticias y los niños recogían hojas que contaban cuentos al tocarlas. Hubo quienes recordaban el principio. Julia, una vecina del barrio, que juraba haber sido la primera en notarlo: «¡Marcelo, te estás poniendo verde!», le gritó entre risas.
Pero no era broma, el quiosquero perpetuo,
empezó a sentir que algo en él se soltaba en el tiempo. Su piel se endureció
como corteza, y sus pies, acostumbrados a pisar siempre el mismo suelo,
comenzaron a hundirse con suavidad en el subsuelo, como si la tierra lo llamara.
De su pecho nacían ramas finas y de sus silencios brotaban hojuelas. Y sin
embargo no tuvo miedo. Solo una extraña paz, una certeza vegetal que lo
abrazaba desde dentro. Por primera vez en décadas, Marcelo no esperaba a nadie.
Solo crecía.
Antes de ese momento inexplicable, fue parte del paisaje. Desde su cubil vio crecer al barrio, hoja a hoja, año tras año. Recordaba a los críos que venían a por chicles y cromos de futbolistas, jubilados que repasaban titulares sin terminar nunca de leerlos, coleccionistas de promociones raras. Él estaba allí, día tras día, como un reloj que nadie mira y que a todos es necesario.
No hablaba mucho, ni salía del quiosco. Se hizo invisible a fuerza de estar ahí. Una figura más entre el cartón, el tabaco y los titulares. Y, sin embargo, desde ese pequeño cubículo de aluminio y cristal, Marcelo guardaba los secretos del barrio, como un archivo viviente. Nadie lo supo entonces, pero en él germinaba ya la semilla del árbol que habría de venir. Porque, a veces, quien permanece mucho tiempo en el mismo lugar, termina echando raíces.
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Es imperdonable el tiempo usurpado de nuestras vidas por un sistema que nos vampiriza.
Escribimos para no dejar de ser quienes somos.
G. Deleuze:
«Quizá soy transparente y ya estoy solo sin saberlo...»
Thomas Szasz:
«Si tú hablas a Dios, estás rezando; si Dios te habla a ti, tienes esquizofrenia. Si los muertos te hablan, eres un espiritista; si tú hablas a los muertos, eres un esquizofrénico»
Chuang Tse:
«Aquel que con inocencia viene y con sencillez se va»
Marco Aurelio:
«Toma sin orgullo, abandona sin esfuerzo»
Albert Camus:
«La gente nunca está convencida de tus razones, de tu sinceridad, de tu seriedad o tus sufrimientos, salvo sí te mueres»
Charles Caleb Colton:
«Hasta que hayas muerto no esperes alabanzas limpias de envidia»
León Tolstoi:
«A un gran corazón, ninguna ingratitud lo cierra, ninguna indiferencia lo cansa»
Voltaire:
«La duda no es un estado demasiado agradable pero la certeza es un estado ridículo»
Mahmoud Al-Tahawi:
«La perfección es el pecado de los vanidosos. La torpeza la virtud de los indefensos»
Fénelon:
«Huye de los elogios, pero trata de merecerlos»
Antón Chéjov:
«Las obras de arte se dividen en dos categorías: las que me gustan y las que no me gustan. No conozco ningún otro criterio»
Bukowski:
«Que no te engañen, chico. La vida empieza a los sesenta»