Despedidas

4.2.09



¿Cómo se dice adiós a alguien a quien no se ha llegado a conocer?







*¿Hasta cuándo vamos a seguir creyendo que lo maravilloso no es más que uno de los juegos de la ilusión?

Nautas

3.2.09


―Oye, en estos asuntos de Internet, tú te manejas como pez en el agua.

―Sí pero hay demasiada agua para tampoco pez.

―Quieres decir que te ahogas ante tanta profusión de contenidos.

―Este es un mar es tan proceloso como cualquier otro. El mismo Ulises hubiera naufragado entre tanta información.

― ¿Y un salvavidas para no ahogarse?

―Puede que un cuaderno de bitácoras te guíe pero no te dará la salvación.




*Probablemente Ícaro creía tocar el cielo cuando se hundía en el mar epónimo.

Perpetuos clichés

2.2.09



Valle-Inclán en La lámpara maravillosa defendió que «todas las imágenes del mundo son imperecederas, y sólo es mudable nuestra ordenación de las unas con las otras». Una suerte de reverberación visual que recorre el Universo.






*En suma, desde pequeño, mi relación con las palabras, con la escritura, no se diferencia de mi relación con el mundo en general. Yo parezco haber nacido para no aceptar las cosas tal como me son dadas.

Cortazianas*

1.2.09



Apoyaba mi barbilla en el cañón del CETME mientras oía la radio por los auriculares. Era la última guardia del inacabable servicio militar cuando la noticia me sorprendió en la garita y me revoleó contra la pared. Fuera llovía con la mansitud que sólo puede hacerlo en Galicia, donde la acuosidad cae con tristísima delectación. Dentro de mí también empezó a lloviznar y no escampó en muchos días.

Aún de noche amanecería al poco y, entonces, el día tendería a empeorar dado el impactante espesuramiento del boletín informativo en mis oídos. Lentamente el paisaje urbano se metalizó de azul.

Al terminar fui a mojar las magdalenas en la tristeza de aquel desayuno antes de acercarme al barracón. En el cuerpo de armas aflojé el cinturón y dejé las municiones y el fusil en la armería igual que quien deja media alma en su camino. Al llegar la camareta estaba vacía, inoportuna e injuriosamente. Se me cuajaron los claros de los ojos como queriendo llorar, pero sin lagrimear y comencé a escuchar un murmullo de voces en la soledad de la sala. La luz saltaba desde la calle general Alesón queriéndose comer la húmeda penumbra. En el exterior, la mañana llúvida aceleraba su ritmo de vida urbana y escolares volantones caminaban hacia la escuela aferrados a sus madres.

En Argentina engrupir significa hacer creer una mentira. Eso quizás fue lo que pasó en el parte radiofónico del 12 de febrero de 1984, rumié pensante, entre tanto terminaba el retén de vigilancia. Su muerte tenía que ser una falacia porque los inmortales nunca desaparecen. Nosotros sí que morimos en el acontecer de nuestra funda existencial, lo mismo que gusanos de seda que abandonan su ovillo vital y se transforman en sueño alado. El belgicano continuaría con su gargarizar de erres, flaco y barbado auditor de jazz. Una fama y un cronopio marcharían, cogidos de la mano, a coleccionar heterogramas.

Años más tarde me senté sobre una fría lápida de mármol blanco que cubrían rosas marchitas en Montparnasse. Encendí un cigarrillo y decidí contarle lo mal que lo había pasado en aquella amanecida. Sé que me escuchó, no más.






*Según la Patafisica este de febrero es un mes cortaziano

Estratagema

31.1.09



El atrevimiento y la indocilidad son gestos inútiles frente al mundo, igual de inoperantes que cualquier otra estrategia. Aunque la ineficaz rebeldía y el descalabro arrojo disimulan la subsistencia.

Espíritu del tiempo

30.1.09



El filósofo Vladimir Jankélévitch, autor de El no-sé-qué y El casi nada (1957 y 1980), que centra su pensamiento en torno al instante, defendió que el tiempo era como una esponja, en una de las teorías más peculiares descritas que haya oído. Sostuvo que el mismo estaba conformado por una estructura de agujeros de antimateria capaz de absorber gran parte de energía la cual, al ser concentrada, desaparecía. Y que el tiempo, infragmentado, era un continuum, por lo que para él relojes y calendarios distorsionaban la naturaleza temporal y nos hacían perder su verdadera esencia y nuestro sentido existencial.

Enredados*

29.1.09



«Más de mil millones de humanos navegan ya por Internet», leo en un titular que me deja perplejo. Uno de cada seis habitantes del planeta entran a la red y la cuestión promete enmarañarse aún más.

Retengo en mi memoria, desde hace años, la emoción que sentí la primera vez que navegué por Internet: una sensación entre vertiginosa y apasionante. Estar conectado al resto del mundo me pareció una experiencia impensada. Ahora, en cambio, la humanidad lo usa como un gesto cotidiano.


*Sirva de homenaje el título de este 'post' a la radio de la 'blogosfera'.

Tareas

28.1.09



Y cuando el mejor trabajo del mundo se convierte en pura rutina qué vocación queda prendida.

Sistema inmunológico

27.1.09



—Al igual que los bebés que con cada ataque viral aprenden a fortalecer sus defensas, debemos ser increpados por nuestros enemigos a fin de robustecer el ánimo y la entereza.
—Dudo de tu táctica.
—Ninguna estrategia surte mayor efecto para encastillar el ánimo.
—Olvidas el síndrome de inmunodeficiencia adquirido. En ese caso el enemigo moraría dentro.
—Contra eso no hay vacuna.
—Sí, la prevención de no tener adversarios.

Exonerados

26.1.09



Philipp Mainländer dedujo en su Filosofía de la Redención (Philosophie der Erlösung.) que «el mundo son los medios con el fin de no-ser, y son los únicos medios posibles para este propósito». No hay mayor emancipación de la existencia que la existencia misma contenida en su designio.




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*Ruego disculpen mis amigos, lectores y visitantes, la cantidad de vacío en el no post de ayer. Fue una rebelión contra mi hecho cotidiano de escribir.

Divergencia

24.1.09



Hay un abismo entre ser escéptico por desconfianza que serlo por descreencia. El mar de la mezquindad separa las orillas de la suspicacia y de la incredulidad.

Añoranzas

23.1.09


Lo conocí en un simposio de poetas nuevos en plena renovación de la realidad de los años ochenta. Juan Manuel Jódar era de un pueblecito de La Contraviesa, ahora no recuerdo cuál. Venía de trabajar la tierra y los versos y contaba a todo el mundo que tenía «muchas cosas por decir». Entre sus proyectos estaba escribir la tercera parte del Quijote como Avellaneda la segunda o como Menard, por más que Alonso Quijano para entonces estuviera más que muerto. Algo que para él no era un impedimento porque pensaba resucitarlo como un hijo natural de Dulcinea y juntarlo con los hijos de Sancho.


A veces me viene su imagen y me pregunto si emprendería tan ingente tarea.

Red de afectos

22.1.09



La mayor correlación de un blog lo da variable de la conformidad entre el autor y sus comentaristas. Es extraño ver una bitácora donde todos los comentarios sean hostiles al responsable del blog y, aún menos, que quienes forman esa espacie de red social, reflejada en sus enlaces o blogroll, no suelan caminar paralelos a las ideas editadas. Puede que este sea el verdadero Zeitgeist de nuestra actualidad.

Pasmo

21.1.09



La extrañeza es el fondo de toda transitoriedad. La sorpresa es continua hasta la decepción.

Morigeración

20.1.09



― ¿Es el término medio una virtud entre extremos o un déficit de principios?
―La templanza es quien alivia las quemaduras diarias.
―En cambio es lo polar quien hace avanzar la vida.
―La abisma más que la evoluciona.

Hostilidades

19.1.09



«Si utilizas al enemigo para derrotar al enemigo, serás poderoso en cualquier lugar a donde vayas», dictaminó Sun Tzu en ‘El arte de la guerra’. Nada que objetar si, en todo caso, no eres tu propio enemigo. 

El doble

18.1.09



En una época fui un hombre; ahora soy otro. Si los dos pudieran encontrarse a solas, en un lugar incierto, no se reconocerían; apenas si se hablarían. Aquel que fui miraría a este que soy con desconfianza, casi con desprecio. Este que soy observaría a aquel que fui con indulgencia, casi con menoscabo. Aquel criticaría la calmosa forma de amar, el estoicismo en la acción, el militante escéptico. Este reprocharía la vehemencia, la impericia de afectos, el desastre utópico.

Ambos no entenderían qué es el otro, dada su incapacidad por el contagio de una sustancia tóxica llamada destiempo.

Maluras

17.1.09



Anósmicos son los que pierden el olfato; agnósicos quienes lo tienen difícil para reconocer los estímulos aprendidos. No sé, en cambio, a qué definición médica acudir para aquellos que extravían su sensibilidad en percibir el dolor ajeno.



Enigmas

16.1.09



Sánchez fue un artista que conocí en mi aprendizaje iniciático a la escritura. Bachiller incipiente y neófito componedor de poemas, me atrevía a mostrar mis versos iniciales en una tertulia semanal que congregaba, en el estudio de un pintor colega suyo, a gentes interesadas por la literatura, la pintura y la cultura.
Sánchez pintaba óleos donde seguía los pasos del surrealismo abstracto. A mí, entre emocionado y absorbente, me parecía un gran artista al igual que otros muchos personajes que allí se daban cita. Las reuniones servían como catarsis de ideas y de obras.
Fue al someter un poema mío a juicio de los tertulianos, como otras tantas noches de viernes, que me encontré con el comentario desconcertante de Sánchez. «Es mejor que no te diga lo que me parecen tus versos», vino a señalar.
No dijo ni bueno ni malo; ni bonito ni feo. La frase, en cambio, me acompañó durante muchos años cada vez que me enfrenté al poema terminado. Qué terrible sentencia no quiso pronunciar aquel hombre. Pensé en lo peor y nunca resolví el enigma.
Sánchez se ganó la vida con una tienda de pintura y murió de una enfermedad derivada de su profesión.
Quizás lo impronunciable de su comentario fue lo que desconocía.