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Días borrosos

5.2.21



El silencio toma el mando sobre el ruido y emergen sonidos inaudibles que antes no se percibían. El mayor recogimiento hace que la intimidad sea imprecisa. Los relojes biológicos marcan horas distintas para cada ser humano según la percepción del paso de los meses. La pandemia es un distorsionador del alma humana, esa que un día sentimos en concordancia con lo que nos rodeaba y con lo que nos sucedía. Ahora solo somos consecuencia de una vida difusa e indefinida respecto a lo que tuvimos.



Cargo de conciencia

12.1.21



Observo cómo algunas personas opinan, no sin cierta cautela, que a ellos no le ha ido mal en las circunstancias de esta pandemia, incluso que no les desagrada la existencia de un toque de queda o normas que restrinjan los espectáculos públicos o la suspensión de fiestas multitudinarias. Lo dicen en petit comité, con la boca pequeña, como para no causar molestias o que alguien se ofenda. 
Es llamativa su postura porque cuando los normales o normalizados sacan músculo de sus fiestas y sus estruendosas actividades sociales, no parecen tener cargo de conciencia por causar molestias a nadie. 
Eso me trae a la memoria aquella canción de Lole y Manuel: 
De lo que pasa en el mundo 
por Dios que no entiendo na
el cardo siempre gritando 
y la flor siempre callá



2020

31.12.20


Querido dos mil veinte:

Te marchas igual que cualquier otro año, un 31 de diciembre, después de sorprendernos y desconcertarnos. Derribaste evidencias, cuestionaste certezas y confundiste a mucha gente que no esperaba tu despliegue de azar. Hay personas que abominan de ti y si quisieran huir de un año de sus vidas, desprenderse de tu tiempo como quien tira un objeto inservible. Luego serán quienes, pasados los años, cuenten como una hazaña estos meses vividos, alardeando de la experiencia.

Dicen que el espectro del odio ha provocado una mayor polarización entre los seres humanos y pienso que si nos hemos dado a odiarnos es porque no sabemos querernos.

No puedo decir que me haya ido mal porque en tu año, dos mil veinte, pude sentir un mundo detenido que amparaba el silencio, hablaba de otros ritmos, sugería otro estilo de vida. Luego todo eso lo mató la urgencia por volver a la normalidad que no volverá a ser la misma.

También me has dejado más tiempo para estar con la gente que quiero e incluso frente a mí con mis contradicciones y mis desacertados pensamientos, inmersos en la palabra siempre.

Generación Covid

5.9.20



Los covid son los hijos de la pandemia, herederos de un mundo resquebrajado, marcados por el atraso escolar y el miedo al contagio.