Días borrosos

5.2.21



El silencio toma el mando sobre el ruido y emergen sonidos inaudibles que antes no se percibían. El mayor recogimiento hace que la intimidad sea imprecisa. Los relojes biológicos marcan horas distintas para cada ser humano según la percepción del paso de los meses. La pandemia es un distorsionador del alma humana, esa que un día sentimos en concordancia con lo que nos rodeaba y con lo que nos sucedía. Ahora solo somos consecuencia de una vida difusa e indefinida respecto a lo que tuvimos.



3 apostillas:

Albada Dos dijo...

La de aspectos que has saco. Me ha encantado.

Un abrazo

Joselu dijo...

Pienso que "lo de antes" de la pandemia lo vivíamos con indolencia y cierto sentimiento de desdicha. Siempre nos quejábamos del año que acababa diciendo que había sido malo. Ahora nos damos cuenta de que aquella normalidad era extraordinaria. Como siempre, las cosas no se aprecian hasta que se pierden.

Juan Poz dijo...

Estamos descubriendo, ¡ay!, lo que ya expresó maravillosamente Lázaro, tras la calabazada que le dio el ciego en el puente: "me cumple avivar el ojo y avisar, pues solo soy, y pensar cómo me sepa valer".