Pluralidades

Existen tantos mundos mejores como cabezas los piensan.

Reconocer

Háblame de ti para que sepa quién soy.

Nutrimentos

Las ideas son como esos alimentos que tanto nos gustan y no paramos de comer hasta hartarnos. El resto ni probarlos.

Regalado

El mundo es gratuito: son los humanos quienes le ponen precio.

Delincuentes líricos

Investigado por hacer versos lo acusaron de un crimen de lesa humildad.

Exigüidad

Nada conmueve más que saber que no somos absolutos.

Avenidor

El tiempo es el mediador de los afectos.

Anatomías

El esqueleto del alma humana está articulado por la musculación del entristecimiento.

Encararse

El mayor reto de superación es enfrentarse a uno mismo.

Velaciones

El secreto de la alegría lo custodia la sonrisa.

Antelaciones

Fui árbol antes de ser raíz y por eso ahora soy fruto sin haber florecido.

El juego quimérico

Los dos niños sentados en el suelo jugaban en un tablero invisible. Los observé largo rato mientras permanecían absortos y divertidos en su partida. No entendí muy bien la dinámica del desafío y atendí a los gestos que intercambiaban para descifrar el enigma en tanto, cada uno, depositaba una carta boca arriba cogida de un mazo común en las que aparecían figuras distintas. Los jugadores imitaban con muecas el sentimiento que le producían las estampas. Se trataba de viejas efigies fantasiosas, arcanos antiquísimos.

Intrigado los interrogué sobre el desenlace: «¿Qué se gana en este juego?». Uno de ellos me aclaró: «Nada, no se gana nada». Entonces insistí: «¿Y alguien es derrotado?». Y su respuesta fue: «Nadie pierde».

Analectas

Caminamos hacia la eternidad de la nada.

Riberas estelares

Apacigua la alegría por sentirse grano de arena en esta playa sideral.

Reciprocidades

Porque yo soy tu equivocación, tú eres mi error.

Lucideces

Aprender en los libros lo ya intuido para iluminar el camino.

Contentamientos

Más que la pesadumbre por dejar de ser, está la alegre emoción de haber sido.

Inocuos

Anhelar el delicado encanto de querer sin causar daño.

Resistencias

—No sé cómo dejar de amarte —le expuso casi suplicándole.

—Quiéreme aún más.

Decaídos

El tiempo cae como hoja de otoño y nos desploma con él.