Veracidad

8.10.14



¿La verdad no es una aseveración sino una pregunta?



Poéticas

7.10.14



—Pienso que la poesía nada salvará del olvido, pero sigo escribiendo sobre lo común, porque para mí es el hogar de lo extraordinario, el único hogar.
—Aun así, profesor Levine, tengo que seguir escribiendo.
—Conoce a algunas personas que se preocupan por la forma de hacer poesía. Vas a tener lectores. Sigue hasta que sepas que estás haciendo un trabajo que es digno. Y luego a ver qué pasa. Es mi consejo.
—¿Algo le inspiró para llegar hasta ahí?
—Mi madre nos apoyó, su ambición era escribir poesía y canciones.
—Y por ello valió la pena seguir.
—Me di cuenta de que la poesía es lo que puedo hacer porque puedo seguir en ella y trabajar con gran intensidad.
—Eso estará bien recordarlo.
—Siempre habrá gente en mis poemas trabajando porque crecí con ellos, y yo soy un poeta de la memoria.
—Y del sarcasmo.
—La ironía del que va a trabajar todos los días se convirtió en el tema de, probablemente, mi mejor poesía.




Intoxicados

6.10.14



La fama es un afrodisiaco que narcotiza el ego.



Austeridad

5.10.14



El gobierno aplicó unos recortes tan severos que los escritores se quedaron sin complementos directos conque terminar las frases.



Evasión o derrota

4.10.14



Según Gilles Deleuze «se escribe siempre para dar vida, para liberar la vida allí donde esté presa, para trazar líneas de fuga». Probablemente escribir sea una fuga en sí.



Inexistencia

3.10.14



«Todo tiempo es una ausencia de algo», señaló el poeta Diótimo de Apolonia. A excepción de cuando esa ausencia seamos nosotros mismos.



Parafernalias

2.10.14



Las presentaciones de libros se han convertido en actos de sociedad que protagoniza una mayoría de asistentes que ni se han leído ni se leerán el libro. Ni les importa la literatura.



Consulta

1.10.14



¿Toda emoción es una interrogación aunque sólo el mutismo se obtenga por respuesta?



Corrección

30.9.14



—¿Somos el espejo que omite la acción del otro?
—Sólo necesito observar lo que otros hacían o no hacían para hacerlo él o no hacerlo, las omisiones de los otros eran sus acciones y sus acciones las omisiones de los otros.
—¿Y eso nos aniquila?
—Todo hombre tiene una idea que en definitiva lo mata lentamente, una idea así que surge en él y lo persigue y que finalmente, más pronto o más tarde y siempre en medio de la mayor tensión, lo mata lentamente, lo aniquila.
—¿Y eso es necesario?
—Hay que llegar a todo por sí mismo. Uno no tiene ninguna tarea ni nada parecido. Tareas tienen los colegiales y los que obedecen a sus maestros.
—¿Y esos nos hace dudar señor Bernhard?
—Durante toda la vida huimos del diletantismo y siempre nos atrapa, y nada deseamos con mayor intensidad que escapar al diletantismo durante toda la vida.
—Y tenemos que seguir.
—Nos hemos resignado con el hecho de que, aunque la mayor parte del tiempo en contra de nuestra voluntad, tenemos que existir, porque no nos queda otro remedio y sólo porque una y otra vez, cada día y cada minuto nos resignamos de nuevo a ello, podemos continuar.
—Tampoco acompaña lo que nos rodea.
—La carencia de ideas del hombre es su muerte, y como muchos hombres carecen de ideas, carecen absolutamente de toda idea, no existen.
—Estamos condenados.
—No podemos elegir el lugar de nuestro nacimiento. Sin embargo, podemos marcharnos de ese lugar de nacimiento si amenaza aplastarnos, marcharnos e irnos de lo que nos matará si dejamos pasar el momento de marcharnos e irnos.
—Pero buscamos un refugio.
—Todo hombre quiere al mismo tiempo participar y que lo dejen en paz.
—Hasta estar solo.
—Se sabe que estar solo es mucho más agradable, pero por otra parte, no se puede estar solo.
—Estar solo es acostumbrarse.
—Cuando se está solo mucho tiempo, cuando se ha acostumbrado uno a estar solo, cuando se ha adiestrado uno para estar solo, se descubren cada vez más cosas por todas partes, donde para los demás no hay nada.
—Y lo que sentimos.
—Tus sentimientos no tienen valor si se te quedan dentro. Y tampoco tu protesta sirve de nada si nadie la oye, porque entonces te ahoga. Y uno palma. Eso tampoco tiene sentido. Por eso sale uno de casa y da a conocer su protesta.
—¿Escribimos para eso o para que nos premien?
—Desde hace quince años no acepto ya premios. Ni premios ni nada. Pero la mayoría son astutos, porque te consultan antes. Eso resulta idiota también, porque entonces buscan a otro. Los honores son de todas formas una idiotez. Sólo tienen sentido cuando no se tiene dinero o se es joven, o se es viejo y no se tiene dinero. Cuando se tienen medios de vida como yo, no hace falta aceptar ningún premio. Los honores son una insignificancia, algo absurdo. Sólo conozco a gente horrible que los reparta. Cuando me imagino a Canetti, allí en la escalinata, de frac, y el rey sentado ante su plato ya vacío… Nadie lo escuchó, pobre hombre.



Paripé

29.9.14



Tanto fingimiento no es más que la constatación del fracaso del intelecto.



Ejecución matemática

28.9.14



Murió, en un ajuste de cuentas, por no saber calcular la situación.



Claudicados

27.9.14



Herbert Marcuse afirmaba que «cuanto más importante el intelectual, más compasivo será con los gobernantes». Y con el poder no se debe condescender.



Pasivos

26.9.14



El filósofo pitagórico Eurifanes de Metaponto afirmaba: «la muerte ajena nos deja deudas propias con quienes se ausentan». Débitos que jamás serán pagados.



La curvatura del yo

25.9.14



Deberíamos mirarnos con más frecuencia en el espejo de Blancanieves y menos en el de Narciso.



Interrogatorios

24.9.14



¿Si siempre nos hacemos las mismas preguntas es porque obtenemos las mismas respuestas?



Ambiciones

23.9.14



—Usted recomienda, asociar las ideas importantes a los diez dedos de la mano y sus falanges.
—Relacionad las cosas que más necesitáis recordar con las cosas o personas que queréis, pero sobre todo con aquellas que más odiáis.
—Me habla de perseverar.
—Cháchara y constancia, dos cosas incompatibles. Rumiad, digerid vuestros proyectos en silencio, a fin de que irrumpan como obra, ya que si lo hacen como mera palabra, el viento se llevará vuestra voluntad con ella. No ejecutaréis aquello que haya sido motivo de alegre cháchara.
—¿Y leer?
—Leer dos libros a un tiempo, y de género opuesto. Por ejemplo, junto a uno agradable, uno de matemática, y viceversa.
—¿Los libros nos dan gran profundidad de campo existencial?
—Los libros no lo son todo. La ciencia de un hombre instruido sólo con libros es una especie de fe compuesta de unas pocas verdades y de muchas mentiras.
—¿Abomina de ellos?
—No por ello hay que concluir, como Rousseau, que todos los libros, excepto los propios, son malos.
—¿Le gusta diseccionar el poder como su obra ‘Teoría de la ambición’?
—El hombre habida cuenta de su orgullo y vanidad, no desea que se le convenza, sino que se le persuada.
—¿De su importancia?
—No tanto componer hermosas frases con que convencer y persuadir, sino que nuestros designios se infiltren en los sentimientos e ideas de aquellos que nos escuchan.
—¿Cómo hacerlo?
—No hablar nunca de uno mismo y sus asuntos sin necesidad, y meter en danza al prójimo tanto como sea posible. Jamás hablar el primero a no ser de la salud, la lluvia o el buen tiempo.
—¿Y para ganarse la confianza de los interlocutores?
—Ir diciendo que se posee una gran reputación: la gente lo repetirá, y las repeticiones harán reputación.
—Depende de quién lo diga.
—La maquinación en manos de bobos e incautos no comporta sino su propia ruina.
—¿Aunque sea verdad?
—Inflar una verdad establecida, no es decir nada nuevo; es un signo de mediocridad.
—Que no de libertad señor Marie-Jean Hérault de Séchelles.
—No se ha de ser esclavo sino de uno mismo, a fin de saborear mejor la libertad.




Antagonistas

22.9.14



Hay una soledad endémica en algunos seres humanos: estar donde no están los otros, ir cuando el resto viene, la de estar en otro lado siempre.



Visitante nocturno

21.9.14



Un cadáver me visita todas las noches y aunque no me da miedo cada vez viene más descompuesto.



Tiempos modernos

20.9.14



Según el sociólogo y filósofo, Zygmunt Bauman, «la vida moderna puede adquirir diversas formas, pero lo que las une a todas es precisamente esa fragilidad, esa temporalidad, la vulnerabilidad y la inclinación al cambio constante». ¿Acaso la existencia humana no es frágil, temporal, vulnerable y cambiante desde siempre? Quizás estos tiempos veloces sólo lo hayan acentuado.



Epistemología de la libertad

19.9.14



El filósofo ateniense Espeusipo cuando fue preguntado por las dimensiones de la libertad respondió: «todos vivimos en una celda. La magnitud de la misma dependen de tu cabeza y tu deseo de volar». Siempre que lo leo tiendo a deprimirme.