Escucho aconsejar «vive como si fuera el último día de tu vida» y pienso lo contradictorio que para mí es cumplir con ese axioma, cuando lo único que trato es de vivir un día más.
Si hoy fuera el último día de mi vida actuaría con premura, me agobiaría al pensar en todo lo que quiero hacer, y la urgencia me haría tropezar contra los obstáculos que se cruzaran en mi camino. No me pararía a disfrutar de la elaboración con que el tiempo fabrica el mundo.
Si supiera que hoy es el último día de mi vida igual me daría por no hacer nada, ni siquiera escribir esta bitácora.
Si supiera que hoy es mi último día no sabría vivir al pensar que mañana estaré muerto.