Carpe aevum

10.4.08



Escucho aconsejar «vive como si fuera el último día de tu vida» y pienso lo contradictorio que para mí es cumplir con ese axioma, cuando lo único que trato es de vivir un día más.

Si hoy fuera el último día de mi vida actuaría con premura, me agobiaría al pensar en todo lo que quiero hacer, y la urgencia me haría tropezar contra los obstáculos que se cruzaran en mi camino. No me pararía a disfrutar de la elaboración con que el tiempo fabrica el mundo.

Si supiera que hoy es el último día de mi vida igual me daría por no hacer nada, ni siquiera escribir esta bitácora.

Si supiera que hoy es mi último día no sabría vivir al pensar que mañana estaré muerto.

12 apostillas:

Marta Domínguez Senra dijo...

Nosotras, las mujeres que tenemos un pasado y que no sé si tenemos futuro, solemos cargarnos de razón pensando que hay un antes y un después y -en nuestros días de euforia- hasta nos parece creer que es como el primer día de nuestra primera vida. En el peor de los casos siempre quedará lo de llevar una doble vida y pensar lo que le dijo la Marquise de Pompadour a su regio amante: "Après nous, le déluge".
Por eso te digo Francisco (guardando las razonables distancias, que no te quiero comprometer): Tras nosotros, el diluvio.

Vanyz dijo...

Por eso...hay que evitar a algunos que quieren hacerse los filosofos o terapeutas cuando dan consejos tremendamente estupidos.

bs.

Freddy dijo...

Francisco;

Ese tipo de reflexiones DIARIAS son las que motivan a tus lectores a seguir contigo. Confío en que mantengas el mismo estilo, dándonos algo en que reflexionar mientras navegamos en la inmensidad de los “unos y ceros”.

Te comento que espero pases por mi blog, ya que allí dejé un reconocimiento que lleva tu nombre. Otorgado por la constancia con que escribes y la agudeza inherente. Un placer leerte.

Freddy R.

PS: por omisión, la entrega no coincidió con esta notificación, así que imaginaras la cara que puse al leer el comentario. Lo cual demuestra que, aparte de buen bloguero, eres un excelente administrador. Suerte!!!

Anónimo dijo...

Estoy contigo, tampoco me gusta esa filofía de vivir el hoy como si fuera el último día. Pues ese pensamiento me acelera la angustia de no tener tiempo. Me resulta muy curioso como en nuestra mente, nuestra cultura, tenemos instalado un sentimiento de inmortalidad que no es real en el plano físico, pero si en el astral. Estoy a favor de vivir con conciencia, conscientemente de cada instante. Pero la reencarnación está para suplir todo lo que no me de tiempo en esta vida. Claro, yo creo en ella... Desde hace unos años decidí que vivir sin estrés era uno de los placeres vitales sin precio, pues permite saborear los instantes sin la necesidad de correr. No es que lo haya conseguido, pues el ritmo que se nos impone no ayuda, pero hago todo lo que puedo...

Un beso y gracias por compartir reflexiones tan interesantes.

Joselu dijo...

¿No sería apasionante contar precisamente ese último día?

Miau dijo...

Yo creo que si supiese que hoy es mi último día no podría disfrutar de él, estaría muerta de miedo pensando en cómo sería ese trance y si habría un después.

Afortunadamente no sabemos cuando será nuestro último día, sabemos que un día llegará, pero no cuando. Y yo pienso que hay que vivir la vida, disfrutarla, saborearla, no vivir para trabajar sino trabajar para vivir (qué remedio), ni atesorar por atesorar, porque todo lo material se queda aquí y lo único que nos vamos a llevar es lo vivido. Pero eso no quiere decir vivir cada día como si fuese el último, qué angustia ¿no?. Sino conscientes de que estamos aquí de paso y que hay que disfrutar del camino, que hay que vivir, y vivir no quiere decir sobrevivir. Eso es lo que pienso, que no quiere decir que esté en lo cierto, simplemente es mi punto de vista.

Saludos.

Animal de Fondo dijo...

Por hacerte rabiar: ¿Y si todos los días fueran el último, sí, pero porque al mismo tiempo fueran el primero porque soy otro? Por lo tanto, son también el último del que fue otro, y el primero del otro que de nuevo soy. Si lo enlazamos con el sutra, ¿no queda divertido?
Bastaría con reducirse a lo observado, como decíamos el otro día, que, como fluye, renace, no ya cada día, sino en cada instante. Morir, sí, pero en el instante anterior. Un día es demasiado largo.

Animal de Fondo dijo...

Sigo: Y más, en esa reducción a lo observado, nuestro ser es percibir, y en ese sentido la inmortalidad personal coincidirá con la breve-larga inmortalidad de la especie; así, nuestra vida descansa en el cuerpo común.
Creo que Borges lo expresaba así: hablo del uno, del único, del que siempre está solo.
Ah, ¡gracias por dar el recado!

beyo dijo...

eso te pasa por darle mil vueltas a las frases. así, claro que no podrías vivir tu último día :p

bueno, pensando eso, yo creo que nadie...

un saludo :)

Jueves dijo...

Yo sí que quiero vivir cada día como si fuera el último... Y sin "como": porque vivo en el úlimo piso, al final de la calle... Vivo cada noche mi muerte mortal... Y qué gusto de resurrección, ahora que encima ya es abril y hace sol y dentro de poco va florecer mi rosal.

¡Un abrazo crepuscular!

Maria Coca dijo...

Una reflexión muy acertada. También a mí me ocurriría, que por querer vivirlo todo de una vez, me quedaría parada y me moriría.

Besoss

ideas dijo...

Si hoy fuese el último día de mi vida, seguramente se quedarían muchas cosas en el tintero,.. y sin embargo, pienso que es mejor así, lo realmente importante se hace día a día, el resto puede esperar o simplemente, no existir