Hablar por hablar

9.4.07


–¿Hablar mucho de la muerte ayuda?
–No lo sé pero si hablamos de ella es porque aún estamos vivos.

Hambrientos

8.4.07


A la puerta del comedor social de San Juan de Dios los transeúntes hacen cola a la hora del almuerzo. Desde mi opulencia les observo con sentimientos encontrados. Uno de ellos se aparta del grupo, lleva su mano derecha al bolsillo, saca un teléfono móvil y comienza a charlar.

Judas

7.4.07




El fin justifica los medios. Dios argumentó mi delación en el triunfo de su causa.



Crucifixión

6.4.07





Trabajaba en Disney Land París. Era la princesa Badrulbudur subida en una alfombra mágica junto a Aladino. El sueldo le daba para vivir. Su ex novio se había suicidado después de que cortaran la relación. Algunas noches se sentía culpable. Los antidepresivos no la ayudaban mucho a pesar de tomarlos desde que, hacía unos meses, un infarto acabó con la vida de su padre. Su madre los había abandonado cuando ella apenas contaba dos años. Cuando la conocí su mirada era triste como la de un animal encerrado en su destino.



Penitencia

5.4.07




Como propósito de enmienda trato de expatriar los términos totalitarios en mi escritura. Por ello me gustaría apartar los nunca, los siempre y los jamases. Los menos y los más; los ningunos, los nada y los todo; los poco y los mucho. Aunque como con cualquier otra aspiración será difícil que lo consiga.



Grafiti

4.4.07


«Leer kura el fascismo». Puede ser pero, por lo leído, no mejora la escritura.

Mecanismo

3.4.07




Philip Larkin escribió que «el secreto del arte consiste en repetir a consciencia logros inconscientes, hallazgos casuales». Deleuze vino a decir que la creación tiene más que ver con la desmemoria que con la conciencia. Entre uno y otro me hacen pensar la paradoja de escribir a diario este blog como un mero ejercicio de azar y de olvido.



Prodigios

2.4.07




De pequeño miraba dentro de la radio a válvulas para saber dónde residía el milagro de sus voces. Hoy, aún perplejo, busco en la placa base de mi ordenador para descubrir si dentro habitan microscópicos seres que trabajan para mí.


Moira

1.4.07




Sentimos envidia cuando los demás son afortunados y alivio cuando es la desgracia quien los toca. El azar radiografía, como nadie, la fragilidad humana ante los acontecimientos. Como escribió Pessoa: «espera lo mejor y para lo peor prepárate».



Pegamento

31.3.07


Une más el dolor que el amor porque nos hace más vulnerables. Nos une por la atracción que ejercen las moléculas del desamparo y la desesperación.

Congreso de la Lengua Española

30.3.07


A las puertas del Centro de Convenciones y Exposiciones Cartagena de Indias, mientras tuvo lugar el cuarto Congreso de Internacional de la Lengua Española, se manifestaron a diario, por su derecho a ser escritas y escuchadas, un numeroso grupo de palabras.

Entre otras, estuvieron presentes palabras como espejeante, opinador, retirancia, web, comunicacional, bloguero, cliquear, carcundia, disruptor y blog.

Policiaca

29.3.07




Dicen que no hay crimen perfecto. Acabo de matar a un lector y no hay prueba de ello.



Idiomas

28.3.07


No entendía por qué le gritaba mientras señalaba hacia dónde tenía que ir para llegar hasta la dirección por la que preguntó. No era sordo, sólo extranjero.

Tríos

27.3.07




A Rubén lo dejó su mujer después de que él le hubiera propuesto hacer un trío con su mejor amiga. Tras la experiencia las dos amigas decidieron vivir juntas.



Aporía

26.3.07




El cínico Onesícrito escribió que «nada de lo que le ocurre al ser humano es bueno o malo, las opiniones no son más que sueños». Sueños que la realidad amoral transforma en pesadillas.


Divorciados

25.3.07


–Hay hombres que merecen de la caridad femenina –me confió.
–¿A qué te refieres? –le pregunté.
–Lo ves –dijo mientras señalaba a un señor corpulento de rostro triste y mirada tímida –. Desde que lo dejó su mujer es el comodín de los separados.
–¿Y eso?
–Cada vez tiene un amigo diferente. Es como un alma caritativa que recoge a los divorciados. Todos terminan encontrando una nueva pareja, menos él que sigue sólo.

Instrucciones y consejos anfibiológicos para el cambio de hora

24.3.07




Ante el ritual a ejecutar esta madrugada es indispensable tener a mano unos guantes de látex. La operación requiere de precisión quirúrgica y de toda la asepsia posible.

Es necesario precalentar las manos. Para ello se frotarán la yema de los dedos con suma parsimonia lo que garantizará máxima sensibilidad para proceder al cambio horario.

Es recomendable almorzar de manera apropiada, beber mucha agua y mantenerse físicamente activo hasta el momento de la ejecución.

Adviértase, entonces, cómo entre las dos y las tres de la madrugada, la velocidad del tiempo es tal que una hora pasa en un momento sin que se trate de una alucinación temporal.

No hay que dejarse atrapar por el pánico al saber perdida una hora de reloj. En caso contrario podría derivar en una crisis de ansiedad no deseable a nadie.

Siempre, en positivo, se puede pensar lo insalubre que podría haber resultado ese tiempo de haber existido.

Tras el ejercicio, guardar un reloj con la hora antigua para imaginar que anticipamos nuestras acciones.



Teoría del rompecabezas

23.3.07




Me contó su teoría de la existencia: «Imagínate un rompecabezas donde cada pieza es un momento de nuestra vida. Momentos en los que somos optimistas, otros donde abunda el pesimismo. Etapas donde fuimos creyentes y después agnósticos. Pasajes en los que nos mostramos escépticos y otras veces idealistas. Posturas románticas que se tornaron pragmáticas. Ingenuidad transformada en desconfianza. Alegría que se volvió depresión. Placer que abdicó en vicio. Gozo que cambió a dolor. Hasta que el puzzle no se ha completado no tenemos una perspectiva general».
–¿Tú la tienes? –indagué.
–Mi dibujo está casi completo: la vida es una gran mentira; una gran decepción.



Aprensión

22.3.07




Te crees inmortal hasta que el médico va y te dice: tiene usted rinorrea –me confesó un amigo que salía de la consulta-.



Robo

21.3.07




Cuando la policía lo encontró no pudo decir nada porque le habían robado las palabras.