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Excelencias

8.1.16



Decía Jules Renard: «oficio curioso el de la literatura: mientras menos se hace, mejor hay que hacerlo». Buscar la perfección tiene ese riesgo y solo los genios son capaces de alcanzar.



Escuchar el pensamiento

2.12.15



—Señor Renard ¿somos seres limitados?
—Nos consolamos de nuestras incapacidades afirmando que somos capaces de todo cuando nos lo proponemos.
—Eso nos viene de la escuela.
—¿Qué es nuestra imaginación comparada con la de un niño que intenta hacer un ferrocarril con espárragos?
—¿Escribir es una forma de hablar sin que te interrumpan?
—Uno tiene que estar todo el rato demostrando su talento a gente que carece de él.
—Es usted muy modesto.
—La modestia va bien a los grandes hombres; lo difícil es no ser nada y, sin embargo, ser modesto.
—De nada sirve morir. Hay que hacerlo a tiempo. 
—Y me hace sonreír. 
—El humorista es un hombre de buen mal humor.
—También es ingenioso.
—El ingenio quizás es al talento lo que el instinto a la razón. 
—Razonadamente anda usted entre la creatividad y la inteligencia.
—El sabio generaliza; el artista individualiza. 
—También digno.
—Es más difícil ser un hombre honrado ocho días que un héroe un cuarto de hora. 
—Me llama la atención su modestia.
—Me vuelvo un poco más modesto, pero también más orgulloso de mi modestia. 
—Para eso somos libres.
—Es necesario que el hombre libre se tome a veces la libertad de ser esclavo.
—¿Siempre piensa lo mismo?
—Es una cuestión de limpieza; hay que cambiar de opinión como de camisa.
—O cambiar nosotros con nuestra forma de pensar.
—¡Qué tranquilidad! Oigo todos mis pensamientos.



Peligros

27.11.15



Siempre suena el mismo eco al escribir: «no serás nada. Por más que hagas: no serás nada» que escribió Jules Renard, o el «nunca seré nada» de Fernando Pessoa. En la vida y en la escritura hay que asumir riesgos.



La literatura del silencio

20.10.15


—¿La credibilidad es creíble en estos tiempos, señor Renard?
—Di alguna vez la verdad para que te crean cuando mientas.
—Tiene poca fe en el género humano.
—Algunos hombres matarían a su prójimo para hacer un poco más de bien que él.
—¿Tan estúpidos son?
—Estupidez humana. Humana sobra, realmente los únicos estúpidos son los hombres.
—¿Qué nos distingue entonces?
—Lo que distingue al hombre de los otros animales son las preocupaciones financieras.
—Y el dinero.
—Si el dinero no te da la felicidad devuélvelo.
—¿Y la libertad?
—El único hombre que es realmente libre es aquel que puede rechazar una invitación a comer sin dar una excusa.
—¿Para qué escribe?
—Quisiera ser leído por una minoría y ser conocido por la mayoría
—¿Le gusta que le elogien?
—Se colocan los elogios como se coloca el dinero: para que nos sean devueltos con intereses.
—¿Qué le molesta?
—Solo una cosa me molesta: mi propio desprecio. Pero, naturalmente, no me puedo escupir a la cara.
—¿Y qué aprecia?
—Cuando un hombre habla de lo que sabe, siempre parece más sabio que nosotros.