Intentonas
7.4.23
Etiquetas: aforismo, espontaneidad, intento
Corchete
6.4.23
Etiquetas: aforismo, conocimiento, ignorancia
Encandilarse
4.4.23
Etiquetas: aforismo, asombro, deslumbrar, saber
Vaticinadores
3.4.23
Miro hacia el horizonte y no veo otra cosa que el infeliz destino de la humanidad.
China market
2.4.23
A falta de ideas y la urgencia entregar el cuento, el escritor acudió a su máquina de inteligencia artificial y le pidió que continuara la historia. «Está bien le dijo. Aquí va mi narración». Y la máquina comenzó a escribir:
Él se quedó asombrado ante aquella confesión. ¿Cómo era posible que alguien estuviera atrapado en un establecimiento durante tanto tiempo? ¿No había nadie que la echara de menos? ¿No había intentado escapar por alguna ventana o puerta trasera? Le hizo todas esas preguntas y ella le respondió con voz temblorosa que no sabía nada del mundo exterior, que solo conocía el China Market, el enorme bazar donde vendían todo tipo de productos orientales.
Le explicó que un día, cuando tenía diecisiete años, entró en el comercio buscando un regalo para su madre. Se sintió atraída por la variedad y el colorido de los objetos que había en las estanterías. Empezó a recorrer los corredores sin rumbo fijo, admirando las porcelanas, los abanicos, los kimonos, los inciensos... Se le pasó el tiempo volando y cuando quiso darse cuenta ya era de noche y el negocio estaba cerrado.
Entró en pánico y buscó alguna forma de salir, pero todas las puertas estaban cerradas con llave y las ventanas tenían rejas. Gritó pidiendo ayuda, pero nadie la oyó. Pensó que al día siguiente alguien vendría a abrir el almacén y la encontraría allí. Pero eso no ocurrió.
Al día siguiente, cuando se despertó en un rincón del alamcén donde había pasado la noche, vio que el local estaba lleno de gente. Clientes y empleados iban y venían sin prestarle atención. Ella intentó hablar con ellos, pedirles ayuda, explicarles su situación. Pero nadie la escuchaba ni la veía. Era como si fuera invisible.
Así pasaron los días, las semanas y los meses. Ella seguía atrapada en aquel lugar, sin poder comunicarse con nadie, sin poder salir de allí. Se alimentaba de lo que encontraba en los estantes: galletas de arroz, té verde, frutos secos... Se vestía con la ropa que había en las perchas: vestidos de seda, pantalones de lino, chaquetas de cuero... Se entretenía leyendo los libros que había en las mesas: novelas de amor, cuentos de hadas, biografías de famosos... pero nada de eso le hacía feliz. Lo único que quería era salir de allí, volver a ver a su familia, a sus amigos, a su novio... y no sabía cómo hacerlo. Había perdido toda esperanza, hasta que él apareció.
Él era un joven periodista que había ido al China Market para realizar un reportaje sobre el aumento exagerado de venta de kimonos. Estaba entrevistando al dueño de la empresa cuando vio a la chica llorando. Le llamó la atención su aspecto triste y solitario. Se acercó a ella para preguntarle qué le pasaba y se sorprendió al escuchar su historia. Él fue el primero que la vio y la escuchó después de tanto tiempo. Él fue el primero que le creyó y le ofreció su ayuda. Él fue el primero que le devolvió la esperanza.
Le dijo que no se preocupara, que él iba a sacarla de allí, que tenía una llave maestra que abría todas las puertas de la gran superficie, y que lo esperara mientras él terminaba su entrevista con el dueño. Ella le miró con incredulidad y gratitud. No podía creer que por fin alguien la pudiera sacar de allí.
FIN
Al terminar le preguntó: «¿Qué te ha parecido mi cuento?». Pensó en contestarle, una porquería, pero se aguantó las ganas de teclear su pensamiento. Solo se trataba de eso, terminar el cuento.
Etiquetas: cuentos de domingo, cuentos diminutos
Genialidades
1.4.23
El genio de la creatividad reside en la libertad de hacer lo que quieras, sin detenerse en reglas o bendiciones académicas.
Aballares
30.3.23
Etiquetas: aforismo, esclerotizar, esquemas mentales, ideas
Ausentado
29.3.23
Etiquetas: aforismo, desvanecer, perdido
Sacapuntas
26.3.23
Etiquetas: cuentos de domingo, cuentos diminutos
Disipados
24.3.23
Etiquetas: aforismo, desaparecer, eternidad, hermosura
La nervadura del tiempo
23.3.23
Etiquetas: aforismo, apego, entusiasmo, tiempo, voluntad
Errados y libérrimos
22.3.23
¿La libertad consiste en tomar un máximo de decisiones, la mayoría de ellas equivocadas?
Etiquetas: decisión, equivocación, libertad, preguntas
Faena
19.3.23
Al sacar el ataúd del coche fúnebre una mujer gritó: «¡A
hombros! ¡Que lo lleven a hombros!». Cinco hombres cargaron con el féretro y
algunas miradas, en aquel momento, se dirigieron hacia él, cuya presencia era
circunstancial tras detener su paso por respeto en el encuentro con el grupo de
acompañantes del entierro. Entendió que se trataba de un deber cívico ayudar en
la carga del finado mientras recordaba ese pasaje de los evangelios que
menciona el reclutamiento de un campesino que, cuando volvía de su trabajo, se cruzó
con unos condenados que caminaban hacia su crucifixión, y fue obligado a cargar
con una gran cruz sin beberlo ni comerlo.
El compañero con el que se emparejó para llevar la caja al ser de menor altura que la suya, le provocaba un desollamiento en su hombro tras cada traqueteo, mientras que los pies de quien le seguía en la fila le pisaba los talones. «Estas cosas deberían tener un ensayo previo», pensó gritar en medio del silencio solo interrumpido por algunos sollozos de los familiares.
Para más inri, el plano inclinado del cajón hacía que cada giro hacia la derecha dentro del camposanto, provocara un desplazamiento del cadáver hacia su lado, golpeando la madera con tal sensación que sentía como si llevara al fallecido sobre sus espaldas. Ahora entendía aquello de pesas más que un muerto que le decían siendo un niño crecidito.
La situación empeoró cuando hubo de bajar una rampa bastante
inclinada con un giro hacia la izquierda hasta llegar a un nuevo patio del cementerio.
Recordó, en ese momento, la cita de esa tarde con unos amigos, algo que le
alivió de su pesada carga.
Apretó los dientes antes de enfilar un ligero repecho y por fin pudo divisar la sepultura donde un operario preparaba los materiales para sellar el nicho. En ese instante los presentes comenzaron a tocar las palmas. Entendió que era una ovación al esfuerzo realizado y apenas se desprendió de su misión de cargador, comenzó a hacer genuflexiones ante el público asistente.
Etiquetas: cuentos de domingo, cuentos diminutos