En ocasiones, no nos vendría nada mal tener un arrebato de valentía y lanzarnos con afecto hacia los demás.
El ser humano actual que tanto sabe sobre el modelo de vida feliz y saludable, vive haciendo lo contrario.
La plenitud es aquello que rellena un poco del vacío infinito que rodea nuestro existir.
A medida que crece el sentido de lo irrepetible de la vida es cuando más se amplifica todo lo que se siente.
Nos han desvalorizado al despojarnos de todo
cuanto quisimos en la primera edad.
Los seres libres nunca hacen caso a nadie por
eso su tremendo fracaso frente al mundo acordado.
Está bien invertir el poco de vida que tenemos
en algo que nos haga sentir su plenitud.
Somos un universo en movimiento donde todo cambio implica una desaparición previa a otro estado.
Todas las palabras me parecen pocas para expresar lo sentido y lo insentido también.
Debemos andar solos el camino y cruzar el desierto, aunque con suerte podamos coincidir con alguna alucinación que comparta destino.
Sentirse vulnerable es un mal asunto porque nos rompe la imagen de la inmortalidad.
Podrá desaparecer aquello que amamos pero nunca el amor sentido hacia lo que quisimos.
