Hipnosis

21.12.25


Me dijo «relájate y deja la mente en blanco. No pienses en nada». Y un gramo de nada ocupó mi mente. Pesaba lo justo para hundirse. Primero desplazó un recuerdo, luego una duda, y al final toda la conciencia quedó comprimida en un rincón de mí mismo. El hipnotizador sonrió porque la dosis había sido exacta. Desde entonces pienso menos, pero cada vez que intento recordar quién era, noto cómo la nada sigue creciendo, lenta y metódica, como una sustancia con voluntad propia.


0 apostillas: