Propiedad temporal
23.12.25
Somos inquilinos efímeros del mundo, pero actuamos como si fuésemos propietarios eternos. Nos comportamos como dueños de la tierra, cuando apenas la rozamos por unas décadas. Construimos como si nada fuera a derrumbarse, poseemos como si lo poseído nos sobreviviera. Olvidamos que habitamos un préstamo y que la existencia es arrendada, no adquirida, e incluso el cuerpo que ocupamos viene con cláusula de salida. La arrogancia humana no reside solo en lo que consume, sino en lo que da por hecho y es que siempre habrá un después. Un tiempo futuro para arreglar, corregir o pedir perdón, pero el planeta no firma contratos eternos y la naturaleza no negocia renovaciones.
Etiquetas: análisis, comentario, mundo, reflexión
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 apostillas:
Publicar un comentario