Autoinjusticia

24.12.25


La miseria del mundo no nace solo de lo que unos hacen a otros, sino de la injusticia que el ser humano perpetra contra sí mismo. Esa forma íntima de traición que ocurre cuando renuncia a su conciencia, abdica de su compasión o se encierra en la costumbre de no mirar. Nos hemos acostumbrado a vivir de espaldas a lo que somos capaces de sentir. A justificar la violencia con necesidad, la indiferencia con rutina. Y así, día tras día, cavamos desde dentro la fosa donde la dignidad se desvanece. El mundo se degrada no por falta de recursos, sino por exceso de desvío interior. La injusticia global comienza en el pequeño gesto de quien se niega a habitarse con verdad.


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