Comenzar

30.4.18



Morimos los lunes por el peso específico de la liberación del fin de semana y por la anárquica alegría que nos entusiasma. Sacaremos el confiado disfraz de los domingos que nos viste de gala y nos lleva a visitar los lugares comunes del pensamiento y repetir el ritual de no hacer nada. Metafísicamente el renuente comienzo.



Celebraciones

29.4.18



Apagó las velas de su cumpleaños y pidió un deseo. El resultado fue desastroso, ahora tenía un año menos.




Vorágines

28.4.18



Tanto se ha acelerado la experiencia humana que la capacidad de las personas para la reflexión se ha desgastado.



Vilipendios

27.4.18



La ironía es el precio del menosprecio.



De pérdidas y ganancias

26.4.18



Pierdes la razón si pierdes las formas, y el corazón cuando no tienes el fondo de su emoción.



Inocencias

25.4.18



Los niños son felices porque para vivir no precisan de autoestima.



Vigilias soñadas

24.4.18



Al final pensaré que todo ha sido un sueño el cual vivo despierto.



Día de los lectores

23.4.18



El buen lector es el que tiene un texto sentido.



Inaudible

22.4.18



Zumbó la mosca junto a su oído y no supo si era real o un recuerdo del sonido.



Amplificaciones

21.4.18



Lo maravilloso está en quien es capaz de leer más allá de lo que hay escrito.





Pertinacias

20.4.18



Timon de Fliase, clásico filósofo heleno, afirmó: «Morimos por el deseo de pensarnos inmortales». Y sobrevivimos por la inercia de sabernos perecederos.



Cavilares

19.4.18



No ansío que piensen como yo, solo deseo que piensen.



Divisorias

18.4.18



El destino nos encierra en una burbuja de cristal y por ello no reconocemos sus límites.



Salmones

17.4.18



Las personas que se dejan llevar por la corriente nunca sabrán de la libertad de nadar en contra.



Estancias

16.4.18



La mayor traición de la existencia es el abandono de la niñez.



Zapeo

15.4.18



Aburrido miraba su vida pasar cuando decidió cambiar de canal.



Paisaje interior

14.4.18



De corriente levanto la vista por encima de la pantalla del ordenador y con la mirada me alejo de lo que escribo. Es un gesto casi mecánico que me eleva sobre el texto. Me gusta mirar el horizonte, la lejanía cercana a la mirada que alcanza a ver la finitud de un espacio en una línea de mar o en un perfil de montaña, cuando no en las techumbres de los edificios. 

Allí donde se detiene la mirada, la imaginación continúa su camino para ver qué lejos puede ir, hasta dónde llegar para crear un paisaje que no está a la vista y, en cambio, aflora con todos sus detalles. 

Después cierro los ojos y en una prodigiosa función todo se transforma y la mente aventurera comienza la construcción de historias.

Sensateces

13.4.18



No intento tener razón, sólo que exista un mundo razonable.



Cincuenta céntimos

12.4.18



Los días son ásperos entre la gente con la que me cruzo, apenas miradas, por supuesto ningún saludo y menos aún una sonrisa. Sin embargo, son gestos necesarios que esponjan el ánimo y elevan la condición humana. 

En el recodo de una calle, por donde paso a diario, una persona sin hogar me mira a los ojos, me sonríe y me desea que tenga un buen día. En el suelo, junto a un cuenco con monedas, un cartel advierte: ’50 céntimos’. 

Es un aprecio regalado.



Acicalamientos

11.4.18



Hay que despiojar el pensamiento de las ideas que lo parasitan.