Boris Vian en ‘La hierba roja’, quizás el libro más autobiográfico que escribió, dice por boca de uno de sus personajes:
Me robaron dieciséis años de noche, señor Brul. Me hicieron creer, en primero de Bachillerato, que mi único progreso debía consistir en pasar a segundo... En sexto, tuve que hacer la reválida... y luego, un título... Sí, pensé que tenía un objetivo en la vida, Brul... y no tenía nada... Avanzaba por un pasillo sin principio ni fin a remolque de unos imbéciles, precediendo a otros imbéciles. Envolvemos la vida con diplomas. Del mismo modo como te envuelven los polvos amargos con cápsulas, para que te los tragues sin darte cuenta... pero ve usted, señor Brul, ahora ya sé que me habría gustado el verdadero sabor de la vida.
Más tarde que pronto aprendemos las grandes enseñanzas.