Pensantes

27.1.08



Franz Joseph Gall buscó en las turgencias y protuberancias del cráneo la actividad mental. Dedujo que la coronilla inflamada de los ladrones de carteras cobijaba el pensamiento de las ganancias y que las ideas amistosas inflamaban las sienes. Poco después Paul Broca, en su obsesión por hallar dónde se aloja el pensamiento, trepanó el cráneo de un vagabundo mudo y fue a dar con uno de los centros de actividad del lenguaje. La odisea del pensamiento humano nos acerca, cada vez más, a su esencia. Esa que limpiará nuestra mente de las telarañas de las supercherías.

4 apostillas:

Joselu dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Joselu dijo...

La fisiognomía que estuvo tan de moda a finales del siglo XIX tenía más que ver con el ocultismo que con la verdadera ciencia. Sin embargo, el experimento de Broca (¿de ahí el término broca para los accesorios de taladros?)logró alumbrar importantes aspectos del área del lenguaje. La superchería a veces, por suerte, logra dar con cuestiones claves.Una época fascinante en la que personalidades de la cultura creían en el ocultismo y en Mme Blavatsky.

Isabel Barceló Chico dijo...

Me quedo muda, como el vagabundo. Besotes.

Symp dijo...

MÁS CORAZÓN Y MENOS CIENCIA

Más corazón y menos ciencia
o la ciencia del corazón.
Sentir me parece más importante
que comprender.

La pulga salta -es lo suyo-.
Cuando le cortan las patitas de atrás
se vuelve sorda.


Gloria Fuertes.