Machado se preguntaba por boca de Juan de Mairena: «¿De qué nos serviría la libre emisión de un pensamiento esclavo?». O lo que es lo mismo, para qué queremos tantos medios de comunicación si el poder es capaz esclavizar todos sus mensajes.
Desde los grafitos pompeyanos hasta las pintadas en un muro desvencijado, ciertos individuos se han empeñado en contradecir los mensajes ritualizados desde el poder a lo largo de la historia de la humanidad.
Lo que nadie alcanzó a predecir es que habría una herramienta tan potente como Internet, capaz de dar cobijo a millares de individuos dispuestos a corregir los errores y las mentiras del poder. Hoy esto es posible porque una legión de blogueros se empeña, a diario, en cuestionar la voz de los poderosos, y con sus diminutas bitácoras forman un corpus que escupe a las falsedades fabricadas en los cenáculos del poder.
En estos momentos los poderosos son estos blogs que descarnan las mentiras del poder y las hacen circular por el blogomundo, a pesar de las censuras y los ataques a la libertad de expresión tantas veces repetidos.