Despedidas

15.6.07


En un almuerzo de despedida, los comensales reunidos parecen compadecer a la persona que se marcha del espacio público compartido con ellos los últimos veinte años. El adiós les lleva a emitir discursos afectuosos nunca antes pronunciados. Parece que se apenaran por su marcha. Pero lo que no perciben, en el fondo, es que esa persona se lleva, en su retirada, parte de ellos en el tiempo que fue compartido.

2 apostillas:

BLQ dijo...

Yo no sé si alguien tiene una percepción parecida a la mía... pero cuando debo despedirme prefiero hacerlo rápidamente. Sin muchas divagaciones, con un hasta luego nos veremos.

Puede ser frío y contrario a lo que yo soy normalmente, pero si no lo hago así, lentamente me cuesta y al final no puedo irme.

De todas formas, creo que puedo hacerlo rápido porque precisamente sé que me llevo algo de las personas que me despido, sea para siempre o por un tiempo.

Anónimo dijo...

Al despedirnos éramos como dos chicos que se han hecho estrepitosamente amigos en una fiesta de cumpleaños y se siguen mirando mientras los padres los tiran de la mano y los arrastran, y es un dolor dulce y una esperanza, y se sabe que uno se llama Tony y la otra Lulú, y basta para que el corazón sea como una frutilla, y...

J. Cortázar